19.10.10

¡Arriba las putas!

"¿Sabes qué está del nabo? En este pinche país las mujeres no tenemos la misma libertad sexual que los hombres" Emo sonrió, es importante recalcar ese hecho. Sonrió, no rió. Sonrió como dándome la razón. Sabe que la tengo. Llevo meses pensando en este post, pero no sabía cómo escribirlo. 

   En México si llevas una vida sexual divina, sorry, eres una puta (si eres mujer). Pinche promiscua, pecadora, ¿Quién te va a querer así? 
  He de decirlo, gracias al papá dios de los pobres, a su dios católico, ése que no les permite disfrutar de su cuerpo en plenitud. Qué lástima. Y tenemos que agradecerle también a nuestras mamases (sic), a las novelas, a las películas de Disney (ya sé que insisto con lo de las películas de las princesas), las telenovelas y la religión. Oh sí, señor mío. He ahí las cuatro razones por las que tenemos mujeres insatisfechas (vulgarmente conocidas como "malcogidas") que no saben cómo hacer un Blow Job ni han tenido la dicha de disfrutar del kama sutra.  
   En México el término fuckbuddy es raramente conocido. Pero léanlo bien: Mientras más preparada esté una mujer, más disfrutará el sexo. Por eso, les explico: Fuckbuddy es una persona que básicamente sólo está para coger. No hay amor ni enamoramiento de por medio. Eso sí, conoces su background (por aquello del Sida y esas cosas) y sólo basta una llamada para satisfacer tus necesidades básicas. 
   No, en México (y en general en los países latinoamericanos) se asocia al sexo con amor, y son cosas completamente diferentes. Y créanme: sí es completamente distinto tener sexo con tu pareja de meses o años a tener sexo con un tipo por el que sólo sientes ganas de coger.
  Otra cosa que me parece de suma importancia y que muchas mujeres no llevan a la práctica en la cama: comunicación. "Me gusta eso", "así", "del otro lado"... Que alguien me explique porque las mujeres no dicen lo que les gusta y lo que no en la cama. Y eso sí, si no lo has probado ¿Cómo sabes que no te gusta? Es tu cama, es tu sexo, es tu placer... ¡Qué más da que digas lo que te gusta y lo que no! 
   Ya sé que ya estás pensando otra vez en el amor. Ya te dije que no hay tal. Sexo y amor son cosas distintas. Pueden ir juntas, sí. Pero no son necesarias. Puedes amar a un hombre que no te pone las cogidas de tu vida (me ha pasado) pero que con comunicación puede mejorar. Y puedes coger con un wey que no amas (que quizás puedas amar, aunque no me ha pasado). O puedes amar a un güey que desde siempre te cogió divino. Bleh, las mezclas están variaditas, no importa gran cosa. Lo importante es que sepas diferenciarlas y saber que puedes coger sin amar. Así de sencillo. 
   Seguro piensas que estoy loca, que cómo una vieja como yo va a venir a decirte después de tantos años que puedes ser una casquivana, ¿no? Pues puedo y te lo voy a decir. El sexo es una de las cosas más deliciosas jamás creadas por la naturaleza y no hay manera de vivirlo en su máximo esplendor hasta que tienes un orgasmo y después de práctica y de un buen partner y autoconocimiento, orgasmos múltiples. Y triste pero cierto, muchísimas mujeres en el mundo jamás han tenido uno. Lloro. 
   Ah y volvemos a lo mismo. ¿Quién te va a querer si ya estás usada, no? Tache. Si hay algún pendejo que piense eso, definitivamente es que no es el hombre para ti y solamente hará tu vida más miserable. ¿Llegar virgen al matrimonio? Si es por convicción me parece muy respetable, pero no te aseguro que tengas una vida sexual plena. Hay que probar la mercancía antes de comprarla porque un día puedes encontrarte siendo la mujer más insatisfecha del mundo. ¿Eres una puta? Pffft,  ¿Quién lo dice? Oh sí, ésos que dicen que ya te quemaste con medio mundo, ¿no? Y explícame; ¿Ellos por que si pueden andar cogiendo con quién sea? No me queda claro. Si buscamos un mundo de iguales, creo que deberíamos tener sexo igual que ellos. 
   Ah, sigue sorprendiéndome el tratar de luchar contra corriente, contra los instintos naturales de uno. No hay nada de malo en el sexo, que al finalizar sólo deja lindas estelas de endorfinas y relajación. Díganme, si diosito no quería que sintiéramos esas cosas ¿Entonces para qué inventó el sexo? Okay, esto es pura psicología invertida y nomás estoy intentando convencerlas. 
   
