15.12.12

La maestra Feli

Hoy encontré  a la maestra Feli en Internet. Fue mi profesora de 2do de Primaria y de algunas clases en la secundaria. La amaba mucho. Era dura, inteligente, regañona. Pero no sé... mi niña de  7 y 12 años me dice a mis 25 que fue una de las grandes mujeres que influenció en mi infancia.

Entre pasillos era motivo de cotilleo entre nosotros los alumnos porque era de las maestras de más de 30 solteras junto con la Maestra Bibi, la de inglés y otras. Decíamos que era la maldición de la escuela y siempre sospeché que ella sabía de esos cotilleos y los odiaba. En algún punto entre mi salir de la secundaria la mestra Feli desapareció. Se decía -porque en ninguna época de la vida los adultos han considerado en explicarle las cosas a los niños- que se había ido a USA en un programa de profesores. Que estaría unos meses allá y después regresaría. Nunca regresó. Durante meses (quizá años) la busqué infructuosamente en Facebook sin encontrarla. Hasta hoy.

Seguramente ella recordará mejor que yo algunas cosas que sucedieron mientras ella era mi profesora. Intento recordar detalles, pero la verdad es que recuerdo muy pocos: recuerdo que era mi profesora de química en la secundaria, que era magnífica profesora porque a pocos profesores les entendía como a ella. Que era durísima. Que imponía no sólo a alumnos, sino también a profesores. En algún punto en mi crecimiento volvía a ella, a recordar. Siempre ha sido un recuerdo cálido. Entendí que era soltera, por ejemplo, precisamente porque era una mujer muy inteligente y muy independiente y en México, en un pueblito como Atotonilco jamás iba a encontrar a alguien para ella. Para mí, ella se merecía un tipazo que la igualara en cualidades.

Hoy que la encontré en Facebook conocí a su marido, un gringo altísimo y sonriente. La abraza, le dice cosas maravillosas en los comentarios de las fotos. Los vi en partidos de Hockey, haciendo voluntariado, andando en bici por Wisconsin, viajando a México, haciendo comida mexicana, abrazados... La vi feliz. Y yo también me sentí muy feliz por ella.

Tengo esperanza, you see? Y me faltan chingos de cosas por hacer. 

20.10.12

Esto y ya.

Hoy vivo en Brno, República Checa. Llevo ya 5 semanas aquí y me faltan poco menos de 5 meses para regresar a México.

Han habido momentos donde he deseado quedarme, sobre todo cuando veo las noticias en México.

Mi amigo Paco vivió en Polonia por 2 años. ¿Por qué regresaste a México? Le preguntaba yo, con un aire de "qué pendejo eres", porque en mi lógica era muy estúpido regresar a un país tan poca cosa comparado con un país europeo. Muchos años de mi vida creí que yo terminaría viviendo en Europa. Paco me decía (también con un tono de "qué pendeja estás") que México es México y que México no tiene nada que pedirle a un país Europeo. Después me contaba su historia de él y las bicis (porque es una historia que me ha contado varias veces porque era demasiado cabeza dura para entender su preferencia de México sobre Europa) y sus ganas de regresar a México a hacer de él un mejor país. La historia me parecía muy bonita, pero incomprensible.

Semanas antes de venir Brenda me preguntaba "¿No estás emocionada?" Y yo le decía: la verdad que no. "Ash, me caes mal.", me replicaba ella. Yo también me caía un poco mal. Incluso en los momentos más hermosos de los últimos meses, donde descubrí una de mis grandes y frustradas pasiones (el activismo social) no me permitía emocionarme. No sé si me contenía o si es que lo racionalizaba. Sin embargo, cuando lo meditaba, en el carro o con unas chelas encima o con música bonita de fondo, me decía a mí misma lo afortunada que era. Lo soy. Cada una de las cosas que me he propuesto, de alguna u otra manera, terminan sucediendo. Soy afortunada. No creo en dios, por lo que me doy todo el crédito mediante trabajo, esfuerzo y una serie de circunstancias que yo he puesto en mi camino, algunas parecen casualidades y otras han sido completamente decisiones mías.

