29.3.11

Un San Valentín ¿Azul?


Hoy vi Blue Valentine. La bajé de internet, ya sea por transa o porque en Pachuca los estrenos llegan tardísimo o simplemente no llegan. Aguas, esto no es una crítica de cine ni nada por el estilo, no me considero de esas personas que saben mucho de cine ni tampoco de las que gustan de esos churros hollywoodenses feos. Nomás es un post de alguien que se quedó pensando en muchas cosas de la vida a partir de esto.

Esta semana vi también The King's Speech y fue simplemente maravillosa. No tengo una sola queja. Al contrario, puros comentarios buenos. Me quedé pensado en que las películas que ganan oscares o que tienen cierto impacto en nosotros son esas de gente ordinaria como nosotros o aún más; gente que en realidad existió y que tuvo un evento traumante o doloroso u horrible que de la nada le cambió la vida de maneras inimaginables, hay personas que se quedan en la mierda y por el contrario hay gente que quién sabe porqué, se levanta con chingos de esfuerzos (y lágrimas) y supera el evento traumante o doloroso u horrible. Y entonces es capaz de contar su historia con todo el orgullo, mirar pa' trás y decir: sí, lo logré y qué chingón soy. Y entonces se ve al evento traumante o doloroso u horrible como algo que tenía que suceder para llegar al punto en el que se encuentra uno ahora y saber que todo el viaje valió la pena y que no se le debe a nadie más que a uno mismo. Y bueno, aparte del Colin Firth que se ve más papucho que nunca (grrrr en trajecito de rey, ¡por dios!), sí, aunque le haga de tartamudo irrasible (porque se enoja cuando le quieren echar la mano para quitarle la tartamudez, el reycito). Solté unas lágrimitas, he de admitirlo y no tanto por la película que te deja con esa pinche sensación bien mariguana de "¡Uffff no mames me voy a comer al mundo!", sino porque me acordé de algunas cosas de mi vida y además andaba yo en un momento muy hormonal (¡Ay ajá, pinche ridícula).

Pero bueno, yo ni iba a hablar de esa película sino de Blue Valentine. Sé que mi amiga Cristina (que ve mucho cine) se declaró detractora, pero preferí no leer sus espoilers hasta verla con mis propios ojitos. Si usté piensa que es una película del amorrrs y piensa ir a verla con su pareja en plan bien romántico o es usted un teenager que aún no sabe qué pedo con las relaciones o le gustan los churros hollywoodenses con final feliz... pues no vaya a verla. No es una película de amor, sino una película de una relación predestinada al fracaso simplemente por la juventud de los protagonistas. Me recordó un poco a mí y un poco a mi mamá.

Es la historia de un muchacho y una muchacha. La muchacha (Michelle Williams) tenía hartos sueños (entre ellos estudiar medicina), era bien inteligente, tenía un noviecillo cogelón, vivía en una familia de tintes machistas donde el papá trataba a la mamá con la punta del pie, su único escape era su abuela con quien pasaba lindos ratos. El muchacho  (Ryan Gosslin) huérfano, apenas si terminó la prepa, no tenía grandes aspiraciones más que conocer a la muchacha de sus sueños (bien romántico él), tenía un trabajo mediocre sin mucha expectativa. Muchacho conoce a muchacha y es bien perseverante pa' sacarle una cita y le dice las cosas que siempre quiso decirle a la muchacha de su sueños. La muchacha -obvio- siente re bonito y se embebe. Apenas están en ese proceso de conocerse y enamorarse cuando ¡ZAZ! la muy pendeja queda panzona (entiéndase que se embaraza). No sabe si es del ex noviecito cogeloncito o del muchacho y ya está decidida a abortar cuando ¡ZAZ! El muchachito le dice (entre cagado de miedo y bien romántico) "Pos vamos a casarnos y a formar una familia" y ¡ZAZ! que la muchachita le sonríe así bien enamoradísima. Se casan en una ceremonia bien equis (de esas con la que ninguna vieja de cultura occidental quisiera) y tienen una niña. La historia, en realidad se desarrolla en un Día de San Valentín de ese presente donde la pareja tiene ya mil pedos y se ven con cara de aguantarse un pedo, la vieja no tolera que el wey la toque (¡Y mucho menos que se la coja!) y él entre que está borracho todo el día y que quiere rescatar la relación por aferradote a la idea que es la vieja de su vida. Se les ve desgastados, deprimidos y enojados. Ves ese presente horrible y a la par ves esos pequeños fragmentos de cuando se estaban enamorando, más jóvenes y rozagantes y emocionados y por supuesto mucho más felices y llenos de sueños. Deprimente, sí. Sobre todo si hemos vivido una relación así. Yo veía a la Michelle cuando ya no quiere que el marido la toque y por esta que era yo. Y seguro que somos todas. Esa misma jeta le vi a mi mamá en el peor punto de su matrimonio (años antes de que decidieran divorciarse, por lo que el peor punto fue muy extenso). Al muchacho lo vi en un ex y en mi papá, dizque tratando de salvar la relación pero hundiéndola cada día más.