   Cuando Emo sonreía dándome la razón fue que le dije: "Pero tú te crees que es tan fácil deshacerse de las ideas y miedos con los que fue criada. No. Es lo más difícil." En esa parte de nuestra vida, de muy chiquitas es que nos enseñan que nuestra misión en la vida es estudiar (ay sí, ya estamos en la modernidad) y casarnos para dejarlo todo. Porque una mujer enamorada se obnubila (tema para otro post). Es bien difícil tratar de pensar distinto y ver a tus congéneres casándose y reproduciéndose cuál conejos. Se nos enseño a depender de los hombres, a sentirnos protegidas por ellos, a ser el "sexo débil" Es difícil soportar la presión social del "puta" o "quedada". Díganme qué princesa de Disney o qué protagonista de novela no termina con un hombre. No la hay. Es cómo si nuestra misión en la vida fuera esa. Lloro. ¿Y dónde están las mujeres sexualmente satisfechas? ¿Las madres trabajadoras? (aunque aquí me alegro mucho porque cada vez hay más) ¿Los niños y niñas que son criadas a la par por padre y madre? ¿Las mujeres que tienen una carrera profesional igual de larga y fructífera que la de un hombre? ¿Dónde están las mujeres que cambiaremos a este país? 
   Porque ustedes verán, he aquí el meollo del asunto: ¿Quiénes crian al mundo? Sí, nosotras. Esto que vemos a nuestro alrededor es nuestro. Básicamente podríamos rulear al mundo (muajajaja) y cambiarlo. Porque somos educadoras desde hace siglos y no tenemos ni idea de nuestro papel en el entramado social del que formamos parte. 

   Yo mientras tanto he aprendido a confiar más en las putas simplemente porque son las que más saben que tenemos exactamente el mismo derecho que un hombre de disfrutar de nuestro cuerpo y de descubrirlo en plenitud. 

Nota: creo que la RAE debería cambiar el significado de esa palabra. Y ya entrados en el tema les dejo esto, nomás pa' que vean que hasta en nimiedades traemos el machismo bien metido.


18.10.10

Nueva decisión.

Llevo años de mi vida cuidándola. Llevo años de mi vida detenidos por estar con ella. Ya no. Hoy ya no. Estoy harta de este estrés, de las peleas diarias, de ser la mala del pinche cuento (donde soy una maltrata viejitas). Me declaro completamente incompetente para manejar esta situación. Incompetente. No más, por vez primera en MUCHO tiempo me declaro egoísta. Que la cuide su hijo, que hasta hace muy pocos días no la había cuidado NUNCA.
   Ya. Sólo quiero vivir mi vida y esta situación me tiene de la chingada desde hace semanas. Ya. No es responsabilidad mía. Ya me cansé.
   Al rato vienen a llevársela, aunque a ver si en verdad se la quiere llevar, porque tiene meses diciendo que lo mejor para ella es estar en su casa, a pesar de que es aquí donde tiene el poder de manipular a todo el mundo y de hacer lo que le venga en gana, a pesar del daño que esto pudiera causarle. Y yo ya me cansé. Ya son muchos meses, y estoy EMOCIONALMENTE ACABADA.
   EMOCIONALMENTE ACABADA y ya no puedo más, si sigo así me voy a enfermar.
   Ya no.
   

13.10.10

¿Dana Reloaded?