Mientras subía al vuelo que me traería a donde hoy estoy, sólo podía pensar en que estoy muy loca. En que esto que hice fue algo que me ha sacado completamente de mi zona de confort y hoy me percato de que están pasando tantas cosas a las que no estaba acostumbrada o que no me gustan y me irritan, que sólo puede significar que aprenderé mucho de esto.

Soy de las más grandes en el grupo de los erasmus. Tengo 25. Ya estoy algo vieja para esto que ellos viven hoy. Para algunos es la primera vez que viven solos y que dejan su país de origen. Yo vivo sola desde los 17. Han habido períodos de mi vida donde no he tenido ni pa' comer. A veces me ha ido bien, otras veces pésimo. Pero al final, soy una buena persona y sí, he aprendido mucho, sobre todo de las cosas malas. Total que a veces estos chamaquitos me desesperan, me dan ganas de cachetearlos, de hacerles un pinche reality check... pero ¿yo qué? La vida siempre se encarga de eso y a los 20 yo era igual o más pendeja.

Mi tolerancia ha llegado a puntos límites e históricos. No pensé después de tooodooo lo que me pasó en el 132 me volvería a sentir así de irritada. Pero allá aguantaba más vara porque estaban mis amigos a la vuelta de la esquina o de una llamada, porque estaba en mi casa, con mis cosas y mis libros, porque bastaba ir a llenar de besos a mi sobrina y mirar su cortita vida toda maravillada para llenarme de energías. Acá no tengo eso. :'( Acá estoy totalmente fuera de mi zona de confort. No están mis amigos, ni mi casa, ni mi cocina, ni mi comida, ni mi familia, ni mi sobrina, ni mis hermanas, ni mis abuelos, ni mi coche, ni mi sol que dura más horas al día, no está mi trabajo, ni mi rutina diaria, no está mi 132 que me mantenía ocupada y la sensación de hacer algo que mejoraría mi país, no están mis planes a futuro para hacer cosas padres en México (que nacieron a partir del 132), no está Carola, ni Brenda, ni la Mini, ni Raúl, ni Irving ni los tacos a media noche, ni la Rata Roja para godinear los viernes.

Están los erasmus, tener que generar nuevas amistades y cariños a partir de la nada, están menos horas de sol, están las clases chingonas, está una cultura que estoy aprendiendo y que no se parece en nada a la mía, están las cosas que me irritan de las personas como el racismo y la xonofobia y que me hacen percatarme de la clase de persona que no quiero ser y de la clase de personas que no quiero tener en mi vida, están un montón de chavitos que se la viven en la peda y que a primera vista parecen no tener ninguna similitud conmigo, está descubrir un montón de cosas de mí que me cagan y que nomás ando proyectando en las cosas que me cagan de los demás, está una comida que no me gusta y que a veces tengo que comer porque ya es hora de comer y no porque se me antoje, está mi incompatibilidad con los antros y la gente que a éstos acude, está darme cuenta que en México era una huevonzaza que no caminaba y se la vivía en el coche y que regresando necesito comprar una bici, está darme cuenta que dormía poco y trabajaba mucho pero me gustaba vivir ocupada porque así no tenía que meditar nadita, están los planes on hold, está sentirme orgullosa de que ahora me gustan los hombres buenos, está mi soledad a la que no le tengo una pizca de miedo,  está el tiempo muerto que después de muchos meses de no existir tengo que aprender a administrar en leer y en mí... Está encariñarme con lo que tengo hoy aquí y que parece difícil, pero que es un camino que ya estoy recorriendo porque he encontrado gente entrañable y maravillosa como la Márgara o como Aubrey. Está esto y ya. Tengo que aprender que está esto y ya.