¡Deberían prohibirnos enamorarnos tan jóvenes. ¡C'mon! A duras penas sabemos qué queremos estudiar, o quienes somos o qué queremos de la vida cuando ya andamos dando las nalgas. A veces uno está tan enamorado que te dicen "nomás la puntita" y ahí vas de pendeja y peor aún dices "ay, qué chingón... voy a tener un bebé con este wey que es el hombre de mi vida". No te fijas en que tienes miles de sueños y metas y que se ven truncadas no sólo por tener un chamaco, si no también por el hecho de que las metas de las dos personas que conforman la pareja son completamente distintas. Si tú aspiras a una licenciatura, maestría y doctorado y de repente la otra persona aspira nomás a limpiar casas... pos como que no. Y no porque esté mal aspirar a limpiar casas (si acaso existe la aspiración, porque ¡Ah como hay gente que nomás vive por ósmosis!) pero normalmente queremos gente con la que formemos un equipo, que esté en nuestro nivel espiritual e intelectual... o corrijo, eso aprendemos cuando tenemos más experiencia a nivel relaciones. Cuando nos enamoramos por primera vez o siendo muy jóvenes juramos que se trata de la persona con la que queremos pasar el resto de nuestras vidas  (pinches ideas románticas que nos meten de toda la vida) no nos fijamos en si en realidad la persona que tenemos enfrente es lo que soñamos para nosotros, si va para el mismo lugar, y miles de etcéteras. Algunos tenemos la suerte de no embarazarnos y seguir nuestras vidas para seguirla cagando en relaciones posteriores... pero hay gente que comete el gravísimo error ese de coger sin condón porque se siente más rico o porque está uno bien enamorado y ¡ZAZ! estás condenado a pasar el resto de tus días atado a una persona de la que estás bien enamorado, pero que no sabes darte cuenta que no es la persona para ti. No te preocupes, los años te lo van a demostrar. Hay quienes le atinan, pero normalmente no es así.



Bottom line: Puede parecer una historia bien triste, pero no lo es tanto. Ya se los ve tan demacrados, cansados, desgastados, deprimidos, uno alcoholicazo y la otra a un paso de la infidelidad que... lo mejor que les pudo haber pasado fue el divorcio. Ya no se ve la parte bonita, esa donde después de divorciados son realmente felices. Pero esa parte la podemos obviar.

Pero por favor ¡más educación sexual para los chamacos!

Algunas cosas interesantes:
-En el minuto 52 cuando con su requinto le canta una canción a Cindy. Uffff, qué bonito canta él, qué felices se ven, cuánto sonríen, qué bonito baila ella y amé sus botas. ¿Qué canción es esa?
-¿Soy yo o cuando ya se les notan más los años las entradas se Ryan Goslin se ven falsas? Ella se ve más llenita y con el cabello corto. Pero oh sí, que gran diferencia a cuando el amor está en su apogeo a cuando ya caen en la monotonía del matrimonio.
-Me gustó el soundtrack
-Qué guapos los dos.