La cosa es bien sencilla. Hoy escribo desde el hospital. Otra vez desde el hospital.
     No, no estoy enferma. No yo. ¿Qué es peor, estar enferma o ver a quien uno quiere enfermar?
   No quería escribir este post sino hasta final de año, pero dije "ni paper", no entiendo porque el aferrarnos a ciertos períodos de tiempo. Y este momento en mi vida, una vez pasado (espero) sí podrá ser contado en alguna unidad de tiempo, pero deseo que también sea sólo eso: una etapa. 
   Sé también que llevo un año posteando cosas sobre enfermedades, muertes y dolores. Lo sé perfectamente y créeme, yo estoy más cansada que tú. 
   El otro día alguien me preguntaba por qué me estreso tanto si vivo en un pueblo. Me quedé callada unos segundos, pensando, y sólo atiné a decir que era por el trabajo. Días después hablé del mismo tema con la misma persona y como casi todo el último año, me solté a llorar. Creo que jamás habían salido tantas lágrimas de estos ojos como en los últimos tiempos. Me solté a llorar porque a veces quisiera ser una chavita de 23 que sólo se preocupa por el noviecillo, la escuela y a qué antro ir el fin de semana. Y mi vida desde hace años no es así. 
   He repetido hasta el cansancio la muerte de mi tío el 31 de julio del 2009, la horrible depresión en la que me sumí después, donde no podía ni comer, ni dormir, ni concentrarme. Como me aislé del mundo y viví mi duelo sola, a oscuras entre las cobijas de mi cama, llorando todos los días. Cómo terminé una relación de dos años y medio que ya sólo me hacía daño, cómo fue de dura y difícil esa ruptura. Después, una suerte de "recuperación" donde empecé a sentir que las cosas mejorarían. Y no, vino el cáncer de mi abuelo y la decisión (completamente segura) de dejar la universidad un rato para estar con él sus últimos meses. Paré mi vida sin imaginar lo difícil que sería todo esto (pensé que sería más difícil seguir en la universidad y con mi familia lejos). Mi regreso a Tula a un mejor y más complicado puesto en la empresa. 
   Y en ese aspecto es específico es que hubo cosas buenas, sí. Pero me ha costado muchísimo trabajo asimilar ciertas cosas. Volví a vivir con mis hermanas después de años de no compartir el mismo techo. Me dio nostalgia y al mismo tiempo, mucho amor. Nos unía/une la misma razón para estar allí y medio que había olvidado lo que se siente tener hermanas. Sin embargo, el ambiente era bien tenso y doloroso. Éramos nosotras 3 y mi tía, cuidando a un par de viejitos enfermos. Una con una cadera rota, persona harto difícil (como niña chiquita) y el otro, el mejor enfermito ever, que nunca se quejaba (a menos que pidiera entre la poquita voz que le salía que hiciéramos el favor de acabar con su sufrimiento) pero con metástasis. Vivíamos entre los lloriqueos, quejas, exigencias, gritos y manías de ella, y la lenta muerte de él. 
     Él era más mi papá que mi papá y ella es más mi mamá que mi mamá. 
   Por eso accedí a todo. Por eso al mismo tiempo que sufría y me estresaba en el trabajo con mi incapacidad para concentrarme, mi duelo, mi dolor, una jefa estresante que me exigía una perfección que yo no podía darle; vivía mis noches cuidándolo a él y oyéndola llorar a ella. Me daba mucho miedo. Miedo de que se me muriera a mi, ahogado. Me daba miedo llegar a ver las sombras que él decía ver. Odiaba despertar con el llanto de ella. Los pocos ratos que podía (mos)  prestarle atención a ella, la verdad es que no tenía la paciencia, ni la cabeza, ni las ganas. No toleraba el hecho de saber que él estaba realmente mal y ella complicaba más las cosas, tratando de llamar la atención a todo momento. A veces mi abuela puede ser desquiciante. La verdad es que ella siempre fue así y cuando uno llega a la vejez, los defectos simplemente se acentúan. Hoy no sé si sigo viviendo mi duelo. Creo que sí. Hay días que lo extraño mucho. Que una mirada, una arruga, un caminado o algo me lo recuerda vívidamente. Hay días  como hoy en que revivo cada uno de los últimos momentos que pasé con él. Aún no puedo recordarlo cachetón y gordo. Todavía lo recuerdo en los huesos, con esa cara horrible de tristeza. Debo confesar; creo que fui cobarde esos últimos momentos. No me gustaba ya entrar en su cuarto y verlo medio inconsciente, sangrando por la nariz por el oxígeno y cada vez más acabado. Mi dolor al verlo era tan grande. Intenté de muchas maneras calmar