A las pocas semanas de llegar a República Checa entendí completamente lo que Paco me decía hace tiempo y que en su momento no supe entender. Me parece que me iré de Europa, dejaré un pedacito de mí en Praga y en Brno, dejaré grandes amigos, lloraré en el aeropuerto el 18 de febrero de 2013. Me parece que regresaré a Europa en algún tiempo a estudiar la maestría y a vivir un rato... Pero ya entendí lo que decía mi amigo Paco: México es México. Cuando uno vive en un país completamente distinto aprende a ver al propio en su justa dimensión. En Praga conocí a un mexicano que me dijo: "no creo regresar a México. Aquí pago impuestos, tengo una hipoteca, tengo amigos. Es difícil estar lejos de la familia y la comida, pero ya me acostumbré. Aquí pago impuestos y a diferencia de México tengo la certeza de que mediante esto tengo acceso a educación pública de primera, seguridad, transporte, servicios. En México tendría que trabajar lo mismo o más que aquí, pagar impuestos, pagar más por educación, transporte, servicios privados y sin ninguna garantía de que sean de primera". Asentí. "¿Es verdad que México ahorita es muy peligroso?" me preguntan gente de todos lados. No les puedo mentir. Les digo que sí. Aún con todo esto yo pienso regresar a México, porque creo que cuando vives en un país como éste aprendes a ver qué es lo que falta en México y te das cuenta de todo lo que hay que hacer por él. Yo quiero ser alguien que haga algo por él porque creo que me hará muy feliz ayudar.  Eso estará el próximo año.

Esto es lo que está hoy. Y ya. 

23.4.12

Ya tengo 25.


Se me fue la inspiración de escribir que tenía en la mañana. Probablemente este post sea muy parecido al que escribí antes de éste. Y es que yo no tengo más que agradecimientos. Pero son agradecimientos para conmigo misma. Por que como lo he dicho antes, éste camino no ha sido fácil. Pero el día de hoy amo como loca mi vida, hay un chorro de cosas que cambiaría de ella y que es precisamente el camino que he decidido tomar: ése de vivir mi vida con toda la intensidad, de hacerme responsable de la vida que tengo, de tomar las riendas, de luchas por mis sueños, por la persona que soy y ésa en la que me estoy convirtiendo... 

