15.12.10

And happiness hit her.

Para mi muchos años la navidad fue motivo de muchas alegrías. Siempre la pasábamos en casa de mis abuelos maternos y los Corres son dicharacheros . Año nuevo en la casa de mis abuelos paternos, cuando estábamos todos. Después vinieron los divorcios y los problemas y ni Navidad ni Año Nuevo eran motivo suficiente para estar juntos.

   Este año podría pensarse que las cosas están aún peor. Pero he decidido que no será así. He decidido que este año tengo muchas cosas que agradecer.

  "¿A dónde vas a pasar navidad?"  "Navidad en Berlín y Año Nuevo en Londrés. ¿Tú?" "Yo aquí. Navidad en Ajacuba con mi papá y Año Nuevo con mi mamá en Tetepango". Me reí. No me pesa en nada pasar mis fiestas acá. Estoy llena de amor y estoy rodeada de amor  y esas son cosas muy distintas.

   Para eso estoy escribiendo un post larguísimo que a veces parece escrito a la carrera, no lo sé. Aún no quiero dar el link porque no sé qué tal quede, pero sí sé porqué lo hago. Lo hago para dar las gracias a todos aquellos que para bien o para mal se cruzaron en mi camino en los últimos y difíciles meses. Aprendí un chingo. Gracias a los que se fueron y más gracias a los que se quedaron. Gracias a los que me leyeron y gracias a los que me instruyeron. Gracias a los que me amaron.  Y para eso es el post, para compartir todo lo que pasó, quiénes y cómo aparecieron y cuánto aprendí gracias a dichas apariciones. Hay gente nueva que espero se quede, hay gente vieja que reapareció, hay amores que se fueron. Pero todo está en mi mente y en el espíritu renovado que hoy aparece en mi. Lo hago también porque hay cosas que quiero compartir, porque en los últimos días he descubierto que ser feliz es ser muy fácil. Lo hago por mis amigas que a veces es bien difícil ser mujer y ser feliz. Pero todo está dentro de nosotros, todas las respuestas están allí.

  El día de hoy mi vida trae de soundtrack "Dog Days Are Over". Hay tantos libros y tantos cursos y tantas conferencias que te dicen cómo llegar a ser feliz. En casi todos ellos encontrarás que la respuesta está dentro de ti, sólo que muchas veces hay gente que no está dispuesta a cambiar o a entender. Y cuando tu estás en ese estadio positivo y de felicidad lo que sucede es que atraes a gente que está en el mismo canal que tú, vaya uno a saber cómo. ¿No les ha pasado conocer un güey guapísimo que simplemente no te atrae de nada por lo negativo que es? La vibra se siente, hasta los animales son capaces de sentir esas cosas. Y cuando uno está así, lo negativo simplemente se nos resbala. 

  Algunas de estas personas odian navidad. Sus razones son infinitas, quiero imaginar, y comprensibles todas. Hay quien dice que la época de amar y perdonar debería ser todo el año. Y también tienen razón. Pero humanos cómo somos nos gusta poner las cosas en tiempos y a veces eso ayuda a cerrar ciclos. Yo ni siquiera creo en dios, entonces la cosa no va por ahí para mi. Los rencores no ayudan, creo que es tiempo de perdonar y de dejar ir, de hacer balances y cerrar ciclos. Cada quien puede elegir los ciclos que prefiera, en años, en navidades, en solsticios o equinoccios, en semanas, en ciclos menstruales... El caso es cerrar ciclos y cerrarlos bien. Yo he decidido cerrar un ciclo ahorita, un ciclo que no es de un año, sino de mucho más tiempo, agradecer a la gente que me ayudo directa o indirectamente, y decir a la gente cuánto la amo.  Fue un ciclo largo, cansado, doloroso, con algunos destellos de luz y felicidad, introspectivo... Y al final cuando hubo paz en mi, cuando me cansé de cuestionar y empecé a aprender y entender me hallé a mi misma sumida en días de increíble bienestar. Y todo lo que me afligía, se fue. And happiness hit her like a train on a track. Así. 

   "Felicidad" puede llegar a ser un término muy complejo y yo parezco loca y aventurada al usarlo. Ojo, felicidad no es dar brinquitos todo el día y tener sólo cosas bonitas para dar. Felicidad es una sensación de bienestar interno y externo que te pone en equilibrio  y que te da la inteligencia para aprender de las cosas negativas que te pasan y la de asumir que todo lo que sientes y te sucede es responsabilidad tuya. Hay gente que usa la religión para encontrar felicidad, yo usé la instrospección y la espiritualidad. Tal vez un día se vaya o la cuestione nuevamente... no importa. Será tiempo de aprender otra vez. 


   Abro un nuevo ciclo, no de un año, no sólo 2011, sino de MUCHOS años chingones. Estoy completamente segura que así será y no me da miedo ni llorar, ni sufrir, ni amar, ni dejar ir, ni NADA. De eso, señores, entendí que es de lo que más se aprende si uno así lo quiere.


  

  Por último, me agradezco TODO a mi. Gracias a MI leen lo que leen ahorita. Gracias, Dana. TE AMO.

2.12.10

Tía Dana

Voy a ser tía. Es un hecho. Hace 3 meses que lo sé. Mi hermana no quería decir nada por miedo a que no se hiciera. Dicen que esos 3 primeros meses son decisivos.
   Lo sospeché por un comentario en Facebook y entonces decidí usar una mentirilla para sacarle la verdad. Creyente de esas cosas locas cómo es, le dije que había soñado ya varias ocasiones que estaba embarazada y que por favor me dijera la verdad. No tardó mucho en soltar la sopa. Yo estaba en el trabajo y entonces empecé a llorar.
   Lloré un poco por ella y un poco por mi y otro tantito por ese pedacito de carne que hoy es mi sobrino. Lloré por mi hermana porque a pesar de que ella dice ya haberlo vivido todo, no estudió, no viajó y no hizo muchas cosas que a sus 21 años (y más) pudo haber hecho. Lloré un poquito por mi porque creo que seré buena tía. A ratitos me cae en veinte en que será una personita que veré crecer y de quien aún no conozco facciones. ¿Cómo será? ¿Me querrá? ¿Lo amaré locamente? Lloré un poquito por él, porque su mamá está un poquito loca. Espero que Dayra sea buena mamá, pero no lo sé. Lo que sí, es que seré la mejor tía.
  Hoy mi sobrinini mide 5 centímetros y ya se mueve. Nace en mayo. Se llamará Andrés. (aunque el doctor no ha asegurado nada del sexo, sé que será niño). Aunque no conocerá a su bisabuelo escuchará grandiosas historias de él. Y no le faltará nada. Y será muy inteligente, de eso se encargará su tía Dana. Y traerá consigo muchas cosas buenas. Porque ya nos toca.
   Hoy pensé en lo increíble que se siente querer a un pedacito de carne que jamás he tocado. Va a ser hermoso. Estoy segura. Ese bebé traerá muchas alegrías.
   ¡VOY A SER TÍA!

24.11.10

Va siendo tiempo...

El sábado pasó algo que me afectó muchísimo. Quisiera dejar de sentir estas cosas que siento, pero no puedo. Llevo días aislada y tratando de meditar o de hacer las cosas que alguna vez me han funcionado. Esta vez they don't seem to work.
   Apliqué examen final el sábado. Ya traigo el maldito SPM. Y me desesperé cómo nunca y como siempre (cuando me da el fuckin' SPM) menté madres  y andaba de malas. Saliendo del trabajo me fui a casa de Ney y hablamos de cosas pendejas y nos reímos un rato. De ahí decidí caminar. Maldita la hora, porque yo sabía que existía la posibilidad de encontrarme con mi ex o alguien de su familia, situación que he evitado por meses. Ya sabes lo que dicen "pueblo chico, infierno grande".
   No entiendo, la verdad, el porqué de mi miedo a encontrarme con ellos. Yo no les hice nada. Al principio ellos tampoco a mi... Pero al final las cosas fueron horribles.
   Entonces iba yo caminando por la calle a casa de Alberto cuando vi la pinche camioneta a lo lejos. Quise hacerme pendeja con el celular, inclusive quise darme la media vuelta y escapar, pero ya no tenía ningún caso y de todas maneras existía la pequeña posibilidad (en mi cabeza) de que siguieran su camino porque a)no me reconocieran o b) no tenían de qué hablar conmigo. No tuve tanta suerte. Entonces justo cuando creí que doblarían a la izquierda se detuvieron en la esquina. Llevaba los audífonos y pretendí no verlos pero de reojo noté como la señora bajaba de su camioneta. Todo me tembló. Qué horror. Estaba helada. Oí que gritaba mi nombre. Pretendí no escucharla pero entonces cruzó la calle mientras me gritaba y casi la atropellan. Ni modo de no voltear en medio de tremendo alboroto. Entonces la vi. Con la misma blusa que le vi los dos años que duré con su hijo. Igual de gorda. Igual de loca.
   Si hay algo que yo jamás hago es ponerme violenta o grosera en la calle. Nunca. Soy súper respetuosa, súper diplomática. La señora quiso llegar groseramente a exigir cosas. Su dinero. Quesque la deuda no había quedado saldada. Y según mis cuentas, saldada estaba. Pero odio tanto pelear por dinero que le dije que sí. Sí sí y sí. Me pidió mi número, mi dirección, mi trabajo y todo se lo dí. Sin poner ni un sólo pero. Tan tonta yo. Siempre me pasa eso cuando me toman por sorpresa. Y mientras estaba allí parada y mientras la señora me veía de arriba a abajo (y yo la veía directo a los ojos, porque a pesar de todo no le quise demostrar cuánto me afectaba) sólo pude acordarme de ti. No de ti precisamente, sino de esos momentos. Andas pregonando por el mundo cuánto (según tú) te odio, cuando no te he dedicado más de dos minutos, ni siquiera cuando tuve el tino de contestarte esas violentas llamadas. Me limitaba a reír (incluso cuando me ofendías). Me daba lástima la manera que tenías de demostrar tu frustración. Sin embargo, hoy, he decidido dedicarte este tiempo de mi vida (unos minutos o quizá horas, lo que me tome escribir este post). Eso sí, será el último. Y creo que quizás lo hago porque quise hacerme la fuerte cuando pasaron todas las cosas horribles. Sólo te lloré (y me lloré) una noche, aquella donde decidí dejar esa casa que compartimos durante 8 meses y de dónde me corriste continuamente las últimas semanas.