Creo que a mi amiga Cristina le gustan los finales felices. Por eso.

24.3.11

La persona increíble.

El fin de semana de mucho puente lo pasé sumida en una padrísima depresión auspiciada ni más ni menos que por mi SPM. Ojo, no estuvo tan culera como la de diciembre donde me la pasé en mi cama sin bañarme como 2 días y leyendo Millenium 2 (sí, el de la trilogía) y ni esa estuvo tan culera. Antes las depres me daban mucho más feamente. Ahora podemos decir que estoy aprendiendo a controlarme. No siempre con el éxito deseado, pero le echamos ganitas. 

   Ya había yo dicho que eso del autoconocimiento es un camino largo, tortuoso, doloroso y difícil, pero estoy aprendiendo a vivirlo como debe de ser y así aprender lo más que se pueda de mi misma. Mucha gente ve esto del autoconocimiento como egoísmo, pero es que... ¡Hay que serlo! Si uno no es feliz... ¿Cómo va a dar felicidad? Es imposible y casi casi debería ser una ley de la Física. El punto es... aprender a quererme con mis hormonas, a reírme de ellas, a dejarlas fluir. Ahí vamos. 

   Esto de la soltería me ha sentado muy bien. Ahorita estoy leyendo "La Insoportable levedad del Ser" y de repente subrayo párrafos enteros (una costumbre ya esa de subrayar las cosas que me impactan en mis lecturas, quién sabe, tal vez en unos años que relea no entienda el porqué o lo entienda aún mejor), me siento a leer en lugares donde sé que voy a estar concentrada. Estoy aprendiendo a descubrirme y descubrir esos ratos en que estoy inspirada y casi casi meditando. Cuando me doy cuenta estoy subrayando líneas, acto seguido cierro el libro y me quedo meditando profundamente en lo que acabo de leer. De repente siento el aire en mi cara, tocó el libro con las yemas de mis dedos sintiendo intensamente las texturas del papel, miro mis manos, escucho lo que sucede a mi alrededor y cierro los ojos. Por algunos instantes floto.... para regresar a la lectura. Hay libros que a veces caen en nuestras manos de las maneras más raras, aunque siempre hayas querido leerlos, aunque siempre los hayas tenido en lista de espera. Quizás los intentaste leer meses o años antes y no pudiste con las primeras 2 páginas y de nuevo los tienes entre las manos y esta vez no los dejas ir. Al menos así me pasa a mi. Llevo meses intentando terminar Atlas de Geografía Humana y nomás no puedo. No me frustro tampoco, sé que llegará el día en que lo lea con toda atención... por algo será. Los libros, como muchas otras cosas en la  vida llegan en momentos justos. 

   Y entonces me dio el SPM. Anduve ansiosa, needy, paranoica. Me sentí sola. Lo cual es una pendejada, lo sé. Pero... así me sentí. Es de esos días en que nomás necesitas que te apapachen... ¿Por qué no rentaran novios sólo para los días de SPM? El SPM me da aproximadamente una semana antes de que llegue la menstruación. Los síntomas son claros: retención de líquidos e intolerancia a los comentarios que en any given day me resultarían no sólo intrascendentes sino también graciosos. Estos son días en que puedo ir del enojo al llanto en cuestión de segundos (sí, de segundos... ¬¬). Es horrible porque siento una bipolaridad incontrolable dentro de mi. 