En este momento me siento tan bien sola, después de pasar por la depresión, de enamorarme del pendejo en turno porque siempre es más fácil enamorarse y "estar" con alguien que deprimirse y estar con uno mismo. Total que después de don Pendejo y las miiiil mamadas que me hizo (mamadas que nunca me había hecho nadie como mentirme, plantarme, ignorarme, engañarme...) estuve un tiempo sola. Después conocí y medio salí con alguien que francamente es un gran tipo, pero si algo he aprendido de las relaciones propias y las ajenas es que las relaciones en plan de rebound o para lamerse las heridas, nunca funcionan. Y la verdad es que con Víctor, fui yo la que la cagué (cosa que me sigue pesando un montón). Lo busqué mil veces más porque mi cargo de conciencia era enorme, pero OBVIO he didn't take me back. Quedé como la loquita y francamente no lo culpo: I was. Así anda uno cuando no está bien y yo estaba súper mal (pero me esforcé en decir que estaba "bien"). 
  Víctor ahí sigue, no puedo decir que seamos amigos, porque la verdad es que lo volví a buscar y me dio la ardidez que nomás no quisiera, pero repito, no lo culpo. Y me arde más porque lo encuentro guapísimo, inteligente, con un graaaan corazón y... ¿Ya dije que guapísimo? Eso sí, es muy inmaduro a veces, tiene miedo de muchas cosas y al final probablemente no sea el hombre para mí por esas dos pequeñas pero importantes razones. Pero eso de la ardidez es gacho y luego nos hace estar con gente que o no nos quiere o nos trata mal (como yo con don Pendejo, que estuve ahí pegada como imbécil 4 meses de los cuales sólo 1 mes fue bonito). 
   Por aquellos meses a finales de 2011 jamás creí que volvería a encontrarme y me desesperaba tratando de encontrar el estado que encontré gracias a terapia y gracias a mí después de la muerte de mi abuelo: ese estado de absoluta completitud, de autoconocimiento, de saber qué quiere uno tener dentro de su vida y qué no; un estado de bienestar y por qué no decirlo: de felicidad. A finales de 2011 creí que no volvería a encontrarme. Maru, si mal no recuerdo, me dijo que tenía que ser paciente. Me fui un mes a Playa (todo diciembre) y vivi esos más de 30 días con muchísima paz, sanando cosas que en Pachuca quizás nunca hubieran sanado o que lo hubieran hecho pasando mucho más tiempo, creando nuevos recuerdos, disfrutando del clima del Caribe en invierno, de la arena blanca, del mar turquesa, con personas que me quieren muchísimo y que me han querido así desde que nací. La verdad es que pocas cosas pueden llenarla a una más que ésas. Leí, caminé por la 5ta, sentí el aire de la noche en la cara, miré la vegetación con enorme amor, vi cada árbol que tenía cara de hermoso (como en mi verano 2011 en Sinaloa, donde me dejé impresionar por las montañas y los árboles). Creo que en mi sanación mucho tiene que ver lo verde y quizás por eso le tengo tanto amor a ese color. Dana hace 5 años nada tenía que le llamara la atención en árboles o plantas. De algunos años para acá, encuentro mucha paz en ellos. Pero me perdí en el relato. 
    Tuve miedo de regresar a Pachuca, porque mi regresó estuvo enmarcado por mucho dolor derivado de cosas que tuve que enfrentar en terapia y que había dejado en Stand By. Hubo el choque que la Maru me dijo que no tenía ningún caso. Ay, pinche Maru, cuánta razón. Enero fue un mes difícil. 
    Desde febrero tengo un trabajo que me gusta mucho. Ojo, no es `perfecto, pero después de un año de inactividad, de repente encontrar algo que sí me gusta, fue como agradecer al universo y a mi propia labor de Relaciones Públicas derivada de mi constante fiestear con las personas indicadas (jajajá). He descubierto que quiero hacer publicidad algunos años de mi vida y que lo que yo verdaderamente quiero hacer es escribir. Como cuando fui maestra de inglés y me encantó. Esto me encanta y lo voy a hacer por algún timepo. Pero lo que yo amo (Así, del verbo amar) es plasmar cosas en papel (bah, o en un monitor, aunque pierda el romanticismo). 
   Básicamente hoy soy una mujer ocupadísima que agradece cada una de las decisiones que la han traído hasta donde está hoy (don Pendejo included. ¿Ya notaron que lo odio? jajajá), agradezco la muerte de mi tío, mi abuelo y mi abuela en un lapso tan corto, los extraño CADA puto día y últimamente extraño como loca cuando me doy cuenta que podría estar en Tlahue, entrar por la puerta de madera, quitarme los zapatos, sentir las baldosas frías debajo de los pies, correr a la cocina y probar lo que mi abuela hiciera ese día, besas sus cachetitos sueves y encremados, sentarme a ver la TV con ella, subir a ver a mi abuelo y tener una de esas pláticas tranquilas que teníamos. Los extraño como puta loca. Pero esto es lo que hay y tengo que ser feliz con esto y con mis recuerdos. Agradezco sus muertes porque hoy soy una mujer de aprecia momentos importantes, que ama mucho más intensamente, que valora lo que en verdad vale. Fui such a spoiled girl while growing up. Such a brat. Y me faltó taaantooo amor que me vinieron a dar no mis papás sino mis abuelos. Y los perdí a ellos y al perderlos tuve que encontrar el amor que nadie más me iba a dar. Uf. 

   2012. Dije que no iba a esperar nada de este año. Y así fue. Hoy sé muchas más cosas de mí que el año pasado o el anterior a ése. En el amor comprendí que siempre escojo a hombres que no voy a amar porque cuando me "enamoro" es cuando estoy emocionalmente mal, cuando no quiero estar sola  y no estar sola no es razón suficiente para una mujer como yo para estar con alguien. Han sido malas decisiones, sí, pero... son mías. Hoy estoy tan bien sola. Taaaaan bien. Y así, señores, es como se encuentra la verdadera paz interior. ¿Tengo miedo de volver a enamorarme? Mucho. Me da miedo volver a sufrir, pero creo que estoy tan bien ahora, me conozco mucho mejor, sé qué quiero, que... confío en que tomaré mejores decisiones. 
   En esta parte de mi historia hay pequeñas historias de hombres que se me han cruzado en el camino, pero que la verdad ni vale la pena mencionar. Yo solita ¡SOLITA! he repelido a los desequilibrados. ¿Para qué quiere uno a un desequilibrado cuando anda bien? Ni bajo síndrome de buena samaritana, en serio. Been there. 
  En fin. Maldito círculo de bienestar. Te extrañé un montón. ¡Gracias, Dana!