   Hoy no. Hoy he decidido que voy a llorar recordando todo lo humillada, sola y pendeja que me sentí. Y hoy he decidido hacer esto para perdonarme. Perdonarme todo lo que sentí y todo lo que me recriminé. Estoy lista.

  Mientras tu mamá estaba allí parada yo temblaba. Estaba lívida, fría. Y todas esas imágenes pasaron por mi cabeza. Sé que dije que no te odiaba. Y no lo hago. El pedo aquí es que no puedo perdonarme. No me perdono haber pasado tanto tiempo a tu lado. Sigo sin entenderlo. Si nunca estuve convencida. Nunca. ¿Por qué entonces accedí a tantas cosas? ¿Por qué accedí a estar a tu lado? ¿Por qué accedí a vivir contigo? ¿Por qué accedí a irme a España? ¿Por qué me costó tanto tiempo y tantas cosas darme cuenta? Seguramente la respuesta está en mi amor propio, en mi pendejez y en mi miedo a estar sola. Accedí desde el primer día en un estado completo de inercia. Me dio penita tu caso. Quise hacerle de buena samaritana y decir: "pues puede ser que yo haga feliz a este ser tan infeliz". Porque cuando yo llegué a tu vida eso es precisamente lo que eras. Infeliz. Lamento mucho haber sido la primera persona de quién te enamoraste así. Lo lamento porque sé que aún estás sufriendo y porque sé que aún me recuerdas. Sin embargo, entre todos mis grandes errores a tu lado, uno fue ése: querer hacerte feliz. Porque hoy y después de muchas cosas he comprendido que la felicidad de una persona no depende de que la amen. Ya ves, no bastó con que yo te amara para que fueras feliz. Siempre estuviste enfermo y siempre has sido una persona negativa. Ahora que lo pienso detenidamente eso fue lo que más me enfermó de ti. Porque efectiva y literalmente; enfermé a tu lado. Tú lo sabes bien. Sé que parece que te culpo, pero no es así. Al contrario, me culpo a mi misma por permitirme hacerme el daño que me hice al aferrarme a una relación que yo jamás pude contemplar a futuro. Cuando imaginaba la idea de pasar mi vida a tu lado me entraba una desesperación y una ansiedad asquerosas. Ya en los últimos meses esa sensación era cada vez más insoportable. Te repito, me culpo a mi misma y no sabes cuánto. Estoy enojada conmigo. A tu lado le hice cosas horribles a mi cuerpo, el estrés me tenía hecha un trapo. ¿Sabes qué es lo peor de todo? No me di cuenta sino hasta que te dejé. No podía concebir mi vida sola y pensaba "por lo menos él me quiere, por lo menos él me apoya". Qué tonta. Qué pendeja. 

   Sacabas lo peor de mi. Y de eso tampoco me di cuenta. La única certeza que siempre tuve fue que de terminar mi vida a tu lado, jamás sería feliz. Sí, qué ojete. Pero desde el primer momento, desde que acepté ser tu novia esa idea cruzó por mi cabeza fugazmente. Es hoy cuando volteo y miro lo que hice de mi misma. Era un monstruo. A mis 21 años era una señora en el cuerpo de una chava, vivía sin disfrutar nada, tenía manías enfermizas (como esa dónde me ponía de malas que mis pies desnudos tocaran la alfombra), me enojaba por todo, me sacaba de quicio hasta la más mínima cosa, me enfermaban tu necedad y tu energía negativa, me molestaba tu mediocridad, me asqueaba tu tibieza, me sacaba de mis casillas tu alcoholismo. No sé cómo me aguantaste. Y la verdad es que yo también sacaba lo peor de ti. Sobre todo en esos últimos meses donde lo nuestro era todo menos miel sobre hojuelas. Ya ves, ¡Hasta te volviste más alcohólico! Cómo olvidar el día que estuviste a punto de madrearme. No te atreviste, tampoco. Y qué bueno, porque si no me sentiría peor de lo que me siento ahora.  Ni tampoco olvido todas las pinches veces que pasé las vergüenzas de que fueras el más pedo de la fiesta. No lo voy a olvidar nunca y no por rencorosa, sino precisamente pa' no volverme a encontrar con un güey tan enfermo cómo tú. 

  Sin embargo, el sábado mientras tu mamá me veía de arriba a abajo (más delgada de lo que nunca estuve contigo, con la piel más bonita, el cabello peinado y la frente en alto) me acordé de esas últimas semanas. Qué asco sólo acordarme de eso. Tuve unas ganas de llorar tremendas. Pero me las aguanté. Me acordé cómo me corriste de la casa, me acordé de cada una de las veces que no me defendiste de tus hermanos o de tu papá cuando se portaban en extremo groseros conmigo (al punto de hacerme llorar), me acordé de lo humillada que llegué a sentirme con tu familia, recordé cómo veía con repugnancia la manera en la que tú y los de tu estirpe trataban a la gente de servicio, recordé cómo me peleaste hasta la última cuchara (porque tú la habías pagado con tu tarjeta), recordé cómo me corriste de la casa hasta cansarte (por teléfono siempre), recordé esa llamada en la que me cantaste bien pedo la de "Vete ya...", recordé cómo me dejaste completamente sola en los momentos en que más te necesité, recordé el nefasto sexo que siempre tuve a tu lado, recordé ese último mail que me enviaste diciendo que ningún hombre jamás volvería a amarme y que ningún hombre jamás volvería a inspirarse en mi para nada (aplastando el último resquicio de mi casi nula autoestima), recordé cómo esa noche huí de esa casa cómo una prófuga (si yo no era mala) y como Ricardo me ayudó a cambiar mis pocas cosas en su Bora plata aunque tuvimos que dar miles de vueltas y terminar agotados en algún punto de la madrugada. Recuerdo cómo lloré, cuánto lloré... porque estaba sumida en la peor depresión que haya vivido jamás. Qué humillación irme así, sin ruido para que los vecinos no me oyeran, cómo una delincuente. Y no. No me llevé NINGUNA de las cosas materiales que peleabas. Te las dejé todas, aunque yo hubiera contribuido a ellas. Te las deje toditas y no por hacerme la mártir, sino porque ya me tenías hasta la madre, porque lo único que yo quería era dejar ese capítulo atrás. Recordé esa primera noche que pasé en la otra casa, durmiendo en el piso, pero tan en paz cómo no había dormido en meses. Recordé como me acosaste hasta el punto en que creí que me iba a volver loca. Cómo me insultaste por teléfono. Recordé cada una de las veces en que me llamaste puta y mil cosas más. Recordé la vez que te encontré en la calle y me perseguiste porque a huevo querías hablar conmigo. Recuerdo tus exabruptos y tus ofensas en Facebook donde me llamaste vividora y cuánta cosa más. Recordé cómo me buscaste hasta en Twitter y oportunistamente te ponías en contacto con todos mis amigos para decir "tu verdad". Inclusive localizaste a Tania Valladares para mandarle una "historia". O "nuestra historia", según tú. Al mismo tiempo que reí con tu asquerosa redacción y las pendejadas que dijiste sentí unas ganas de... de... de vomitar. Eso es. Jamás había tenido ganas de vomitar por un hecho. Tú lograste eso. Qué patético fuiste. Si tan sólo te hubieras escuchado.... Si el dinero les va a dar paz y entonces es cuándo lograré que dejen de buscarme para siempre y será entonces cuando pueda yo saludarlos entre amablemente y de lejos pues SO BE IT. Tomen todo el dinero y llévense lo que tengan que llevarse (qué asco que hable en plural, pero da la casualidad que al final también metiste a tus papás en todo).
   Entonces tu mamá se atrevió a preguntarme que porque no iba a tu casa a pagarles. Ja. Y se lo dije: fuiste tan grosero al final que yo iba a hacer todo menos irte a buscarte para "pagarte" algo que según yo ya estaba saldado. Qué pocos huevitos tuviste siempre. Para todo. Eso es lo único que te deseo: un par de huevitos y energía positiva. Pero ¿Sabes qué? dudo que los consigas. Esos no los venden por ahí. Pero ojalá abras tu mente, porque sólo así se encuentran. 
   Nunca en medio de la ruptura fui grosera o patética. Nunca. Sólo reí (al más puro estilo de mi padre). Reí con todas las canalladas que me hiciste al final. Pero fue precisamente el sábado cuando me di cuenta que tenía que sacar lo que estoy sacando ahorita. Lloré tanto. Y es ya miércoles y sigo sintiendo ese malestar en el pecho. Pero es la última vez. 
   Por último; tomo TODA la responsabilidad en el 100% de la persona que fui y de los actos que cometí en esa relación. Todos y cada uno de ellos. Tú y yo simplemente no éramos compatibles. Tú por aferrarte a la primera mujer que amaste en tu vida y yo por aferrarme a no estar sola y al miedo que me daba lastimarte. Y ya ves, hoy sé que acabé más lastimada de lo que yo misma pensé. Me perdono por las canalladas que hice, por cada una de las groserías, por mi necedad... Tomo responsabilidad hasta de mi humillación y de las cosas nefastas que me hiciste sentir; y lo hago simplemente porque fui yo (y sólo yo) quien te dio el poder de hacerme sentir así por quererte o por aferrarme o por mi baja autoestima. Fuiste y significaste mi relación más larga, la más seria, la "oficial". Te quise, te quise mucho. Hubo momentos en que sí, fuiste el amor de mi vida. Hoy no. Ni lo serás nunca más. Justo iba a poner que no sé porque no le hice caso a mis entrañas desde el principio, cuando me dijeron que yo no iba a ser feliz a tu lado. Pero... ¿para qué? Lo que pasó, pasó. ¿Y sabes? Aprendí muchísimo de mi. Aprendí que a la próxima tengo que hacerle caso a mis entrañas. A la próxima tengo que admirar profundamente al hombre del que me enamore. La próxima he de mirar muy bien a la familia de ese hombre. La próxima tengo que entender de compatibilidad mejor de lo que lo entendí contigo. La próxima vez tiene que ser un hombre que simplemente saque lo mejor de mi, absolutamente lo mejor. Tiene que ser un hombre inteligente. Mucho muy. No el más guapo, pero que con tan sólo verlo me vuelva loca. Tiene que ser un hombre que me enseñe a cada paso, un hombre que aprenda de mi a la vez que yo aprendo de él. Un hombre buenazo en la cama. Un hombre que me trate como igual y a la vez comprenda mi condición de mujer. Un hombre que tenga detalles siempre y que no deje de sorprenderme. Un hombre lleno de ambiciones y de metas. Lleno. Un hombre trabajador. Un hombre de vibra positiva. 

