Hoy vi Blue Valentine. La bajé de internet, ya sea por transa o porque en Pachuca los estrenos llegan tardísimo o simplemente no llegan. Aguas, esto no es una crítica de cine ni nada por el estilo, no me considero de esas personas que saben mucho de cine ni tampoco de las que gustan de esos churros hollywoodenses feos. Nomás es un post de alguien que se quedó pensando en muchas cosas de la vida a partir de esto.
Esta semana vi también The King's Speech y fue simplemente maravillosa. No tengo una sola queja. Al contrario, puros comentarios buenos. Me quedé pensado en que las películas que ganan oscares o que tienen cierto impacto en nosotros son esas de gente ordinaria como nosotros o aún más; gente que en realidad existió y que tuvo un evento traumante o doloroso u horrible que de la nada le cambió la vida de maneras inimaginables, hay personas que se quedan en la mierda y por el contrario hay gente que quién sabe porqué, se levanta con chingos de esfuerzos (y lágrimas) y supera el evento traumante o doloroso u horrible. Y entonces es capaz de contar su historia con todo el orgullo, mirar pa' trás y decir: sí, lo logré y qué chingón soy. Y entonces se ve al evento traumante o doloroso u horrible como algo que tenía que suceder para llegar al punto en el que se encuentra uno ahora y saber que todo el viaje valió la pena y que no se le debe a nadie más que a uno mismo. Y bueno, aparte del Colin Firth que se ve más papucho que nunca (grrrr en trajecito de rey, ¡por dios!), sí, aunque le haga de tartamudo irrasible (porque se enoja cuando le quieren echar la mano para quitarle la tartamudez, el reycito). Solté unas lágrimitas, he de admitirlo y no tanto por la película que te deja con esa pinche sensación bien mariguana de "¡Uffff no mames me voy a comer al mundo!", sino porque me acordé de algunas cosas de mi vida y además andaba yo en un momento muy hormonal (¡Ay ajá, pinche ridícula).
Pero bueno, yo ni iba a hablar de esa película sino de Blue Valentine. Sé que mi amiga Cristina (que ve mucho cine) se declaró detractora, pero preferí no leer sus espoilers hasta verla con mis propios ojitos. Si usté piensa que es una película del amorrrs y piensa ir a verla con su pareja en plan bien romántico o es usted un teenager que aún no sabe qué pedo con las relaciones o le gustan los churros hollywoodenses con final feliz... pues no vaya a verla. No es una película de amor, sino una película de una relación predestinada al fracaso simplemente por la juventud de los protagonistas. Me recordó un poco a mí y un poco a mi mamá.
Es la historia de un muchacho y una muchacha. La muchacha (Michelle Williams) tenía hartos sueños (entre ellos estudiar medicina), era bien inteligente, tenía un noviecillo cogelón, vivía en una familia de tintes machistas donde el papá trataba a la mamá con la punta del pie, su único escape era su abuela con quien pasaba lindos ratos. El muchacho (Ryan Gosslin) huérfano, apenas si terminó la prepa, no tenía grandes aspiraciones más que conocer a la muchacha de sus sueños (bien romántico él), tenía un trabajo mediocre sin mucha expectativa. Muchacho conoce a muchacha y es bien perseverante pa' sacarle una cita y le dice las cosas que siempre quiso decirle a la muchacha de su sueños. La muchacha -obvio- siente re bonito y se embebe. Apenas están en ese proceso de conocerse y enamorarse cuando ¡ZAZ! la muy pendeja queda panzona (entiéndase que se embaraza). No sabe si es del ex noviecito cogeloncito o del muchacho y ya está decidida a abortar cuando ¡ZAZ! El muchachito le dice (entre cagado de miedo y bien romántico) "Pos vamos a casarnos y a formar una familia" y ¡ZAZ! que la muchachita le sonríe así bien enamoradísima. Se casan en una ceremonia bien equis (de esas con la que ninguna vieja de cultura occidental quisiera) y tienen una niña. La historia, en realidad se desarrolla en un Día de San Valentín de ese presente donde la pareja tiene ya mil pedos y se ven con cara de aguantarse un pedo, la vieja no tolera que el wey la toque (¡Y mucho menos que se la coja!) y él entre que está borracho todo el día y que quiere rescatar la relación por aferradote a la idea que es la vieja de su vida. Se les ve desgastados, deprimidos y enojados. Ves ese presente horrible y a la par ves esos pequeños fragmentos de cuando se estaban enamorando, más jóvenes y rozagantes y emocionados y por supuesto mucho más felices y llenos de sueños. Deprimente, sí. Sobre todo si hemos vivido una relación así. Yo veía a la Michelle cuando ya no quiere que el marido la toque y por esta que era yo. Y seguro que somos todas. Esa misma jeta le vi a mi mamá en el peor punto de su matrimonio (años antes de que decidieran divorciarse, por lo que el peor punto fue muy extenso). Al muchacho lo vi en un ex y en mi papá, dizque tratando de salvar la relación pero hundiéndola cada día más.