10.3.12

Marzo feels like happy.

Ni siquiera sé cómo empezar este post. No creo en dios, no creo en la suerte. Creo en las decisiones que tomo y en las consecuencias de éstas. Es ciencia aplicada a la vida. No más.
Este blog está lleno de los últimos 6 años de mi vida y repasa los acontecimientos más importantes de ella, salpicados de momentos en que necesité escribirlos. Creo que mi vida no ha sido fácil, me parece que muy pocas vidas lo son.
Mis casi 25 años han estado plagados de muchísimas cosas, mi infancia no fue tan linda como me gustaría recordarla (aunque tampoco fue malamala). Fui una adolescente dificílisima (reflejo quizás de las carencias emocionales que tuve en mi infancia). Mi salida de la vida púber estuvo enmarcada por el proceso de separación de mis padres y después su divorcio. A los 22 perdí a mi tío, a los 23 a mi abuelo y a los 24 a mi abuela, o sea, me tocó vivir la muerte por primera vez (que parece peor que morirse en sí) It hasn't been an easy ride. Quizás no materialmente, pocas veces me ha faltado comida en el plato y un techo. De eso no me puedo quejar. Nací en un ligar privilegiado en comparación con muchísima gente que no ha tenido las ventajas que yo tuve. Emocionalmente es otra cosa... Me parece que desde muy pequeña me ha tocado sobrevivir a muchas cosas sola. Quizás eso me dotó de cierta fortaleza emocional que hoy me permite sortear obstáculos (no sin dolor).
El caso es que no sé, pero mis últimos 3 años, más que los 22 anteriores han estado francamente de la mierda. Así. Hay ratos de sentirse bien, pero duran poco.
Parece que la felicidad es así, destellos de luz que se magnifican y que de repente ilumina a lo malo. Como si lo malo fuera el camino para alcanzar lo luminoso. No sé, quizá estoy equivocada y quizá no. Los años se encargarán de cambiar esta visión o de reforzarla.
El punto es que... estoy con La Maldita Felicidad. Con el Maldito Círculo de Bienestar. Y digo maldito porque son ciclos. Normalmente uno entra en el círculo y después, por circunstancias de la vida, sale de él. Y así pasa y ya. No todo puede ser miel sobre hojuelas siempre. Y quien lo diga, miente. Desconfíe siempre de la gente que lo ve todo hermoso y color de rosa. La vida no es así.
Sin embargo, lo que puede uno hacer es vivir esa dualidad (la de lo bueno y lo malo) al máximo. Con ambas cosas, dejarse ir como gorda en tobogán. Hubo puntos donde creí que la oscuridad nunca se iría, que podía tirarme a llorar en cualquier parte, en que me encerré en mi dolor y no hallaba forma de sentirme mejor. Llegó también el punto donde supe que no iba a poder sola. Supongo que la gente que es más cobarde o que tiene más miedo o que se miente a sí misma, termina por bloquearlo todo y "olvidar". Yo decidí que no podía sola y que necesitaba ayuda. La no iba  a llegar sola, yo tuve que detenerme y saberme vulnerable y buscar quién me diera terapia. Al tomar esa decisión yo sabía que lo que descubriría ahí serían quizás cosas que no me iban a gustar porque de lo que va terapia es de hacer un trabajo interno y constante que busque en tu interior, en las cosas que no hablas, las que más duelen... No cualquiera se atreve a dar tal paso. No lo digo juzgando, al contrario; lo entiendo. Yo también tenía miedo, pero llegó un punto donde mi dolor emocional era tan grande que no había otra cosa qué hacer más que indagar adentro mío. Creo que la Maru se sentía muy orgullosa de mí, se le veía en la cara y lo sentí la primera vez que me abrazo y me dijo "te quiero mucho" y yo salí de su consultorio sintiéndome muy querida. Mi trabajo instrospectivo fue duro y difícil, lloré muuucho. Pero era necesario. Tan necesario que ahora identifico perfectamente muchas de mis conductas como consecuencias de cosas del pasado. Aprendí que hay cosas que no puedo cambiar, pero que sí tengo que aprender a vivir con ellas. Ni pedo.  Las decisiones y los momentos malos, no se van a ir jamás. Pero hay cosas que con la práctica o dejan de doler o duelen menos. Hay otras cosas que van a seguir doliendo pero a las que nos tenemos que acostumbrar. Y lo más cañón siempre es aceptar que no es por obra del espíritu santo que se está donde se está. Uno está donde está porque las decisiones tomadas te llevaron a ello.