   Días antes ya había yo pensado en la conveniencia y hermosura de mi soltería. No pedir permisos a nadie y sobre todo el hecho de que me estoy disfrutando tanto tanto y amo tanto los momentos conmigo que... no sé si quiero invertir tiempo en alguien más. Me estoy conociendo, estoy llegando a conocer como balancearme, como ser mejor persona, como encontrar mis puntos de creatividad, tratando de ser más disciplinada... estoy adaptándome a la nueva Dana. Porque sí, señores. Ésta que leen ahorita no es la misma que leyeron hace uno o dos años, no. Soy otra. Y desde la infancia que no me reencontraba conmigo. Estaba en la adolescencia cuando el difícil divorcio de mis papás, lo que me convirtió en una muchachilla asustada, problemática, rebelde, borracha, desubicada, traumada y con bajísima autoestima. Entonces nunca tuve el verdadero asentamiento ese que tengo ahorita de enfrentarme con mi adultez cara a cara y de ver a lo que me pasó antes y decir "ya, salí victoriosa". Nunca, sin embargo, fui una chavilla normal... siempre le tiré a la sabiondez, precocidad y una suerte de madurez pedorra. No sé, mis instintos protectores derivados de ser la primera hija y primera nieta y los libros que me leí a escondidas siendo una niña. El caso es que apenas estaba saliendo de mi adolescencia, se me viene el divorcio, dejo la escuela, me enamoro del primer pendejo que se me aparece, viene la relación tormentosa, la asquerosa ruptura, la muerte de mi tío y el cáncer de mi abuelo... Y nunca, en ningún momento me había sentado a pensar en qué pedo conmigo. Así, de frente verme en un espejo, analizarme, decirme mis verdades, resignarme y aprender a quererme así... hasta ahora. 

Hace poco (¡por fin!) lo hice, me odié, me enojé conmigo... y luego racionalicé y aprendí a quererme tal cual. Muchos de mis miedos, mis frustraciones y mis traumas vienen de mi infancia, las cosas que vi y que viví. Ya encarando eso es mucho más fácil darse cuenta de las caguizas de ahora y si bien no se pueden remediar ya, se aprende a vivir con ellas y, oh sí, aprender. Bien sobrevalorado eso de "aprender del pasado", pero no es nomás eso, sino decir "no lo vuelvo a hacer porque ya lo hice y vi lo mierda que fue". Sólo así uno aprende de su persona y se quiere tal cual es. Con las malas decisiones y todo. 

Me di cuenta que todos esos años fui el Roble. Y me rompí. Hoy soy bambú... y fluyo con el aire. Me dejó llevar. Es más fácil, más ligero que oponer resistencia. 

Y entonces ¡ZAZ! Me hallé chilloteando por mi soledad. Menuda vieja. Y me dije "pero Dana, ¿No que quieres estar sola?" Bueno, más bien era mi ego herido. ¿Conoce usted la teoría de las velas, querido lector? Sí, esa donde tienes varias velitas prendidas como símbolo de algo parecido al ego y a la necesidad humana de sentirse querido. Uno tiene las velitas para que le den afecto, cariño, oídos, sexo... lo que sea que uno busque. Pues nada... que me ardió saber que una cochina vela se me extinguía. Y dije: ¡pero joder! ¿Cómo que la vela se me extingue si es mi vela la más prendidita, la que más me gusta? ¡¿Y cómo que se me apaga por prender otra vela en otro lado que no soy yo?! Pues sí. Mi ego. Hablaría cosas de la vela y la vela que acaba de prender, pero la mera verdad sería pura ardidez y no, estoy hablando de mi. Pos total que dije: "ni madres. Nomás pasa que la vela se apagó en un momento hormonal de tu mes y te estás poniendo peorcito que de costumbre. Toma las riendas, no hagas pendejadas (como antaño) y regálate algo". Me regalé tiempo con un gran amigo, me regalé un tinte de cabello nuevo, me regalé unas chick flicks con chingos de girl power (recomiendo ampliamente He's Not Than Into You, de mis favs forevah), me regalé chilladera por las pendejadas que vi al sumergirme en las Chick Flicks (limpiaba mis lagrimales nomás), me regalé una micheladita bien rica, me regalé tantito sol y pasto, me regalé una comida con mi abuelo con su respectiva plática (aaaah cómo me nutren esas pláticas donde mi abuelo es de mis mejores amigos), me regalé ratos con mi familia. Y al final, regresé a la civilización el lunes en la noche sintiéndome completamente fuera de lugar. Salí de mi punto ese de confort en el que andaba regalándome cosas. Vino en martes, entre raro y estable. Vi a alguien que no hace más que ponerme en la buena vibra... y entonces me pasó algo MARAVILLOSO. 