   Entonces, ya va siendo tiempo de perdonarme a mi misma por esas decisiones que tomé a tu lado (y los errores cometidos).  Porque creo (y sólo creo) que esas cagadas son las que me han hecho un poco mejor persona. 

  Espero, con todo mi corazón que llegue el día en que deje de recordar esas cosas malas para acordarme sólo de las cosas buenas que pasé a tu lado. Espero volver a encontrar a tu mamá un día y dejar de sentirme tan enojada y tan humillada. 

   Estoy lista para lo que sea. Para volverme a enamorar, porque no me da miedo. Estoy lista para vivir mi vida llena de unas ganas electrizantes de ser quien soy. Me había olvidado ¿sabes?. Había olvidado a Dana. 

   Ya va siendo tiempo de perdonarme. 

17.11.10

Regálame tus ojos

Escrito en algún punto entre marzo o abril de 2010


Yesterday I saw all the love in the world in a pair of eyes.
   When talking about it I don't know how I can be so strong. I just simply say it. I look at them in the eye and pronounce the words. Totally cold. I guess I don't want them to know I'm sad. I don't want them to know I'm not prepared. I don't want to see who I really am. I don't want them to see me cry.
   Yesterday, when I touched your cold hand I felt something breaking inside. It was my heart, your heart. A heart that took you inside since the day I was born. A heart that loved you for who you were, a heart full of jokes and laughter to make you smile. A heart that even when you didn't speak (as you were used to) understood you a heart that was completely yours on weekends.
   That same heart is breaking. Little by little. It's breaking when I see you suffer. It's breaking 'coz I know you're leaving. 
   And when I look into your green eyes I see deep inside... What are you waiting for? Please, just leave. Please just take him. I can't stand to see him suffer. He is, was and will always be the best man I've known. So please, just take him. I know I'll see him again sometime. So please, just take him. 
   And you, just promise me that you'll come, all dressed in white. You'll kiss me in my dreams and tell me you're just fine. You'll be my little angel in the sky. 
   Yesterday, when I touched your hand I felt something breaking inside. It was my heart, your heart. I kissed your old, I felt it so cold. I told you "I love you" and couldn't help it if I tried; I cried, 'coz I looked into ypur green eyes and I saw it deep inside. You're just waiting, ready, and just waiting. I could see how much you loved me. 
   Recuerdo que siempre te dije que me regalaras tus ojos. You pretended you took your beautiful green eyes out and you gave them to me. So, before you leave, all I want is your green eyes. Like here, like now, looking at me, and showing me ALL THE LOVE IN THE WORLD. 
   Can you really have all the love in a pair of eyes? I don't know, but yesterday I felt it, I saw it... I SAW ALL THE LOVE IN A PAIR OF GREEN AYES. 

10.11.10

La Teoría de los Regalos

Siempre soy asquerosamente romántica para todo. O para casi todo. Últimamente se me ha quitado un poco porque me esfuerzo en hacerme la fuerte. Pero sí, podemos decir que en general me gusta ver las cosas de forma romanticona (entiéndase por tal cosa soñador, sentimental y generoso. Y a la RAE me remito). Bueno, estábamos en que soy romántica y pa' acabarla de chingar intensa. Soy de ésas que cree en las ganas locas de hacer las cosas. 

   Yo siempre creí (en teoría) que los regalos más padres son siempre los que valen nada o muy poco. O a lo mejor que valen millones (si es que tienes pa' pagarlos) pero que se invirtió en ellos mucho tiempo, esfuerzo y creatividad. Vaya, que su costo (monetario) no importa gran cosa. En un mueble de la casa de mi papá, por ejemplo, hállase arrumbado un cenicero hecho por mis manitas de 5 años (en el kinder, sí). Recuerdo haber pensado entonces que el cenicero era bien lindito. Completamente inútil (mi papá nunca ha fumado), pero lindo. ¡Vaya! ¡Lo hice con mis manos! Creí que con ello bastaría para que a mi papá le gustara tal cosa. (¿Ya dije que está arrumbado?).

   En caso es que en algún punto de mi vida, mi alocada adolescencia, el odio de mi mamá a que le regalaran flores y lecturas del tipo Orgullo y Prejuicio, crecí creyendo que los mejores regalos eran aquellos que sin importar el costo tuvieran algún significado. Recuerdo cómo mi mamá se encabronaba de que mi papá le llegara con flores. Decía que era porque a mi papá se le había olvidado su cumpleaños o el aniversario y nomás se conformaba con ir a la florería y comprarle algo (y la neta, no se equivocaba. A las pruebas y el divorcio me remito). Decía que era muy fácil comprar flores y que no había ninguna intención en ello, ningún esfuerzo. Supongo que fue entonces cuando algo hizo click en mi cabeza y me hizo darme cuenta que sí; que no hay ninguna creatividad implícita en unas flores. Sólo una manifiesta falta de imaginación y una intención. 
   Me han regalado tres veces flores en mi vida. Todas ellas rosas. Y no, no eran arreglos en los que yo quedara embelesada, la verdad que no. La segunda vez, por ejemplo era una sola rosa. Roja. Sentí cómo se me revolvían las entrañas cuando la sacó (esa unita rosa) de detrás de su espalda, en medio de sus manitas adolescentes (Could he be anymore of a cliché?). Esa vez, fue por una muestra de amor. La última vez, por ejemplo, fue para pedirme que fuera su novia y en esa ocasión sí era una docena. Adivine usted el color. Sí, rojas. (¬¬). Sólo la primera vez tuvo el susodicho la creatividad (diminuta) de regalarme rosas blancas. Cada una de las veces me acordé de mi mamá. Inevitablemente. 

   También en algún punto de mi vida me di cuenta que lo que mejor sabía yo hacer era juntar palabras, y pensé que entonces, si regalaba mis palabras (inspiradas en amor) podría dar los mejores regalos en la vida. Lamentablemente la gente (amigos, ex novios, familia) prefieren las cosas meramente materiales a lo bonito que pueden ser las palabras. Y entonces empecé a dejar de creer en mi propia Teoría de los Regalos. Y de los detallitos mamones, cursilones y baratones pasé, básicamente a regalar cosas materiales. ¿Pos qué? Si así es más fácil y así le gusta más a la gente. Además dije; "si la gente no se quiebra la cabeza por mi, pues ¿Por qué me la voy a quebrar yo por ella? Casi me di por vencida. Y digo casi... 

   En menos de un mes, hay un ser que ha puesto a prueba la Teoría de los Regalos. Es un ser que siempre encontré harto extraño. Nunca entendía qué era lo que quería decir y siempre me dejaba perpleja (por no decir que me hacía sentir pendeja). Ahora que lo conozco más sólo puedo decir que es rarito (que conste que él mismo usó esas palabras). En punto es que la primera vez me tuvo cómo niña chiquita abriendo cajitas. Desde una muy grande, hasta una muy chiquita. Con instrucciones (las puso adentro). Y una serie de justos 61 detallitos (todos ellos con un costo de CERO pesos). Sonreí mucho. Cómo a las 6 am en un 6 de enero. Y me dejó pensando (hasta solté unas lagrimillas). Maldito muchacho. Porque nunca nadie se había tomado la molestia...
   El otro día me hizo escribirle 3 líneas. Que yo sabía causarían algo. 

  Y hoy, justo hoy me dijo: "te tengo una cosita rara que espero te guste". ASH, lame as I am, me emocioné toda. Era una foto. Con su mano. Sosteniendo una mariposa HERRRRRRMOSA. ¿Cuándo me habían regalado una mariposa hermosa? Pues nunca. Dice que iba saliendo del tren cuando la vio, la recogió creyendo que estaba muerta, le tomó la foto pensando en mi (AW!) y entonces fue que la mariposa revivió (por el calor de sus manos, dice el muy coco washer) y voló. Ya que la vi, la dejé abierta en la pantalla. Mientras escribo este post, está allí, abierta. Y no dejo de ver la textura de sus manos. CALL ME CRAZY. Ese pinche detalle de ir por la calle, ver una mariposa y acordarse de una. CHET. 

   Y nada. Quizás compruebe que mi Teoría de los Regalos es cierta.

   And... Houston, we have a problem. ¿Qué le voy a regalar yo ahora? :S

5.11.10

Amarse

"Uff qué horror ésas que ponen fotos de sus tetas" Me quedé pensando tras esta afirmación. ¿Por qué se ofenden? ¿Por qué las encuentran de mal gusto? En verdad no lo entiendo. Al menos no ahora. Antes, cuando yo era más mocha, hacía ese tipo de afirmaciones. ¿Cuándo cambió la cosa? No lo sé. Pero no lo entiendo. No le veo lo malo a que alguien ame profundamente alguna parte de su cuerpo para enseñarla. Hay quien dice que es porque no se quieren; yo pienso todo lo contrario. Deben de quererse mucho para mostrarse así. Sin tapujos.

   Recuerdo una vez, cuando hacía mucho calor y había unos niños de 3 o 4 años correteando desnudos por el balneario y entonces mi abuela dijo "qué rico andar así". Por aquel entonces yo tendría unos 15 años y le pregunté el porqué de dicha afirmación. Sin titubear me dijo "a esa edad no te importa andar desnudo, no te da vergüenza". Me acordé de eso porque hace mas o menos tres años caminaba yo por la Gran Vía en Barcelona y de repente me salió al pasó un hombre de mas o menos unos 60 años, sonriendo completamente, cargando la bolsa de sus compras (sólo eso); sí, pelotas al aire, descalzo y con una sonrisa de oreja a oreja. No pude más que reírme con él. Lo vi, sí lo vi. Pero no me causó ni repulsión ni nada. Sólo me dieron ganas de sonreír. "Qué tipo tan libre", pensé.

