Ricardo es un güey harto complicado, pero buen tipo. Cuando yo lo conocí, simplemente me cagó la madre. Competitiva como soy, vi en él cosas que veo en mi y una creatividad y un talento que me daban miedo. Supongo que al final de cuentas era algo de envidia. Pero también supe ver en él mucho potencial y con el tiempo aprendí respetar todo lo que de su mente salía. La próxima semana se va a España y en algún punto de 2009 nuestros caminos se cruzaron y nos encontramos platicando por horas de cosas como física cuántica y las 10 dimensiones (taunque son cosas de las que yo no sé ni pito). Como todas las cosas que escribo en este blog, creo que los momentos y personas que aparecen en nuestras vidas en momentos determinados aparecen por algo aunque nunca sepamos a ciencia cierta porqué. Lo que hoy sé es que Ricardo me ayudó muchísimo esos meses y que me alegro mucho que apareciera como apareció (aunque ya llevaba meses allí y yo no había tenido el tino de percatarme). Ricardo fue el único que se preocupó por mi, cuando todas aquellas que yo llamaba "amigas" desaparecieron como por arte de magia y mientras más deprimida y vulnerable estaba yo. No sé cómo diablos es que terminé ese semestre, porque no estaba con ánimos de estudiar, ni de ser, ni de estar. Sólo quería dormir y llorar y allí estaba Ricardo para echarme porras y la verdad es que tenía tanto miedo y se convirtió en una figura tan importante e imponente en mi vida, que el hecho de que Ricardo pudiera regañarme me motivaba a hacer las cosas.
De la persona chiquita y chillona de hace unos meses, queda muy poco y sólo algunos días del mes. Pero Ricardo ha ido de la mano conmigo. Y ahora se va a España un semestre. No puedo más que decir que me muero de envidia, pero también me da mucho gusto por él. El sábado, mientras nos embriagábamos, le dije que ojalá algún día me encontrara un hombre como él. Me contestó que ojalá algún día se encontrara a una mujer como yo.
Y entonces pensé que quién sabe si será un Pedro, un José, un Alejandro, un Friederich, un Alan, un Frank, un Felipe, un Francois, un Guido y ni siquiera me atrevo a descartar a los que se llaman como mis exes (a quienes por supuesto no mencionaremos en este blog). No sé cómo se llamará el próximo hombre de quien me enamoraré ni sé cuando suceda eso, pero... you know what? Después de tanto y tanto, lo que hoy me toca hacer es disfrutarME. Estoy tan cansada de eso de las relaciones de pareja, que creo que por ahora necesito estar sola. Y me viene bien. Me disfruto y me quiero tanto, que doy asquito...
Entonces, Ri se va. Yo me quedo. ¡Y que venga lo que tenga que venir!
Entre semana soy una coordinadora que se estresa y hace yoga, que disfruta muchas cosas a su alrededor y que se toma esta etapa con toda calma. Los fines de semana soy una loca, borracha y dicharachera que va a donde la inviten y que se ríe mucho. ¿En unos meses? Ya veremos...
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