30.8.10

Pretendamos

IMAGINEMOS QUE ME ENAMORAS. Y QUE YO ME DEJO A SABIENDAS DE QUE NO ERES NADA PARA MI. UN SIMPLE MORTAL. PERO FINJO QUE TE CREO. FINJO QUE CREO CUANDO ME DICES QUE TE ESTÁS ENAMORANDO. FINJO QUE CREO QUE TE INTERESO.  Fingimos que hacemos el amor, cuando en realidad sólo cogemos. FINJO QUE CREO QUE TUS BESOS SON REALES. LO HAGO PORQUE SÉ QUE EN EL FONDO, TÚS ABES QUE ESOS BESOS NO SON EN SERIO. NI TÚ NI YO NOS SABEMOS COMPATIBLES. TÚ EN LO TUYO Y YO EN LO MÍO. Pretendo que te amo, pretendes que me enamoras. Así de fácil. Yo sé mi cuento, tú sabes el tuyo, pero cada uno sabe sus debilidades. 




Y entonces, no sé qué suceda. 

Porque sé que te dije que pretendería. Y no sé en qué momento dejé de pretender y simplemente me enamoré. Sé que no es mutuo. Pero por lo menos, es real. 

No sé en qué momento decidí dejar de pretender, para empezar a sentir. Sin duda alguna, la cagué. 

17.8.10

El cabroncete machista

Cuando pasé de una simple teacher (aunque quiero aclarar que el oficio no tiene nada de simple y es de hecho, algo que quiero hacer toda la vida: enseñar) a ser coordinadora, fue porque las cosas se acomodaron solas. Sin embargo me gusta pensar que también fue algo que me gané. Siempre di lo mejor de mi en aula y eso hizo que un jefe (a quien terminé odiando absolutamente y creo que era mutuo) decidiera que yo era apta para convertirme en Trainer y Counseler. Francamente no sé cómo hice para pasar dicha capacitación y ser aprobada desde el departamento académico porque en esos tiempos transcurría el muy horrible (para mi) año 2009 y estaba yo justo en los días de la chilladera, el insomnio y la zombienéz. Pero supongo que algo de ganitas le debí haber echado pa' poder convertirme en Trainer- counseler (cosa que te da otra categoría en la compañia). 

   Mi primer training fue con un egipcio más de 10 años mayor que yo que me inspiraba un terror inimaginable. Vamos, que el hombre viene de un país donde obviamente los hombres tienen una posición que supera en todo a la posición de la mujer. Y de repente me tiene a mi, una chavita y luego mujer, dándole capacitación, pues obviamente me odiaba. Douha al principio optó por ignorarme y por dirigirse a los demás, antes que a mi. Y eso me sacaba completamente de mis casillas. Él decía que era por la manera grosera en que me dirigía a él. Y entonces intenté el ser mucho más suave. Parece ser que funcionó. En ese training nunca logré ser completamente quien mandara, pero por lo menos al final Douha se portaba mucho más amable y me escuchaba más respetuosamente. 

   Y ahora que he pasado a ser coordinator hay un cabroncete que me hace la vida de cuadritos. Sí, un cabroncete que quería mi puesto, pero a quien le arruiné la jugada al llegar a la sucursal antes de que le pudiera ser dado un puesto para el que yo tenía (sí, a mis 23) más experiencia y capacitación. La cosa es que dicho cabroncete me tira tierra cada vez que puede y disfruta en sobremanera caerme en mis errores. Que si se me olvidó esto o si hice aquello. No pierde oportunidad de ir y acusarme con mi jefa (al más puro estilo primaria). Tengo que ser flawless, pero la verdad es que eso me ha sido casi imposible. Primero, porque cuando yo llegué a ese puesto, tenía en casa a alguien que amé profundamente en estado terminal, no tenía cabeza para ser flawless y a decir verdad, me tuvieron mucha paciencia. Ahora que toda esa etapa ha pasado y que estoy en franca recuperación es cuando el cabroncete ya me odia. Nunca había tenido que lidiar con personas que por mi condición de mujer joven en un puesto superior al de ellos me pusieran tantas trabas. Me he visto envuelta en chismes y en episodios de completa ira en los cuales he sido muy paciente y he encontrado la forma más diplomática de decir las cosas. Sólo una vez me sacó de mis casillas y lo mandé a la chingada. Craso error, porque a la que cagaron después fue a mi, alegando que "no se puede hablar conmigo" (tengo que ser flawless, remember?). Pero vamos, que en general he sido muy paciente. Aunque ya ha llegado el día en que los problemas de comunicación ya están bastante avanzados (insalvables no lo creo y además soy fiel creyente de que con buena comunicación las cosas funcionan mejor). Él va y le dice una cosa a mi jefa, y mi jefa me lo dice a mi y yo algo le digo a mi jefa y lo ignoro. Lo dejo pasar. No tengo nada de ganas de lidiar y hacer entender a un tipo machista, necio y además negativo que cree tener la razón siempre (de esa especie que se siente superior a todos). Cero ganas. Me parece una pérdida de tiempo. Aunque supongo que tarde o temprano tendré que hacerlo y sólo lo pospongo. 