   También he de decir que jamás había visto tantas tetas. Qué impresión. Viniendo yo de México, dónde no hacemos esas cosas. Jajajá. Terminé por acostumbrarme y por admirarme bastante. También a los gays. Porque un día, sin querer terminé en las olimpiadas mundiales gays. Yo fui la que se sintió rara. Y me imaginé como se sienten ellos en medio de un mundo heterosexual. Pffft. Qué sensación tan extraña.

   Y entonces pienso, si a la gente le da la gana andar por el mundo desnudos, si le da la gana poner sus fotos en pelotas... ¿Qué hay de malo en ello? Sean las razones que sean. Según yo, sólo significa que se quieren mucho. O que les gusta algo de su cuerpo. A algunos les gustan sus ojos, y los muestran. A otros más les gustan sus nalgas. O quizás sus pómulos. Tal vez sus orejas. O labios. O voz. O mirada. O cejas. O piernas. O pene. O... Siempre hay una parte de nuestro cuerpo que amamos. ¿Está mal querer enseñarla? ¿Está mal decir "a lo mejor no estoy buenísima, pero qué buenas tetas tengo." ¿Y acto seguido tomar una foto y enseñarla? Esto va más allá de la libertad de expresión. Es la libertad total de amarnos. Y de amarnos presumiendo. Enseñando.

   Entonces me paso por el arco del triunfo esos comentarios de "attention whore" y de "Qué oso con la gente que pone sus avatares enseñando". Yo no. Que yo no lo haga, no significa que esté mal. Al contrario, lo celebro. Lamento mucho también no tener esa educación donde vale madres enseñar. Yo soy más bien pudorosita (a veces). Pero celebro a la gente que se ama tanto para mostrarse. Y la postura esa de "si enseñan es porque no se quieren" o "si disfrutan su cuerpo no tienen amor propio". Jajajá. Al contrario, según yo, lo tienen en demasía.

   Eso de amar tu cuerpo está subvaluado.

19.10.10

¡Arriba las putas!

"¿Sabes qué está del nabo? En este pinche país las mujeres no tenemos la misma libertad sexual que los hombres" Emo sonrió, es importante recalcar ese hecho. Sonrió, no rió. Sonrió como dándome la razón. Sabe que la tengo. Llevo meses pensando en este post, pero no sabía cómo escribirlo. 

   En México si llevas una vida sexual divina, sorry, eres una puta (si eres mujer). Pinche promiscua, pecadora, ¿Quién te va a querer así? 
  He de decirlo, gracias al papá dios de los pobres, a su dios católico, ése que no les permite disfrutar de su cuerpo en plenitud. Qué lástima. Y tenemos que agradecerle también a nuestras mamases (sic), a las novelas, a las películas de Disney (ya sé que insisto con lo de las películas de las princesas), las telenovelas y la religión. Oh sí, señor mío. He ahí las cuatro razones por las que tenemos mujeres insatisfechas (vulgarmente conocidas como "malcogidas") que no saben cómo hacer un Blow Job ni han tenido la dicha de disfrutar del kama sutra.  
   En México el término fuckbuddy es raramente conocido. Pero léanlo bien: Mientras más preparada esté una mujer, más disfrutará el sexo. Por eso, les explico: Fuckbuddy es una persona que básicamente sólo está para coger. No hay amor ni enamoramiento de por medio. Eso sí, conoces su background (por aquello del Sida y esas cosas) y sólo basta una llamada para satisfacer tus necesidades básicas. 
   No, en México (y en general en los países latinoamericanos) se asocia al sexo con amor, y son cosas completamente diferentes. Y créanme: sí es completamente distinto tener sexo con tu pareja de meses o años a tener sexo con un tipo por el que sólo sientes ganas de coger.
  Otra cosa que me parece de suma importancia y que muchas mujeres no llevan a la práctica en la cama: comunicación. "Me gusta eso", "así", "del otro lado"... Que alguien me explique porque las mujeres no dicen lo que les gusta y lo que no en la cama. Y eso sí, si no lo has probado ¿Cómo sabes que no te gusta? Es tu cama, es tu sexo, es tu placer... ¡Qué más da que digas lo que te gusta y lo que no! 
   Ya sé que ya estás pensando otra vez en el amor. Ya te dije que no hay tal. Sexo y amor son cosas distintas. Pueden ir juntas, sí. Pero no son necesarias. Puedes amar a un hombre que no te pone las cogidas de tu vida (me ha pasado) pero que con comunicación puede mejorar. Y puedes coger con un wey que no amas (que quizás puedas amar, aunque no me ha pasado). O puedes amar a un güey que desde siempre te cogió divino. Bleh, las mezclas están variaditas, no importa gran cosa. Lo importante es que sepas diferenciarlas y saber que puedes coger sin amar. Así de sencillo. 
   Seguro piensas que estoy loca, que cómo una vieja como yo va a venir a decirte después de tantos años que puedes ser una casquivana, ¿no? Pues puedo y te lo voy a decir. El sexo es una de las cosas más deliciosas jamás creadas por la naturaleza y no hay manera de vivirlo en su máximo esplendor hasta que tienes un orgasmo y después de práctica y de un buen partner y autoconocimiento, orgasmos múltiples. Y triste pero cierto, muchísimas mujeres en el mundo jamás han tenido uno. Lloro. 
   Ah y volvemos a lo mismo. ¿Quién te va a querer si ya estás usada, no? Tache. Si hay algún pendejo que piense eso, definitivamente es que no es el hombre para ti y solamente hará tu vida más miserable. ¿Llegar virgen al matrimonio? Si es por convicción me parece muy respetable, pero no te aseguro que tengas una vida sexual plena. Hay que probar la mercancía antes de comprarla porque un día puedes encontrarte siendo la mujer más insatisfecha del mundo. ¿Eres una puta? Pffft,  ¿Quién lo dice? Oh sí, ésos que dicen que ya te quemaste con medio mundo, ¿no? Y explícame; ¿Ellos por que si pueden andar cogiendo con quién sea? No me queda claro. Si buscamos un mundo de iguales, creo que deberíamos tener sexo igual que ellos. 
   Ah, sigue sorprendiéndome el tratar de luchar contra corriente, contra los instintos naturales de uno. No hay nada de malo en el sexo, que al finalizar sólo deja lindas estelas de endorfinas y relajación. Díganme, si diosito no quería que sintiéramos esas cosas ¿Entonces para qué inventó el sexo? Okay, esto es pura psicología invertida y nomás estoy intentando convencerlas. 
   
   Cuando Emo sonreía dándome la razón fue que le dije: "Pero tú te crees que es tan fácil deshacerse de las ideas y miedos con los que fue criada. No. Es lo más difícil." En esa parte de nuestra vida, de muy chiquitas es que nos enseñan que nuestra misión en la vida es estudiar (ay sí, ya estamos en la modernidad) y casarnos para dejarlo todo. Porque una mujer enamorada se obnubila (tema para otro post). Es bien difícil tratar de pensar distinto y ver a tus congéneres casándose y reproduciéndose cuál conejos. Se nos enseño a depender de los hombres, a sentirnos protegidas por ellos, a ser el "sexo débil" Es difícil soportar la presión social del "puta" o "quedada". Díganme qué princesa de Disney o qué protagonista de novela no termina con un hombre. No la hay. Es cómo si nuestra misión en la vida fuera esa. Lloro. ¿Y dónde están las mujeres sexualmente satisfechas? ¿Las madres trabajadoras? (aunque aquí me alegro mucho porque cada vez hay más) ¿Los niños y niñas que son criadas a la par por padre y madre? ¿Las mujeres que tienen una carrera profesional igual de larga y fructífera que la de un hombre? ¿Dónde están las mujeres que cambiaremos a este país? 
   Porque ustedes verán, he aquí el meollo del asunto: ¿Quiénes crian al mundo? Sí, nosotras. Esto que vemos a nuestro alrededor es nuestro. Básicamente podríamos rulear al mundo (muajajaja) y cambiarlo. Porque somos educadoras desde hace siglos y no tenemos ni idea de nuestro papel en el entramado social del que formamos parte. 

   Yo mientras tanto he aprendido a confiar más en las putas simplemente porque son las que más saben que tenemos exactamente el mismo derecho que un hombre de disfrutar de nuestro cuerpo y de descubrirlo en plenitud. 

Nota: creo que la RAE debería cambiar el significado de esa palabra. Y ya entrados en el tema les dejo esto, nomás pa' que vean que hasta en nimiedades traemos el machismo bien metido.


18.10.10

Nueva decisión.

Llevo años de mi vida cuidándola. Llevo años de mi vida detenidos por estar con ella. Ya no. Hoy ya no. Estoy harta de este estrés, de las peleas diarias, de ser la mala del pinche cuento (donde soy una maltrata viejitas). Me declaro completamente incompetente para manejar esta situación. Incompetente. No más, por vez primera en MUCHO tiempo me declaro egoísta. Que la cuide su hijo, que hasta hace muy pocos días no la había cuidado NUNCA.
   Ya. Sólo quiero vivir mi vida y esta situación me tiene de la chingada desde hace semanas. Ya. No es responsabilidad mía. Ya me cansé.
   Al rato vienen a llevársela, aunque a ver si en verdad se la quiere llevar, porque tiene meses diciendo que lo mejor para ella es estar en su casa, a pesar de que es aquí donde tiene el poder de manipular a todo el mundo y de hacer lo que le venga en gana, a pesar del daño que esto pudiera causarle. Y yo ya me cansé. Ya son muchos meses, y estoy EMOCIONALMENTE ACABADA.
   EMOCIONALMENTE ACABADA y ya no puedo más, si sigo así me voy a enfermar.
   Ya no.
   

13.10.10

¿Dana Reloaded?