mi dolor emocional al tiempo que trataba de aminorar el dolor físico de él. Muchas veces creo que lo conseguí, pero la verdad es que no sé si en verdad fue así o si es que a él no le gustaba causar molestias. Con todo ese cáncer que lo carcomía por dentro sólo dos veces pidió Ketorolaco. Pasé sus últimas noches a su lado, mientras tuiteaba, con el sonido del oxígeno de fondo, su tos, su sangre, sus pies extremadamente hinchados que varias veces puse entre mis piernas y masajeaba para eliminar el líquido en ellos. Muchas veces despertaba y decía incoherencias o pedía que lo matáramos. Llegó un punto en el que creí que de tanto hacerme la fuerte, me derrumbaría en medio de la calle, un día cualquiera y enfrente de cualquier desconocido. Pensé no una, sino varias veces en darle el descanso que tanto pedía. Jon Mikel entonces me dijo que tenía que entender el hecho de irse dignamente. Para entonces yo ya había dejado de creer en dios, en un lento proceso que me ha dejado molesta, lastimada y enojada. Pero creo que mi abuelo aún creía y entonces le hablé de ello; de irse dignamente. Quiero creer que me entendió, que lo pensó y que decidió irse dignamente, porque no volvió a hablar del tema. Sufrió mucho el último mes. No volvió a bajar las escaleras de esa casa, sino hasta que su corazón había dejado de latir.  Qué mes tan difícil. La casa se sentía tan pesada, con un olor fétido, a muerte, oscura. Por eso creo que dios no existe. No cabe en mi mente que un hombre tan bueno, tan bondadoso, tan compartido, tan honesto, se haya ido así y que gente malvada viva tranquila y sin consecuencias. La vida o dios no son justos con los injustos. Nunca lo han sido. Por eso dejé de creer. No tolero frasecillas que incluyan el "gracias a dios" o "dios mediante". Mi pequeño consuelo es pensar en que hay personas que viven enfermedades terminales por años o que mueren solos. Él no. Fue relativamente poco tiempo, rápido, no tuvo tanto dolor físico y no murió solo. Murió rodeado de gente que lo amaba. 
   A partir del 25 de abril de 2010, después de 23 años de pasar mi vida a su lado, dejé de creer en dios para creer solamente en mi abuelo, que en alguna dimensión desconocida y superior (que me niego a llamar "cielo") está cuidándome de alguna manera. O quizás no. Quizás en esa dimensión ya olvidó que estamos acá y tiene una vida nueva donde tal vez algún día nos reencontraremos. No lo sé. 
   En ese ambiente, me enamoré. No sé cómo tuve cabeza para tal cosa, pero así fue. Llegó justo a tiempo y a pesar de que duró poco, muy poco, no sé cómo podría contar esta historia de no ser por ese hecho. Me apoyaba a su manera, desde lejos y por ello le estaré eternamente agradecida. Sin embargo, creo que yo no supe ni quise ver que era un hombre confundido y que al final íbamos para caminos diferentes. Quise y me esforcé en creer muchas cosas. Yo sola. En ese momento lo necesitaba. Hasta que un día me di cuenta. Mi abuelo entonces ya no estaba y yo quise creer que lo único que me quedaba era esa relación que me tenía como puberta enamorada. La realidad me golpeó poquito a poco. Él se alejó y yo quise aferrarme a los detalles, a los momentos, a las palabras... hasta que de nuevo mi dolor era tan grande que me di cuenta que no podía vivir así. Fui tajante, como todas las decisiones en mi vida y terminé con todo lo que me lo recordaba. Lloré entonces todas y cada una de mis noches, durante un mes. El día que sentí que que el dolor que traía en el pecho era insoportable y me partía en pedazos, regresé a terapia. Salí enojada conmigo misma por mi pendejez, mi necedad y mi poca humildad. "Él te dejó a ti" me dijo la terapeuta. Y yo no quise creerle, hasta que me di cuenta que sí, que yo soy de esas mujeres que se enamoran y se obnubilan, se anulan, dejan de existir, dejan de vivir sus propios sueños, para adaptarse a los sueños del hombre en cuestión. Qué pendeja. Y entonces me enojé. Por chaquetera mental, por necia y por caer en todos los clichés que tanto critico. Con la calma vino la determinación de saber/creer que la próxima vez intentaré no ser tan pendeja. Uno de los factores determinantes de tal resolución fue cuando la Peka me dijo que me planteara 3 sencillas preguntas: ¿Qué quieres? ¿Cómo lo lograrás? ¿Con quién? Pero fue muy clara; el orden de las preguntas jamás deberá alterarse y la tercera pregunta siempre deberá adaptarse a las dos primeras. Esa persona de la tercer pregunta es alguien que camine conmigo en el trayecto, no que me desvíe de él.