Y nada. Estoy donde estoy por las decisiones tomadas. En la oscuridad y en la luz.

Y ahorita, aunque me dé miedo aceptarlo, estoy entrando en la luz. Llevo semanas en la luz. Porque busqué ayuda, porque me moví y empecé a salir y encontré trabajo, porque decidí activarme, porque... porque estoy teniendo la vida que quiero tener, porque decidí que ya era suficiente de oscuridad y decidí la luz.

La única razón por la que me da miedo aceptarlo es que ya antes he tenido luz y se fue. Sé que ahorita tengo luz, pero que no sé cuanto me dure. Inevitablemente la oscuridad regresará.

Anyway... es momento de disfrutar la luz y me parece que siento mucha paz al hacerlo.

Peace out.





6.2.12

Los caminos que no se han caminado.


"Ningún trabajo, ninguna rutina, ningún miedo, ningun compromiso, ningún juramento, justifica el mirar el camino sin anhelar caminarlo." Rodrigo Solorzano. 



Hace 3 días que elegí los silencios para mí. Traigo un montón de cosas en la cabeza y podría tuitearlas todas (como desde julio de 2009) pero la verdad es que he preferido guardarlas para mí. Total, si el tuit es bueno, ya lo dirá alguien más o quizás lo recuerde después. Y porque... porque me ha dado la gana. 

Elegí mis silencios para meditar, para estar conmigo. Así, al desnudo. No sin miedo, me doy miedo a solas, porque la verdad es que últimamente me pasa eso: me siento solita. Durante el tiempo más oscuro en mi vida, después del cáncer de mi abuelo y después de un feroz enamoramiento fue que me sorprendí teniéndole miedo a las noches, hasta que un día me supe no tan fuerte y me rompí y tuve que pedir ayuda. Me supe vulnerable. Ahora, le tengo miedo a la soledad y a los fines de semana. Mi fines de semana solían estar llenos de mucho amor, llenos de mi abuelo, eran y siempre fueron mis días de ser niña. No cambiaban, eran inamovibles desde que tengo uso de razón.

Era llegar a la casa los viernes por la tarde, comer la comida deliciosa de mi abuela (fueran frijoles, o nopales o queso de rancho). Era ella sirviéndome las mejores piezas, lo más rico, sólo para mí, aunque eso significara que ella no comiera lo más delicioso. Y sentarnos a ver la tele toda la tarde y ver cómo cabeceaba hasta quedarse dormida. No me importaba ver telenovelas, porque era con ella. Era dormirnos juntas y siempre subir a ver a mi abuelo a su cuarto y verlo como me escondía en control para que no le cambiara a la tele. Platicábamos un rato, a veces hasta que ya se iba a dormir y regresaba con mi abuela al cuarto de abajo. Se lavaba la cara y se ponía sus cremas a mi lado en la cama. A veces platicábamos hasta que el sueño nos vencía y me contaba las historias de su vida que yo ya me sabía de memoria pero que amaba escuchar una y otra vez. Era como una pijamaba. A veces ponía mis pies fríos sobre los suyos calientes. Exclamaba con un gritito, pero era gentil y me dejaba calentarlos. Nunca escatimó en nada para dar. Así fuera ella misma. Al día siguiente mi abuelo bahaba muy temprano, lo oía bañarse, olía cuando se echaba su loción, iba a la cocina mientras mi abuela se levantaba a bañarse y yo seguía profundamente dormida. Él echaba el agua para café y salía con una bolsita de tela a comprar bolillos calientes. A su paso saludaba a todos los madrugadores del pueblo y regresaba justo cuando mi abuela empezaba a hacer el desayuno. Tengo que decirlo: jamás he probado huevos como los de mi abuela y probablemente jamás vuelva a probarlos. Por más que la observé y le pregunté la receta por años, jamás he podido hacer un huevo con frijoles o con nopales como el de ella. Después escuchaba sus gritos llamándome a desayunar y desayunábamos los 3. Ellos ya bañados y acicalados y yo como una bruja con el pelo revuelto. Esto se repetía sábados y domingos. La misma rutina que entonces disfruté como loca, pero que jamás creí que desaparecería tan rápido. Ahora no hago más que encontrar mis fines de semana patéticos y vacíos. 