La cosa es bien sencilla. Hoy escribo desde el hospital. Otra vez desde el hospital.
     No, no estoy enferma. No yo. ¿Qué es peor, estar enferma o ver a quien uno quiere enfermar?
   No quería escribir este post sino hasta final de año, pero dije "ni paper", no entiendo porque el aferrarnos a ciertos períodos de tiempo. Y este momento en mi vida, una vez pasado (espero) sí podrá ser contado en alguna unidad de tiempo, pero deseo que también sea sólo eso: una etapa. 
   Sé también que llevo un año posteando cosas sobre enfermedades, muertes y dolores. Lo sé perfectamente y créeme, yo estoy más cansada que tú. 
   El otro día alguien me preguntaba por qué me estreso tanto si vivo en un pueblo. Me quedé callada unos segundos, pensando, y sólo atiné a decir que era por el trabajo. Días después hablé del mismo tema con la misma persona y como casi todo el último año, me solté a llorar. Creo que jamás habían salido tantas lágrimas de estos ojos como en los últimos tiempos. Me solté a llorar porque a veces quisiera ser una chavita de 23 que sólo se preocupa por el noviecillo, la escuela y a qué antro ir el fin de semana. Y mi vida desde hace años no es así. 
   He repetido hasta el cansancio la muerte de mi tío el 31 de julio del 2009, la horrible depresión en la que me sumí después, donde no podía ni comer, ni dormir, ni concentrarme. Como me aislé del mundo y viví mi duelo sola, a oscuras entre las cobijas de mi cama, llorando todos los días. Cómo terminé una relación de dos años y medio que ya sólo me hacía daño, cómo fue de dura y difícil esa ruptura. Después, una suerte de "recuperación" donde empecé a sentir que las cosas mejorarían. Y no, vino el cáncer de mi abuelo y la decisión (completamente segura) de dejar la universidad un rato para estar con él sus últimos meses. Paré mi vida sin imaginar lo difícil que sería todo esto (pensé que sería más difícil seguir en la universidad y con mi familia lejos). Mi regreso a Tula a un mejor y más complicado puesto en la empresa. 
   Y en ese aspecto es específico es que hubo cosas buenas, sí. Pero me ha costado muchísimo trabajo asimilar ciertas cosas. Volví a vivir con mis hermanas después de años de no compartir el mismo techo. Me dio nostalgia y al mismo tiempo, mucho amor. Nos unía/une la misma razón para estar allí y medio que había olvidado lo que se siente tener hermanas. Sin embargo, el ambiente era bien tenso y doloroso. Éramos nosotras 3 y mi tía, cuidando a un par de viejitos enfermos. Una con una cadera rota, persona harto difícil (como niña chiquita) y el otro, el mejor enfermito ever, que nunca se quejaba (a menos que pidiera entre la poquita voz que le salía que hiciéramos el favor de acabar con su sufrimiento) pero con metástasis. Vivíamos entre los lloriqueos, quejas, exigencias, gritos y manías de ella, y la lenta muerte de él. 
     Él era más mi papá que mi papá y ella es más mi mamá que mi mamá. 
   Por eso accedí a todo. Por eso al mismo tiempo que sufría y me estresaba en el trabajo con mi incapacidad para concentrarme, mi duelo, mi dolor, una jefa estresante que me exigía una perfección que yo no podía darle; vivía mis noches cuidándolo a él y oyéndola llorar a ella. Me daba mucho miedo. Miedo de que se me muriera a mi, ahogado. Me daba miedo llegar a ver las sombras que él decía ver. Odiaba despertar con el llanto de ella. Los pocos ratos que podía (mos)  prestarle atención a ella, la verdad es que no tenía la paciencia, ni la cabeza, ni las ganas. No toleraba el hecho de saber que él estaba realmente mal y ella complicaba más las cosas, tratando de llamar la atención a todo momento. A veces mi abuela puede ser desquiciante. La verdad es que ella siempre fue así y cuando uno llega a la vejez, los defectos simplemente se acentúan. Hoy no sé si sigo viviendo mi duelo. Creo que sí. Hay días que lo extraño mucho. Que una mirada, una arruga, un caminado o algo me lo recuerda vívidamente. Hay días  como hoy en que revivo cada uno de los últimos momentos que pasé con él. Aún no puedo recordarlo cachetón y gordo. Todavía lo recuerdo en los huesos, con esa cara horrible de tristeza. Debo confesar; creo que fui cobarde esos últimos momentos. No me gustaba ya entrar en su cuarto y verlo medio inconsciente, sangrando por la nariz por el oxígeno y cada vez más acabado. Mi dolor al verlo era tan grande. Intenté de muchas maneras calmar mi dolor emocional al tiempo que trataba de aminorar el dolor físico de él. Muchas veces creo que lo conseguí, pero la verdad es que no sé si en verdad fue así o si es que a él no le gustaba causar molestias. Con todo ese cáncer que lo carcomía por dentro sólo dos veces pidió Ketorolaco. Pasé sus últimas noches a su lado, mientras tuiteaba, con el sonido del oxígeno de fondo, su tos, su sangre, sus pies extremadamente hinchados que varias veces puse entre mis piernas y masajeaba para eliminar el líquido en ellos. Muchas veces despertaba y decía incoherencias o pedía que lo matáramos. Llegó un punto en el que creí que de tanto hacerme la fuerte, me derrumbaría en medio de la calle, un día cualquiera y enfrente de cualquier desconocido. Pensé no una, sino varias veces en darle el descanso que tanto pedía. Jon Mikel entonces me dijo que tenía que entender el hecho de irse dignamente. Para entonces yo ya había dejado de creer en dios, en un lento proceso que me ha dejado molesta, lastimada y enojada. Pero creo que mi abuelo aún creía y entonces le hablé de ello; de irse dignamente. Quiero creer que me entendió, que lo pensó y que decidió irse dignamente, porque no volvió a hablar del tema. Sufrió mucho el último mes. No volvió a bajar las escaleras de esa casa, sino hasta que su corazón había dejado de latir.  Qué mes tan difícil. La casa se sentía tan pesada, con un olor fétido, a muerte, oscura. Por eso creo que dios no existe. No cabe en mi mente que un hombre tan bueno, tan bondadoso, tan compartido, tan honesto, se haya ido así y que gente malvada viva tranquila y sin consecuencias. La vida o dios no son justos con los injustos. Nunca lo han sido. Por eso dejé de creer. No tolero frasecillas que incluyan el "gracias a dios" o "dios mediante". Mi pequeño consuelo es pensar en que hay personas que viven enfermedades terminales por años o que mueren solos. Él no. Fue relativamente poco tiempo, rápido, no tuvo tanto dolor físico y no murió solo. Murió rodeado de gente que lo amaba. 
   A partir del 25 de abril de 2010, después de 23 años de pasar mi vida a su lado, dejé de creer en dios para creer solamente en mi abuelo, que en alguna dimensión desconocida y superior (que me niego a llamar "cielo") está cuidándome de alguna manera. O quizás no. Quizás en esa dimensión ya olvidó que estamos acá y tiene una vida nueva donde tal vez algún día nos reencontraremos. No lo sé. 
   En ese ambiente, me enamoré. No sé cómo tuve cabeza para tal cosa, pero así fue. Llegó justo a tiempo y a pesar de que duró poco, muy poco, no sé cómo podría contar esta historia de no ser por ese hecho. Me apoyaba a su manera, desde lejos y por ello le estaré eternamente agradecida. Sin embargo, creo que yo no supe ni quise ver que era un hombre confundido y que al final íbamos para caminos diferentes. Quise y me esforcé en creer muchas cosas. Yo sola. En ese momento lo necesitaba. Hasta que un día me di cuenta. Mi abuelo entonces ya no estaba y yo quise creer que lo único que me quedaba era esa relación que me tenía como puberta enamorada. La realidad me golpeó poquito a poco. Él se alejó y yo quise aferrarme a los detalles, a los momentos, a las palabras... hasta que de nuevo mi dolor era tan grande que me di cuenta que no podía vivir así. Fui tajante, como todas las decisiones en mi vida y terminé con todo lo que me lo recordaba. Lloré entonces todas y cada una de mis noches, durante un mes. El día que sentí que que el dolor que traía en el pecho era insoportable y me partía en pedazos, regresé a terapia. Salí enojada conmigo misma por mi pendejez, mi necedad y mi poca humildad. "Él te dejó a ti" me dijo la terapeuta. Y yo no quise creerle, hasta que me di cuenta que sí, que yo soy de esas mujeres que se enamoran y se obnubilan, se anulan, dejan de existir, dejan de vivir sus propios sueños, para adaptarse a los sueños del hombre en cuestión. Qué pendeja. Y entonces me enojé. Por chaquetera mental, por necia y por caer en todos los clichés que tanto critico. Con la calma vino la determinación de saber/creer que la próxima vez intentaré no ser tan pendeja. Uno de los factores determinantes de tal resolución fue cuando la Peka me dijo que me planteara 3 sencillas preguntas: ¿Qué quieres? ¿Cómo lo lograrás? ¿Con quién? Pero fue muy clara; el orden de las preguntas jamás deberá alterarse y la tercera pregunta siempre deberá adaptarse a las dos primeras. Esa persona de la tercer pregunta es alguien que camine conmigo en el trayecto, no que me desvíe de él.
   Cabeza dura como soy, pasé días pensándolo hasta que lo digerí. Trataré de vivir mi vida así. Pero qué chingado miedo a volverme a enamorar y olvidarme de mis planes, de quién soy y qué quiero. En ese sentido, quién sabe qué suceda, porque es difícil romper con un círculo que uno viene viendo/viviendo desde que es chiquita. (NOTA MENTAL: no educar a mis hijas así).
   Y... mi jefa es tan difícil. Me hace las cosas tan complicadas, me hace llorar de frustración. No sé cómo he podido tener tanta paciencia con una mujer así en el trabajo y otra mujer peor en la casa. Ambas me frustran, me cansan, me agotan, me estresan. Pero no, sí sé cómo es que he podido aguantar tanta cosa. Están regresando el insomnio, la manía de chocar los dientes hasta que me duelen las encías, los dolores de cabeza, el bloqueo para escribir, el llanto repentino. No cabe duda, cuando crees saberlo todo, la vida llega y te hace huevos en la jeta. Creí tener estos problemas perfectamente controlados. Ya vi que no. Mi cuerpo está tenso, cansado. Hospital de nuevo. Otra vez operación a mi abuela. Antes de la operación me sentí la persona más mierda porque pensé que si se muriera las cosas serían mil veces más sencillas. Ahora mi tía no está para ayudar. Y sólo entre Dariana y yo nos tenemos que chutar a la viejita. Pensé en lo difícil que sería cuidarla otra vez. Salió bien de la operación y me alegré, sonreí mucho al verla bien. Mi amor por ella sigue intacto. Pero... estoy cansada. Lo difícil (otra vez) viene ahora. Cuidarla en casa.
   Mi corazón y mi cabeza están tan cansados. No sé si podré. 
   Cosas buenas también ha habido, no lo voy a negar. Estoy aprendiendo tanto en el nuevo trabajo. He conocido gente increíble que quiero tener en mi vida por muchos años y que ha sido un gusto conocer. Me enamoré y aunque también lloré mucho no le quito mérito al hecho de que me sentí en las nubes un par de meses (si lees esto, te agradezco mucho). Conocí más de mi y de las cosas que NO debo hacer para evitar volver a cagarla. Volví a escribir y este blog está más bonito a la par de mi blog en Milenio Hidalgo. Gané Twitteras Asesinas . He estado más con mi familia. Y... habrá dos nuevos integrantes en la familia (que llegarán el próximo año). Llevo una vida más sana. Regresaron con más fuerza que nunca mis locas ganas de estar en la universidad. Pero supongo que será rumbo al 2011 que escriba un post positivito. Not yet. 
   Pinche año de catarsis, llantos, muertes, enfermedades... Si me preguntas cómo estoy la respuesta es cansada. I just can't take another heartache. Mi fuerza me sorprende cada día más. No sé de dónde sale. 
   Sé un poco más qué quiero. Sé un poco más que hacer para no cagarla. Creo. 
   Pero tengo el corazón bien bien bien cansado. Hay ratos en que me siento muy sola y desearía el amor y el apapacho de alguien que supiera valorar lo que soy y para donde voy. Alguien que esté. Alguien que comparta mis luchas y limpie mis lágrimas. Pero esto del timing es tan difícil. Y la verdad es que estoy tan cansada que no quiero pasar por lo mismo de nuevo. No quiero que ningún cabrón se me cruce en el camino. No ahorita. No quiero que me lastimen y no quiero lastimarme yo misma de nuevo. Así que, cabrones del mundo vean bien a esta vieja, es lo que hay. Si no son capaces de valorarlo, si no saben lo que quieren, si no les interesa en realidad, si no están en el mismo canal... desaparezcan de mi camino. Ahorita no estoy para que me hagan chingaderas. Y siendo todavía más franca, espero que esta vez yo tenga la capacidad e inteligencia de percatarme y de mandarlos a la chingada de ser necesario. Sin chaquetas mentales y desgaste emocional. 
   Deseo con todo mi corazón que lleguen los buenos días, los tiempos mejores, donde yo pueda escribir en este blog los posts más cagados y más felices. Una Dana que ahora sí vaya a donde quiere ir. Sola o acompañada, pero feliz. Porque esa Dana, my friends, es la que hace mucho no veo, pero que muero de ganas de reencontrar. Después de tantas cosas sólo puede venir mejor. Dana reloaded. No sé cuando suceda tal cosa, pero TIENE que suceder. 
   Ya la vi. Ya me vi. 
   Ahora voy a llorar un rato, porque este post me dejó hecha una piltrafa. 