   La cosa es que al final del día, el cabroncete no sabe que me vale pito lo que piense. Su machismo también me vale madres. Si antes ninguna mujer estuvo por encima de él, francamente no es mi problema y tendrá que adaptarse. Y que se agarre, porque últimamente estoy a mi 100% y voy con todo. Sé que hace corajes al pensar en mi (lo cual me resulta un tanto conmovedor e hilarante). La verdad es que yo me tomo esto como aprendizaje y en general me llevo la vida bien tranquila. El lugar se presta a que yo esté en un momento súper relax y lo vea como un inter en lo que decido qué cosa hacer con mi vida. Pero él se quedará aquí para siempre viviendo la vida mediocre que ha decidido llevar y haciendo corajes por las cosas que los demás hacen o dejan de hacer. Y eso, my dear, me parece una reverenda pendejada. Mira que preocuparte y amargarte por los demás... Algo muy común en los pueblos de por aquí, anyways. Pero... que lo hagan otros. Yo no. Yo nomás me río y me sonrío. Al fin que son gratis.

16.8.10

Quesque Ricardo se nos va...

Ricardo es un güey harto complicado, pero buen tipo. Cuando yo lo conocí, simplemente me cagó la madre. Competitiva como soy, vi en él cosas que veo en mi y una creatividad y un talento que me daban miedo. Supongo que al final de cuentas era algo de envidia. Pero también supe ver en él mucho potencial y con el tiempo aprendí respetar todo lo que de su mente salía. La próxima semana se va a España y en algún punto de 2009 nuestros caminos se cruzaron y nos encontramos platicando por horas de cosas como física cuántica y las 10 dimensiones (taunque son cosas de las que yo no sé ni pito). Como todas las cosas que escribo en este blog, creo que los momentos y personas que aparecen en nuestras vidas en momentos determinados aparecen por algo aunque nunca sepamos a ciencia cierta porqué. Lo que hoy sé es que Ricardo me ayudó muchísimo esos meses y que me alegro mucho que apareciera como apareció (aunque ya llevaba meses allí y yo no había tenido el tino de percatarme). Ricardo fue el único que se preocupó por mi, cuando todas aquellas que yo llamaba "amigas" desaparecieron como por arte de magia y mientras más deprimida y vulnerable estaba yo. No sé cómo diablos es que terminé ese semestre, porque no estaba con ánimos de estudiar, ni de ser, ni de estar. Sólo quería dormir y llorar y allí estaba Ricardo para echarme porras y la verdad es que tenía tanto miedo y se convirtió en una figura tan importante e imponente en mi vida, que el hecho de que Ricardo pudiera regañarme me motivaba a hacer las cosas.

   De la persona chiquita y chillona de hace unos meses, queda muy poco y sólo algunos días del mes. Pero Ricardo ha ido de la mano conmigo. Y ahora se va a España un semestre. No puedo más que decir que me muero de envidia, pero también me da mucho gusto por él. El sábado, mientras nos embriagábamos, le dije que ojalá algún día me encontrara un hombre como él. Me contestó que ojalá algún día se encontrara a una mujer como yo.

   Y entonces pensé que quién sabe si será un Pedro, un José, un Alejandro, un Friederich, un Alan, un Frank, un Felipe, un Francois, un Guido y ni siquiera me atrevo a descartar a los que se llaman como mis exes (a quienes por supuesto no mencionaremos en este blog). No sé cómo se llamará el próximo hombre de quien me enamoraré ni sé cuando suceda eso, pero... you know what? Después de tanto y tanto, lo que hoy me toca hacer es disfrutarME. Estoy tan cansada de eso de las relaciones de pareja, que creo que por ahora necesito estar sola. Y me viene bien. Me disfruto y me quiero tanto, que doy asquito...

   Entonces, Ri se va. Yo me quedo. ¡Y que venga lo que tenga que venir!

   Entre semana soy una coordinadora que se estresa y hace yoga, que disfruta muchas cosas a su alrededor y que se toma esta etapa con toda calma. Los fines de semana soy una loca, borracha y dicharachera que va a donde la inviten y que se ríe mucho. ¿En unos meses? Ya veremos...