Puta madre, cómo los extraño. No logro llenar esos vacíos. Todavía no. 

Cuando mi tío murió en 2009 dejé de comer, me dio insomnio, lloré, dejé de ir a la escuela. Ahí, creo que no me dio tiempo de levantarme cuando mi abuelo ya tenía cáncer. Y tuve que sacar fuerzas de no sé donde y regresarme con él y empezar un nuevo trabajo. Y cuando murió y cuando terminé esa relación en la que ya estaba prendadísima... Ahí fue cuando le tuve miedo a las noches. Lloré semanas enteras hasta que creí que me iba a morir por el dolor tan fuerte que sentía en el pecho. Y fui a terapia y regresé a yoga, e hice amigos nuevos y mejoré en el trabajo y leí un libro y... mejoré mi vida. Creo que jamás me sentí tan viva como en ese renacer. Jamás. Mi felicidad y mi completitud eran perfectas. Era yo y sólo yo. La nueva yo. La tranquila yo. Una que no conocía. 

Hasta que se murió mi abuela... y otra vez me hice pedacitos. Y ahora... me está costando mucho trabajo reponerme, reconstruirme. ¿Terapia? Ha servido, sí. Pero también he sacado muchos monstruos de los cajones mejor guardados de mi vida. Y duele UN CHIIIINGOOOOO. 

Soy bien vulnerable, me siento sola, me siento chiquita, me siento algo desamparada a veces, extraño los ataques de euforia que solían ser cosa común, no lleno vacíos, me enamoro como si fueran cambios de calzones por el afán de tener "algo" y de las personas más inconvenientes y menos compatibles, a veces me dan ganas de correr y correr y corre y desaparecer. 

Ahorita podría decir que todo va a estar bien, que soy una mujer bien fuerte... Pero la neta, este es un post de sacar las cosas. Y ahorita no sé nada de nada. 

Sé que de esto voy a salir reinventada, pero no sé cómo ni cuándo. La verdad en estos días off everything me di cuenta de que el tiempo no importa, que no me voy a presionar con eso. Que si antes me reinventé rápidamente, no es una cosa de medirse en tiempo. Me estoy dejando ir como gorda en tobogán. Ni pedo. Ahorita estoy bloqueada para leer y para escribir (monstruos conocidos de la depresión por la primera y la segunda muerte) y pido paciencia. Mucha paciencia. Me estoy dando paciencia, me estoy dando silencios, me estoy dando ganas de correr porque de repente me sentí estática y quizás necesito los suelos que nunca he pisado. Quizás necesito reinventarme en algún lugar donde no haya creado ninguno. 

Esa idea ronda mi cabeza. Y... me sé lo suficientemente loca para irme. Pero, veremos en los próximos meses. Últimamente he notado que no puedo estar estática por mucho tiempo. Aunque, también cuando quiero huir es porque ya no estoy a gusto. Trabajaré para que no sean ganas de huir, sino de disfrutar el camino. Y de repente ansío esas ganas de regresar al hogar después de un vuelo largo y con nostalgia en la maleta. Se verá. 

Paciencia es lo que me voy a dar. Y paciencia porque voy a regresar en la maravillosidad de la reinvención llena de un chigamadral de dolor, vulnerabilidad, dolor y... aprendizaje. 

Estoy en la parte culera y llevo algunos meses allí. Pero ni modo, así es esto, no se puede estar siempre en la cima. Y... no olvido que este camino nunca lo había caminado. El de perder tanto y en tan poco tiempo, el de perder a la persona más importante y que nunca va a regresar, el de perderlo todo y tener que reencontrarme.