7.10.10

Señorita: lo que usted necesita es un novio.

Lo que quiso decir la doctora es que yo necesito sexo. Pero no quiso verse muy directa.

   Mi lucha contra es estrés lleva ya varios años gestándose. El año pasado yo insistía en estar enferma de algo. Examenes y más examenes y nada. Pero mi subida de peso, mi presión altísima, los interminables dolores de cabeza, las manías locas (como el que me molestara en sobremanera que mi piel tocara la textura de la alfombra), las peleas horribles con el ex con el que vivía, el colesterol y los triglicéridos y todo me indicaban que yo estaba enferma de algo. Hubo veces que me dije a mi misma que a lo mejor era que estaba loca por esas cosas tan enfermas que cruzaban por mi cabeza. Eso de la alfombra me molestaba horrible al punto de causarme conflictos con mi ex (hoy sé que eran sólo manifestación de algo más profundo). Después de semanas sin saber qué era lo que tenía y de insistir en una enfermedad casi casi terminal (la hipocrondría, el mal familiar por excelencia y digno de otro post) el doctor me dijo (viéndome con cara de 'no me chingue señorita hipocondríaca'): "Señorita, lo que usted tiene es un Síndrome Metabólico causado por estrés" acto seguido me dio unos libritos para de ese momento en adelante vivir mi vida de manera distinta y dejar de hacerle al drama. La verdad no leí los libros, ¿Pa' que me hago la que sí?

   Hice algo mejor y sin darme cuenta. O quizás sí. Llevaba meses acordándome de mi primer amor. Me sentía morir cada vez que me hablaba de su novia. Y volteaba a mi alrededor y nomás no me sentía a gusto con el güey con el que estaba pasando mi vida. Ya no lo amaba y eso era claro. Al contrario, no lo entendía, ni el a mi y si mi estrés era causado muchas veces por esa situación, la verdad es que también se agravaba cada vez que lo veía. Hubo días que el solo hecho de ver su cara me ponía de malas, llegué a odiarlo. No toleraba amanecer con él todos los días. No tenía ganas de ver su cara después de mis días pesadísimos. La certeza de no amarlo llego poco a poco. Y él también se fue alejando de mi. En su momento quise creer que la que había dado todo por terminado era yo, pero no fue así. Él también, consciente o inconscientemente me dejó sola y yo me di cuenta que efectivamente, sola sí podía. Ese era el paso que me faltaba tomar y le agradezco infinitamente que se haya alejado, porque si no yo probablemente seguiría en el círculo vicioso ese de creer que sin él no podría sobrevivir porque estar a su lado era "cómodo". Un día que salí con amigos y él no estaba, it hit me: era tan feliz sin él, mucho más que con él. Y desde ahí fue que tomé mi decisión. Él intentó convencerme por semanas enteras de volver, mi familia creyó que regresaríamos, él se arrepintió de algunas cosas que hizo... Pero no había vuelta atrás. Yo tomé esa decisión completamente segura. Y pa' atrás, ni pa' agarrar vuelo.

   Después de la difícil ruptura me mudé con un roomie gay que lo único que hacía era hacerme reír. Mucho. Y cuando me ponía loca sólo optaba por ignorarme y encerrarse en su cuarto. Nuestros enojos siempre duraron 5 minutos. Nos adoramos. La primera noche que pasé en esa casa dormí en el piso, rodeada de cajas y con los ojos hinchados de tanto llorar. ¿La verdad? tenía meses sin dormir tan bien. De ahí, empezó mi adiós al estrés. Me reía todo el tiempo. Pero entonces llegó la amiga depresión. Y no podía leer, ni concentrarme, ni nada. Tuve que dejar la universidad. Y me mudé de regreso con mi familia. Mi abuelo murió, me enamoré y me rompieron el corazón (once again).

   Llevaba meses bien, la verdad. justo me acababa de ir a la playa, pero la semana pasada definitivamente ya no pude más. Sucede cuando se te juntan las cosas. Trabajo, familia, decisiones, mis tremendas ganas de regresar a la universidad, planes, problemas y pa' acabarla de chingar, el SPM. Eso del Síndrome Premenstrual suena mega cliché (Angie dixit), pero es que es la verdad. Lamento mucho tener que informarles, que mis hormonas siempre me pasan a chingar. Dos semanas de migraña, sin poder dormir, llanto ocasional, problemas laborales, una abuela enferma y la sensación de soledad cabrona me llevaron el sábado al doctor. Decisión que pospuse porque tenía miedo de la presión alta (otra vez). El saldo: encías hinchadas de tanto chocarlas por estrés, cansancio extremo y dolor de cabeza. La doctora me dijo: "no tienes  porque estresarte tanto, vamos, tienes 23 años. Tómate esto (diclofenaco y complejo B) por dos semanas, intenta lo naturista, haz ejercicio. Ah, y..." Y entonces me vio con cara de pena. Ya supe lo que venía: "a ti lo que te hace falta es..." no se atrevía a decirlo con todas sus letras. "A ti lo que te hace falta es un novio."

   No doctora, a mi lo que me hace falta es sexo. Los novios y la enamorancia son muuuucho más complicados. Y ahorita no estoy para que además de estresada, ande como pollito lastimado.

3.10.10

Confesiones y miedos culeros

Te voy a contar la verdad: nosotras somos como huérfanas. De ahí mi fascinación por las relaciones familiares ajenas. Las miro entre curiosa, envidiosa e impresionada. Hoy que veníamos de regreso mi hermana me dijo entre lágrimas que ahora con lo de su embarazo no sabía como es que a mis papás les preocupábamos tan poco nosotras. No saben cómo vivimos, o cómo hacemos para pagar la renta, o donde andamos, si estamos bien, si comimos, si llegamos a dormir. Vaya, no saben nada de nosotras y no se preocupan gran cosa por enterarse. Hoy me preguntaron (en tono de reclamo) por qué no abrazaba a mi hermana cuando la veía, por qué no nos besábamos y tocábamos. La verdad es que no somos así. Les contesté que nunca nadie nos enseño a tocarnos o a querernos, nuestro amor es frío. Nos amamos, sí, lo sabemos, pero nunca nos abrazamos o nos besamos o nos tocamos. Nuestro contacto físico es nulo. Pero ¿Cómo nos iban a enseñar a hacer esas cosas si nunca nos abrazaban ni nos besaban, ni nada? ¿Y ahora? ahora menos. 

   Es muy raro sentirse completamente ajena a tu familia. Estar allí sentada, en medio de todo eso y no sentir la confianza para absolutamente nada. Porque no te nace, porque no se puede, porque no hay de donde. Yo los adoro, ¿Cómo no los voy a querer? Pero es que hay tantas cosas y tantos años que inevitablemente nos separaron. Hoy me doy cuenta que no los tuve cuando más los necesité y es que ellos tampoco quisieron estar y uno termina acostumbrándose a absolutamente todo. También a las ausencias. 

   Me dieron ganas de llorar, pero me las aguanté. El 10 de mayo yo no lo entiendo, no sé de qué va la celebración aquella. Mi mamá me hizo tanto daño siempre, desde chiquita. Son bien poquitos los recuerdos lindos que tengo de ella. Y cuando empezó a trabajar se hizo muy ausente para mi. A los 17 dejé de recibir cualquier apoyo de ella (que antes era sólo económico). Mi mamá nunca fue mi amiga ni nada de esas cosas que yo no entiendo. Hoy es una completa desconocida. Aprendí que no tiene ningún caso tratar de entender sus actos, al contrario, sólo me lastima más. Mi única explicación coherente es que se casó muy chica y que no sabía cómo ser mamá. Luego el castillo que construyó junto con el otro escuincle pendejo que era mi papá se le cayó pronto y las cosas nomás salieron peor. De ahí puras cagadas y medio salimos pagando las consecuencias nosotras las hijas. 