¡Deberían prohibirnos enamorarnos tan jóvenes. ¡C'mon! A duras penas sabemos qué queremos estudiar, o quienes somos o qué queremos de la vida cuando ya andamos dando las nalgas. A veces uno está tan enamorado que te dicen "nomás la puntita" y ahí vas de pendeja y peor aún dices "ay, qué chingón... voy a tener un bebé con este wey que es el hombre de mi vida". No te fijas en que tienes miles de sueños y metas y que se ven truncadas no sólo por tener un chamaco, si no también por el hecho de que las metas de las dos personas que conforman la pareja son completamente distintas. Si tú aspiras a una licenciatura, maestría y doctorado y de repente la otra persona aspira nomás a limpiar casas... pos como que no. Y no porque esté mal aspirar a limpiar casas (si acaso existe la aspiración, porque ¡Ah como hay gente que nomás vive por ósmosis!) pero normalmente queremos gente con la que formemos un equipo, que esté en nuestro nivel espiritual e intelectual... o corrijo, eso aprendemos cuando tenemos más experiencia a nivel relaciones. Cuando nos enamoramos por primera vez o siendo muy jóvenes juramos que se trata de la persona con la que queremos pasar el resto de nuestras vidas (pinches ideas románticas que nos meten de toda la vida) no nos fijamos en si en realidad la persona que tenemos enfrente es lo que soñamos para nosotros, si va para el mismo lugar, y miles de etcéteras. Algunos tenemos la suerte de no embarazarnos y seguir nuestras vidas para seguirla cagando en relaciones posteriores... pero hay gente que comete el gravísimo error ese de coger sin condón porque se siente más rico o porque está uno bien enamorado y ¡ZAZ! estás condenado a pasar el resto de tus días atado a una persona de la que estás bien enamorado, pero que no sabes darte cuenta que no es la persona para ti. No te preocupes, los años te lo van a demostrar. Hay quienes le atinan, pero normalmente no es así.
Bottom line: Puede parecer una historia bien triste, pero no lo es tanto. Ya se los ve tan demacrados, cansados, desgastados, deprimidos, uno alcoholicazo y la otra a un paso de la infidelidad que... lo mejor que les pudo haber pasado fue el divorcio. Ya no se ve la parte bonita, esa donde después de divorciados son realmente felices. Pero esa parte la podemos obviar.
Pero por favor ¡más educación sexual para los chamacos!
Algunas cosas interesantes:
-En el minuto 52 cuando con su requinto le canta una canción a Cindy. Uffff, qué bonito canta él, qué felices se ven, cuánto sonríen, qué bonito baila ella y amé sus botas. ¿Qué canción es esa?
-¿Soy yo o cuando ya se les notan más los años las entradas se Ryan Goslin se ven falsas? Ella se ve más llenita y con el cabello corto. Pero oh sí, que gran diferencia a cuando el amor está en su apogeo a cuando ya caen en la monotonía del matrimonio.
-Me gustó el soundtrack
-Qué guapos los dos.
Creo que a mi amiga Cristina le gustan los finales felices. Por eso.