27.5.15

Tres granos de café

Anoche soñé con Yuri Herrera. Estábamos en algún lugar de la montaña, quizá en Real del Monte, quizá en alguna fiesta porque ambos estábamos enfiestados. Regresábamos juntos a Pachuca. Yo tenía los pies sobre el asiento, hecha un ovillo. Él ponía su cuerpo para sostenerme. Recuerdo haber pensado que quizá cogeríamos esa noche pero recuerdo cerrar los ojos sacando ese pensamiento de mi cabeza.   Ya casi dormía cuando Yuri se pone al volante (quizá siempre fue al volante y no me di cuenta). Yo traía las piernas desnudas (un short o una falda, quizá). 

Era una pick up vieja, nos acercamos entonces a un despeñadero y Yuri aceleró. Recuerdo mi grito ahogado, voltear a verlo como "vamos a morir" y entonces, al llegar al borde, la pick up volaba. Volaba sobre el bosque, todo era verde y había pinos por todos lados. Recuerdo como volábamos hasta llegar a la Hiasteca y los ojos se me llenaban y Yuri me decía "míralo, míralo" y lo veíamos todo. Entonces descendíamos. Ya no estábamos en la pico yo sino con los pies desnudos sobre el pasto. Había una cabaña muy grande y Yuri me decía "esta es tu casa" y yo sabía que lo que me enseñaba era mi futuro. Caminábamos y llegábamos a un campo que bajaba por la montaña (mi montaña). Era un enorme cafetal. Yuri me indicaba qué  hacer sin hablar, como un guía. De nuevo me mostraba los cafetales como diciendo "esto es tuyo" y yo sabía que era mío, que estaba parada en mi futuro. Yuri cortó entonces 3 granos rojos de una planta de café y me los daba en la mano. Yo cerraba el puño. Y lo abrí para volver a ver los granos y lo volví a cerrar y entonces vi un campo lleno de flores amarillas con morado, de un color muy fuerte sobre la montaña. Se veían también mis pies. 

Entonces desperté con el puño cerrado h pude sentir los tres granos de café en mi mano. 

5.5.15

Seres de hábitos

Con la edad, supongo, nos volvemos seres de hábitos. No es que sea bueno o sea malo, sólo es. Beber café por las mañanas, hacer ejercicio, tomar caminatas para meditar, bañarse con música, despertarse sin que el despertador suene. Le da equilibrio a nuestra vida. 

A veces, también, uno genera hábitos con alguien. Despertar y buscar al otro, platicar y reír: ¿qué harás hoy? ¿A dónde irás? ¿qué dice tu amigo tal? Ah, yo haré esto, estoy emocionada por aquello, en próximos días sucederá esto. Levantarnos, yo hacer el café y juntos beberlo mientras seguimos platicando. Vemos el sol de la mañana desde la ventana mientras tú riegas las plantas (¿nuestras plantas? ¿O las tuyas y las mias?). A veces las riego yo, es cierto. Pero casi siempre es: yo hago el café (tú ya sabes hacerlo, yo te enseñé pero no te da la gana hacerlo y ¿te digo algo? Te queda malo). Seguimos platicando, alguien entra a bañarse. Compartimos el gel todas las mañanas, ya aceptaste sin quejarte que el gel esté en mi cuarto y no en el tuyo a pesar de que es "gel de hombre" y vas a mi cuarto a peinarte. Nos despedimos. Me das un beso en la mejilla y me dices "nos vemos al rato Dani" (solo tú me dices así). Cuando nos separamos nos buscamos: ¿qué crees que pasó? ¿Donde estas? ¿Como vas? ¿A qué hora llegas? A veces nos marcamos pra lo cotidiano: ¿ya apagaste el boilercito? No se te olvide cerrar la puerta. ¿A qué hora llegas a la casa? Llegar y echarnos juntos. ¿Cómo te fue hoy? ¿Qué hiciste? ¿Vamos a cenar? Cenamos juntos. Seguimos platicando de todo y de nada. Reímos con lo superficial, filosofamos con lo profundo. Aprendo mucho: de Jodorowsky a pesar de mi reticencia, vemos Cosmos juntos mientras bebemos una chela o fumamos un porro, desayunar consomé y barbacoa los sábados y los domingos. Reírnos de nuestras peripecias familiares. Dormir juntos a veces. Y volver a amanecer a hacer lo mismo. 

Pero yo sé que eso no te llenan que esas rutinas tú las adquieres con tu pareja en turno cada ciertos meses. Que lo mío no es nada especial. Para mí, sin embargo, sí lo es. Quiero eso para mí pero mejor, lo quiero con alguien que sí lo considere especial y que vea todo lo que doy y que dé todo lo que que pueda dar. Sé en el fondo que eso no eres tú. Que tú eres el amor pasajero, el que no se clava, el que arma rutinas con personas nuevas cada 3 meses, al que no le duele dejar ir. 

Te voy a extrañar y mas que a ti, voy a extrañar nuestra rutina.