   Cabeza dura como soy, pasé días pensándolo hasta que lo digerí. Trataré de vivir mi vida así. Pero qué chingado miedo a volverme a enamorar y olvidarme de mis planes, de quién soy y qué quiero. En ese sentido, quién sabe qué suceda, porque es difícil romper con un círculo que uno viene viendo/viviendo desde que es chiquita. (NOTA MENTAL: no educar a mis hijas así).
   Y... mi jefa es tan difícil. Me hace las cosas tan complicadas, me hace llorar de frustración. No sé cómo he podido tener tanta paciencia con una mujer así en el trabajo y otra mujer peor en la casa. Ambas me frustran, me cansan, me agotan, me estresan. Pero no, sí sé cómo es que he podido aguantar tanta cosa. Están regresando el insomnio, la manía de chocar los dientes hasta que me duelen las encías, los dolores de cabeza, el bloqueo para escribir, el llanto repentino. No cabe duda, cuando crees saberlo todo, la vida llega y te hace huevos en la jeta. Creí tener estos problemas perfectamente controlados. Ya vi que no. Mi cuerpo está tenso, cansado. Hospital de nuevo. Otra vez operación a mi abuela. Antes de la operación me sentí la persona más mierda porque pensé que si se muriera las cosas serían mil veces más sencillas. Ahora mi tía no está para ayudar. Y sólo entre Dariana y yo nos tenemos que chutar a la viejita. Pensé en lo difícil que sería cuidarla otra vez. Salió bien de la operación y me alegré, sonreí mucho al verla bien. Mi amor por ella sigue intacto. Pero... estoy cansada. Lo difícil (otra vez) viene ahora. Cuidarla en casa.
   Mi corazón y mi cabeza están tan cansados. No sé si podré. 
   Cosas buenas también ha habido, no lo voy a negar. Estoy aprendiendo tanto en el nuevo trabajo. He conocido gente increíble que quiero tener en mi vida por muchos años y que ha sido un gusto conocer. Me enamoré y aunque también lloré mucho no le quito mérito al hecho de que me sentí en las nubes un par de meses (si lees esto, te agradezco mucho). Conocí más de mi y de las cosas que NO debo hacer para evitar volver a cagarla. Volví a escribir y este blog está más bonito a la par de mi blog en Milenio Hidalgo. Gané Twitteras Asesinas . He estado más con mi familia. Y... habrá dos nuevos integrantes en la familia (que llegarán el próximo año). Llevo una vida más sana. Regresaron con más fuerza que nunca mis locas ganas de estar en la universidad. Pero supongo que será rumbo al 2011 que escriba un post positivito. Not yet. 
   Pinche año de catarsis, llantos, muertes, enfermedades... Si me preguntas cómo estoy la respuesta es cansada. I just can't take another heartache. Mi fuerza me sorprende cada día más. No sé de dónde sale. 
   Sé un poco más qué quiero. Sé un poco más que hacer para no cagarla. Creo. 
   Pero tengo el corazón bien bien bien cansado. Hay ratos en que me siento muy sola y desearía el amor y el apapacho de alguien que supiera valorar lo que soy y para donde voy. Alguien que esté. Alguien que comparta mis luchas y limpie mis lágrimas. Pero esto del timing es tan difícil. Y la verdad es que estoy tan cansada que no quiero pasar por lo mismo de nuevo. No quiero que ningún cabrón se me cruce en el camino. No ahorita. No quiero que me lastimen y no quiero lastimarme yo misma de nuevo. Así que, cabrones del mundo vean bien a esta vieja, es lo que hay. Si no son capaces de valorarlo, si no saben lo que quieren, si no les interesa en realidad, si no están en el mismo canal... desaparezcan de mi camino. Ahorita no estoy para que me hagan chingaderas. Y siendo todavía más franca, espero que esta vez yo tenga la capacidad e inteligencia de percatarme y de mandarlos a la chingada de ser necesario. Sin chaquetas mentales y desgaste emocional. 
   Deseo con todo mi corazón que lleguen los buenos días, los tiempos mejores, donde yo pueda escribir en este blog los posts más cagados y más felices. Una Dana que ahora sí vaya a donde quiere ir. Sola o acompañada, pero feliz. Porque esa Dana, my friends, es la que hace mucho no veo, pero que muero de ganas de reencontrar. Después de tantas cosas sólo puede venir mejor. Dana reloaded. No sé cuando suceda tal cosa, pero TIENE que suceder. 
   Ya la vi. Ya me vi. 
   Ahora voy a llorar un rato, porque este post me dejó hecha una piltrafa. 