   Y eso es de las cosas que más miedo me dan. Tomar una mala decisión en cuanto al hombre de mi vida se refiere; despertar un día y darme cuenta que me equivoqué, con hijos, casa e historia detrás. También tengo miedo a ser una mala madre. Y tengo miedo a que mis hijos algún día sientan la nulidad que yo siento por la mía.
  
   Y ahí va otra confesión: me avergüenza esto. Porque nadie entiende la complejidad (o nulidad) de mis relaciones familiares. Nadie entiende que somos como huérfanas aunque tenemos padres. ¿Por qué avergonzarme? Debería avergonzarle a ellos que hace muchos años no se preocupan NADA por sus hijas. Pero, siempre termina avergonzándome a mi. Porque... Porque todos mis exes vienen de esas familias bien, unidas. Y mi situación me avergüenza. Y termino sintiéndome sola y como un pajarito herido tirado en medio de la calle. Y no quiero que sientan lástima por mi y la terminan sintiendo. ¿Y si ningún hombre de familia bien me quiere porque yo estoy "dañadita"? Vamos, que mi vida puede ir directo a Mujer Casos de la Vida Real. 

   Seguro que todos estos miedos seguirán persiguiéndome, que iré más horas a terapia, que seguiré derramando lágrimas cuando más sola me sienta, que seguiré fascinándome con las vidas familiares de otras personas... pero supongo que así me tocó vivir y ni pedo. 

   No pretendo terminar este post siendo positivita, porque la cosa no es tan fácil. Cargo con estas cruces desde hace años y no creo que se vayan tan fácil los fantasmas que no cesan en perseguirme, sólo espero, deseo y sueño con que algún día yo sea capaz de entender un poco más estas cosas que hoy simplemente no puedo. 

   Y si tú que lees esto tienes una familia de esas de álbum fotográfico: qué pinche envidia. Enjoy. 


27.9.10

Querida Señorita Cosmo:

Qué lástima me dan las chicas como tú. Sí, ya sabes, ésas que se leen todos los tests tipo "100 razones por las que no te llamó" y "10 métodos infalibles para lograr que te llamen" o "36 trucos para volverlo loco en la cama y comiendo de tu mano para siempre" o "Cómo lograr disuadirlo de que te dé anillo sin que se dé cuenta". Irrisorios y sí, infalibles para que te dejen. Pero no nos engañemos. Tampoco es que eso haya salido de las revistas. Nuestra necesidad de explicarnos los actos masculinos no sólo viene de allí. ¡Bah! Como si entre nosotras no nos ayudáramos a hacernos las chaquetas mentales esas en las que el güey no es que no nos quiera, es que "no se ha dado cuenta" o "tiene miedo" (hilarante, ya sé).

   No es de hoy, ni de ayer. Es que si te molestaba de chiquita, te jalaba el pelo y te correteaba; "le gustas". Y ahora, si no te llama ni te busca; "tiene miedo porque le gustas demasiado" o "seguro está muy ocupado" (entre otras ideas más chaqueteras mentales). Quién sabe de donde sacamos esa idea de que mientras peor nos traten y más indiferentes sean, más nos quieren. 

   No crea querido lector, que yo no hago lo mismo (dejaré de ser vieja). Lo cierto es que cuando me hallo a mi misma dentro de estas cavilaciones me doy una cachetada y me doy cuenta que la ansiedad y la incertidumbre están del nabo. Si tengo ganas de llamarle al hombre en cuestión o de hablarle sucio o de decirle que lo amo o de decirle que ya fue; lo hago. No entiendo eso de estar campechaneandoles las cosas o peor aún de echarles las indirectas para que ellos las agarren directas. Sus cerebros no funcionan así, ¿Cuándo hemos de entenderlo? Lo mejor es ser claras y directas: "yo soy así y las cosas me gustan de esta manera, no hay más". ¿Qué tontita cree eso de que si haces las cosas que dicen los tests te va a querer y desear más el hombre en cuestión? Bueno, sí. Mi pregunta sobra, conozco a varias. 

   Además... qué hueva ser chica test cosmo. Neta que no se puede ser más cliché de mujer que aplicando los tests de esas revistas. Lo mejor, lo que más funciona (te lo jurito) es ser tu misma. Y quizás muchas veces las cosas no salgan como tú quieres, pero es que la compatibilidad no funciona de esa manera. El que te quiera (ay sí, ya va mi cliché barato) ha de quererte tal y cual tú eres. Pa' cada roto un descocido. Así que no os preocupeis. Algo llegará.

      La verdad es que la mente masculina funciona de una manera mucho más sencilla. Los hombres son mucho más honestos consigo mismos y no gastan energías pensando en "hubieras" y mucho menos en los significados de cada uno de nuestros actos femeninos. Ellos siguen más fácilmente sus instintos animales y la verdad es que de esa manera se complican menos la vida.

   Mientras tanto, te doy una fórmula infalible para la ansiedad, el aferramiento, la necedad y las chaquetas mentales: STOP RIGHT NOW! No vas a conseguir respuestas a las preguntas que te haces en tu cabeza si no haces las preguntas a la persona indicada (en este caso, él). Habrá ciertos especímenes que no se dignarán siquiera a devolverte la llamada, a contestar a tus SMS o  tus tweets o  en el MSN o en el FB chat o a tus comments en su wall o... en fin, que si sospechas que no te pela (sí, aunque sólo te llame pa tener sexo) entonces es que es hora de que dejes de hacerte chaquetas mentales. No te quiere y no le interesas (y no, si sólo te llama para sexo es que te quiere únicamente para eso. Sí, aunque sea lindo en medio del acto sexual). Si entonces has decidido dejar de hacerte chaquetas mentales respecto a los actos masculinos y sus incontables significados: ¡Felicidades! ya estás un paso más allá. Ahora, move on. El que sigue, next. No te aferres y no dejes de intentarlo. ¡Quién sabe! Tal vez ese güey que no supo ver lo que hay en ti, te hizo un favor y el mero bueno está esperando por ahí.

P.D. Y mientras tanto, quizás pudieras dejar de tener tantos complejos en la cabeza, informarte un poco en cuestión de sexología y ser un poquito más como ellos: desapegarte y disfrutar como loca de tu cuerpo (nomás digo). Si no es el bueno, pos úsalo. Jijiji. Y si eso no es lo tuyo, también está bien; acá no hay reglas.

14.9.10

La semilla Bicentenaria

   Este fin de semana viajé a cierto destino paradisíaco del Caribe mexicano. No espantarse, este post no es de mi viaje completamente superficial. Es (como el título lo indica) del tan hablado Bicentenario.
   Mientras iba en el avión me tocó leer una revista de la compañía aérea con la que viajé y se hablaba mucho de los destinos de la ruta Bicentenario, de las obras que se inaugurarán esta semana con ese motivo, artículos hablando de los héroes de una manera más "humana". Quedé maravillada, la verdad. Hay también muchísimos programas en Televisión que hablan del tema y recrean esa época en la historia de México. O documentales o cápsulas. El otro día me llegó por correo un libro que distribuye el gobierno de manera gratuita. Información hay muchísima. En todos lados. Eso es innegable; mediaticamente se está haciendo un gran trabajo. Eso pensé mientras viajaba en el avión. Pero no dejaba de pensar en que no hay gran cosa que festejar y que se está gastando muchísimo dinero. Pensé también en que qué miedo salir a festejar con la cosa tan fea. El mexicano es fiestero de siempre, pero ¿Festejaremos masivamente ese día sabiendo que los zetas, los narcos y el gobierno están también allá afuera? Miedo. Sí, nos gusta el desmadre y la fiesta. Quizás porque precisamente nos gusta olvidarnos de todo.
   El viernes por la noche, me encontré cantando canciones de Mariachi en medio de un antro lleno de extranjeros. No pude más que reírme y disfrutar. Qué orgullo el mariachi. Qué orgullo cantar esas canciones. Qué orgullo que el mariachi sea exclusivo de un país como éste. Me henchí de orgullo y esa es la verdad. No pude sentirme más feliz de ser mexicana. Amo este país casi en la misma medida en que me amo a mi misma.
   Mi punto es: mediaticamente estamos hasta el copete del Bicentenario. Hay tantísima infomación, tanto orgullo desmedido de los nacionalistas.
  A lo mejor es que sí hay cosas que festejar. La esperanza es lo último que se pierde y yo sueño con el día en que este país sea el país que siempre he soñado dejar para los hijos que aún no tengo. Sueño con el día en que pueda decirle a esos mismos hijos: "Yo, tu madre, hice todo lo que estuvo en mi mano para hacer de éste, el país en el que ahora estás parado". Sólo me da por sembrar semillitas a mi alrededor. Eso es lo que yo hago todos los días por México, porque la verdad es que no existen soluciones mágicas e inmediatas. No las hay. Porque es imposible hacer el trabajo que no se hizo en años en un sólo día. Sólo nos queda sembrar semillitas. Hay que festejar que hay personas como tú, o como yo, interesadas en sembrar.
   Y a decir verdad, así veo en Bicentenario. Es una semillita. Mi única queja es esa; la semillita no se debe sembrar una vez cada 200 años. No. La semillita sebería sembrarse cada año. ¡Y que va! Debería sembrarse todos los días. Todos y cada uno de nuestros días. Ojalá que sembraramos esa semilla y tanta infomación vista desde tantos puntos siempre. Cuando era niña hubiera deseado que me informaran como han informado ahora sobre esa parte tan importante de nuestra historia. ¡Ufff! Si hubiera más amor en el mundo. Amor por todo lo que uno hace, por el amor al lugar donde se nace, amor a las personas... Esta semilla que es el Bicentenario es eso: amor por esta tierra que desafortunadamente a veces no nos enseñan a amar. Esta semilla mediática podría parecer una mentira, pero información hay mucha. Demasiada. Y con tanta información, lo mejor que puede suceder es que uno decida qué versión de la historia es la que quiere uno creer. Yo me quedo con aquella en la que por los motivos que hayan sido y hayan sucedido como hayan sucedido las cosas: mi país es este: resultado de guerras, ambiciones, errores, saqueos, patriotismo, ganas, etcétera. Mi país es este y no hay más. Asumo su pasado y miro a su futuro sembrando mi semilla. Lo tengo claro.