   Pasé la tarde con una persona INCREÍBLE. Fuimos a tomar café. Nos sentamos a leer en completa paz. Nos sonreíamos. Y reíamos. Después fuimos al cine (la persona y yo nunca habíamos ido al cine solas). Vimos The King's Speech. La disfrutamos montones. En algún punto de la película IT HIT ME (¡ay, como amo esta frase!). Toqué el corazón de ámbar regalo de mi abuela que casi siempre traigo en el  cuello. La persona increíble y yo hicimos una conexión perfecta y única. Me dijo directamente: "Ámate, ya viste lo bien que lo pasas sola, vales muchísimo. Te estás preparando, eso es todo. Por eso no te has enamorado... Te estás preparando para cuando llegue la persona indicada entonces sí irte de nalgas, por eso no te has ido. El ego vale pa' pura madre. Aprende de tus pendejadas. Aprende a quererte con ellas. Aprende a no cometer ese tipo de pendejadas, sino nuevas pendejadas para que vuelvas a aprender de ellas. Vales tanto. Eres una mujer única. Pero necesitas encontrar alguien que te complemente, que cubra tus necesidades. No puede ser cualquiera. Por eso no te has sentido arrobada, ni en las nubes, ni enamorada. Pero cuando lo conozcas es que vas a saber que estás preparada con sólo verlo a los ojos". ¡Aaaaah, ya sé que esto suena súper chaqueterísimo y barato! Pero eso me dijo la persona increíble y yo se la creí todita. Sin reparos. Toqué el corazón de ambar que está justo a la altura de mi corazón y pensé en todo lo que he cambiado, en la manera en que mi vida es una cosa hermosa... si al menos en mis épocas de llantos incontenibles y tan dolorosos que quemaban el pecho alguien me hubiera dicho que iba a ser tan feliz, no le hubiera creído, pero al menos hubiera sentido esperanza. Esperanza fue lo que sentí cuando Alexis, una mujer que vi sólo una vez en la vida me dijo "tú lo vas a sentir en cuanto lo mires a los ojos" (sí, ya sé que también suena a banalidad barata del Novedades, pero así fue). Así pasan las cosas. IT JUST HITS YOU. Un día de la nada todas las cosas toman forma, los rompezabezas se unen, entiendes perfecto el porqué de los acontecimientos... La Persona Increíble y yo salimos del cine dando brinquitos, nos tomamos de la mano, nos dimos cuenta de lo chingonas que son nuestras vidas, de lo padre que es quererse como nos queremos, cantamos y bailamos en la calle, le sonreímos a los desconocidos, dejamos de tener miedo, nos dimos cuenta que acá nomás se viene a aprender y que de la velita apagada y mi ego aplastadito también se aprende, pa' la otra ya sé qué pedo con las velas y cómo está la cosa. ¡Está bien! ¡Estamos experimentando! ¡Conociendo y conociéndome! La persona increíble me llevó a casa de la mano, me dijo cuanto me amaba (¡Todo el amor! ¡Sin escatimar!) y me dejó en la puerta. Yo sonreía mucho. 

Lo más increíble de La Persona Increíble es que La Persona Increíble es nada más y nada menos que yo. ¡Gracias por la tarde maravillosa! ¡Me estoy enamorando muy cabrón! 

Nota mental: Yo sí creo que antes de cualquier amor de pareja está el amor propio. De allí parten todas todas TODAS nuestras relaciones en la vida. Y el amor, recuerden, implica MUCHAS cosas como aceptarnos con lo bueno y lo malo.  

17.3.11

Política y otras patrañas

La lucha política consiste en simular ante los demás que uno ve el poder con indiferencia. (El seductor de la patria Enrique Serna)


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