3.9.10

Intensity

Siempre pensé que ser intensa representaba algo de lo que yo tenía que avergonzarme. Como si siempre fuera TOO MUCH para los demás. El Chino me lo decía: "Dana, cálmate, eres demasiado intensa" y a mi me daba por sonrojarme, enojarme, frustrarme y decirme a mi misma que sí, que tenía que bajarle de intensidad a quien soy, lo que hago y cómo lo hago. Sí, me avergonzaba un poco. Y más porque ya iba encarrerada a decir algo y a hacerlo con toda la intensidad  y alguien (mi mamá, mis hermanas, mi papá, mis amigos... alguien) siempre me paraba. En seco. Emocionada y todo. 

   Una vez también, conocí a alguien que me decía: "No me digas 'intenso'. Me molesta que lo hagas. Porque NO soy intenso". He de decir que sí lo era; era un tipo demasiado intenso. Maybe just like me. Casi me enamoro de esa persona, pero afortunadamente (both for him and me) en una de sus intensidades me mandó a la chingada (en esta parte río, más bien me carcajeo y si llegaras a leer esto: sí, eres bastante intensito). 

   Recuerdo perfecto la vez que un ex me fue a perseguir a la central de autobuses de cierto lugar con unas rosas en la mano. Yo ya estaba en el autobús y entonces me marcó para decirme: "¿Lo intentamos?". Fue un momento de comedia romántica gringa (o al menos así me sentí, sólo me faltó la música de fondo). También está la vez que me largué a perseguir a otro ex hasta su ciudad en un último intento por recuperarlo con un detallazo amoroso de lo más cursi. Jajajá. Tenemos por otro lado la vez que me fui con 300 euros en la bolsa a Barcelona. Y una vez con 50 pesos a USA. O la vez que dejé la carrera para irme a cuidar a mi abuela enferma y aprendí a trabajar por primera vez. O la más reciente, la de dejarlo todo estar con mi abuelo en sus últimos días (maldito cáncer). O la vez que después de haber visto a un wey por 15 minutos terminé besuqueándolo (y más) porque me sentí total y completamente enamorada (de nuevo mis escenas baratas de comedia romántica hollywoodense).

   Y quiero aclarar que yo para expresar amor verbalmente soy muy mala. Pero también tenemos como muestra este blog. En donde con mis dedos quiero expresar todo el amor que no sé expresar con mis palabras. Creo que lo intento y a veces lo logro. Quiero expresar todas las cosas que traigo adentro. Y a veces me da por gritar, reír y llorar. Sí, como loca. Total y completamente loca. A veces me da por escribirlo en este blog. Y a veces me da por repartir 'te quieros' sinceros y reales. 

   Empecé el post diciendo que solía avergonzarme ser así como soy. Quizás era inseguridad, quizás era mi adolescencia. O ambas. Pero hoy me veo  mi misma como una mujer muy completa. Me falta mucho camino por recorrer y muchas cosas que aprender. Quiero ser una chingona, u know? Pero me amo tal cual soy. Soy una viejota, aunque suene pedante y estúpido. Y quiero ser aún mejor persona y cumplir muchas metas. Quién sabe en qué punto se gestó este cambio de sentirme conforme en la piel que porto hoy día. Pero lo he estado pensando; en los últimos días, semanas y meses amo ser quien soy. 

   Ser intensa no está mal. Al contrario. Las mejores escenas de películas, los clímax en los libros, las mejores descripciones, la mejor comida, las mejores obras de arte, los momentos más inspiradores, la música más chingona... son creados, inspirados, vividos y descritos por gente intensa. Como yo. Y no me da pena decirlo. 

   Así que si te da la gana pararme en seco, déjame decirte que ME VALE MADRES. En este punto de mi vida, ya me vale madres. Soy intensa. ¿Y qué? Los momentos intensos son los que le hacen a uno la vida. Believe it or not.

30.8.10

Pretendamos

IMAGINEMOS QUE ME ENAMORAS. Y QUE YO ME DEJO A SABIENDAS DE QUE NO ERES NADA PARA MI. UN SIMPLE MORTAL. PERO FINJO QUE TE CREO. FINJO QUE CREO CUANDO ME DICES QUE TE ESTÁS ENAMORANDO. FINJO QUE CREO QUE TE INTERESO.  Fingimos que hacemos el amor, cuando en realidad sólo cogemos. FINJO QUE CREO QUE TUS BESOS SON REALES. LO HAGO PORQUE SÉ QUE EN EL FONDO, TÚS ABES QUE ESOS BESOS NO SON EN SERIO. NI TÚ NI YO NOS SABEMOS COMPATIBLES. TÚ EN LO TUYO Y YO EN LO MÍO. Pretendo que te amo, pretendes que me enamoras. Así de fácil. Yo sé mi cuento, tú sabes el tuyo, pero cada uno sabe sus debilidades. 




Y entonces, no sé qué suceda. 

Porque sé que te dije que pretendería. Y no sé en qué momento dejé de pretender y simplemente me enamoré. Sé que no es mutuo. Pero por lo menos, es real. 

No sé en qué momento decidí dejar de pretender, para empezar a sentir. Sin duda alguna, la cagué. 

17.8.10

El cabroncete machista

Cuando pasé de una simple teacher (aunque quiero aclarar que el oficio no tiene nada de simple y es de hecho, algo que quiero hacer toda la vida: enseñar) a ser coordinadora, fue porque las cosas se acomodaron solas. Sin embargo me gusta pensar que también fue algo que me gané. Siempre di lo mejor de mi en aula y eso hizo que un jefe (a quien terminé odiando absolutamente y creo que era mutuo) decidiera que yo era apta para convertirme en Trainer y Counseler. Francamente no sé cómo hice para pasar dicha capacitación y ser aprobada desde el departamento académico porque en esos tiempos transcurría el muy horrible (para mi) año 2009 y estaba yo justo en los días de la chilladera, el insomnio y la zombienéz. Pero supongo que algo de ganitas le debí haber echado pa' poder convertirme en Trainer- counseler (cosa que te da otra categoría en la compañia). 

   Mi primer training fue con un egipcio más de 10 años mayor que yo que me inspiraba un terror inimaginable. Vamos, que el hombre viene de un país donde obviamente los hombres tienen una posición que supera en todo a la posición de la mujer. Y de repente me tiene a mi, una chavita y luego mujer, dándole capacitación, pues obviamente me odiaba. Douha al principio optó por ignorarme y por dirigirse a los demás, antes que a mi. Y eso me sacaba completamente de mis casillas. Él decía que era por la manera grosera en que me dirigía a él. Y entonces intenté el ser mucho más suave. Parece ser que funcionó. En ese training nunca logré ser completamente quien mandara, pero por lo menos al final Douha se portaba mucho más amable y me escuchaba más respetuosamente. 

   Y ahora que he pasado a ser coordinator hay un cabroncete que me hace la vida de cuadritos. Sí, un cabroncete que quería mi puesto, pero a quien le arruiné la jugada al llegar a la sucursal antes de que le pudiera ser dado un puesto para el que yo tenía (sí, a mis 23) más experiencia y capacitación. La cosa es que dicho cabroncete me tira tierra cada vez que puede y disfruta en sobremanera caerme en mis errores. Que si se me olvidó esto o si hice aquello. No pierde oportunidad de ir y acusarme con mi jefa (al más puro estilo primaria). Tengo que ser flawless, pero la verdad es que eso me ha sido casi imposible. Primero, porque cuando yo llegué a ese puesto, tenía en casa a alguien que amé profundamente en estado terminal, no tenía cabeza para ser flawless y a decir verdad, me tuvieron mucha paciencia. Ahora que toda esa etapa ha pasado y que estoy en franca recuperación es cuando el cabroncete ya me odia. Nunca había tenido que lidiar con personas que por mi condición de mujer joven en un puesto superior al de ellos me pusieran tantas trabas. Me he visto envuelta en chismes y en episodios de completa ira en los cuales he sido muy paciente y he encontrado la forma más diplomática de decir las cosas. Sólo una vez me sacó de mis casillas y lo mandé a la chingada. Craso error, porque a la que cagaron después fue a mi, alegando que "no se puede hablar conmigo" (tengo que ser flawless, remember?). Pero vamos, que en general he sido muy paciente. Aunque ya ha llegado el día en que los problemas de comunicación ya están bastante avanzados (insalvables no lo creo y además soy fiel creyente de que con buena comunicación las cosas funcionan mejor). Él va y le dice una cosa a mi jefa, y mi jefa me lo dice a mi y yo algo le digo a mi jefa y lo ignoro. Lo dejo pasar. No tengo nada de ganas de lidiar y hacer entender a un tipo machista, necio y además negativo que cree tener la razón siempre (de esa especie que se siente superior a todos). Cero ganas. Me parece una pérdida de tiempo. Aunque supongo que tarde o temprano tendré que hacerlo y sólo lo pospongo. 

   La cosa es que al final del día, el cabroncete no sabe que me vale pito lo que piense. Su machismo también me vale madres. Si antes ninguna mujer estuvo por encima de él, francamente no es mi problema y tendrá que adaptarse. Y que se agarre, porque últimamente estoy a mi 100% y voy con todo. Sé que hace corajes al pensar en mi (lo cual me resulta un tanto conmovedor e hilarante). La verdad es que yo me tomo esto como aprendizaje y en general me llevo la vida bien tranquila. El lugar se presta a que yo esté en un momento súper relax y lo vea como un inter en lo que decido qué cosa hacer con mi vida. Pero él se quedará aquí para siempre viviendo la vida mediocre que ha decidido llevar y haciendo corajes por las cosas que los demás hacen o dejan de hacer. Y eso, my dear, me parece una reverenda pendejada. Mira que preocuparte y amargarte por los demás... Algo muy común en los pueblos de por aquí, anyways. Pero... que lo hagan otros. Yo no. Yo nomás me río y me sonrío. Al fin que son gratis.