7.10.10

Señorita: lo que usted necesita es un novio.

Lo que quiso decir la doctora es que yo necesito sexo. Pero no quiso verse muy directa.

   Mi lucha contra es estrés lleva ya varios años gestándose. El año pasado yo insistía en estar enferma de algo. Examenes y más examenes y nada. Pero mi subida de peso, mi presión altísima, los interminables dolores de cabeza, las manías locas (como el que me molestara en sobremanera que mi piel tocara la textura de la alfombra), las peleas horribles con el ex con el que vivía, el colesterol y los triglicéridos y todo me indicaban que yo estaba enferma de algo. Hubo veces que me dije a mi misma que a lo mejor era que estaba loca por esas cosas tan enfermas que cruzaban por mi cabeza. Eso de la alfombra me molestaba horrible al punto de causarme conflictos con mi ex (hoy sé que eran sólo manifestación de algo más profundo). Después de semanas sin saber qué era lo que tenía y de insistir en una enfermedad casi casi terminal (la hipocrondría, el mal familiar por excelencia y digno de otro post) el doctor me dijo (viéndome con cara de 'no me chingue señorita hipocondríaca'): "Señorita, lo que usted tiene es un Síndrome Metabólico causado por estrés" acto seguido me dio unos libritos para de ese momento en adelante vivir mi vida de manera distinta y dejar de hacerle al drama. La verdad no leí los libros, ¿Pa' que me hago la que sí?

   Hice algo mejor y sin darme cuenta. O quizás sí. Llevaba meses acordándome de mi primer amor. Me sentía morir cada vez que me hablaba de su novia. Y volteaba a mi alrededor y nomás no me sentía a gusto con el güey con el que estaba pasando mi vida. Ya no lo amaba y eso era claro. Al contrario, no lo entendía, ni el a mi y si mi estrés era causado muchas veces por esa situación, la verdad es que también se agravaba cada vez que lo veía. Hubo días que el solo hecho de ver su cara me ponía de malas, llegué a odiarlo. No toleraba amanecer con él todos los días. No tenía ganas de ver su cara después de mis días pesadísimos. La certeza de no amarlo llego poco a poco. Y él también se fue alejando de mi. En su momento quise creer que la que había dado todo por terminado era yo, pero no fue así. Él también, consciente o inconscientemente me dejó sola y yo me di cuenta que efectivamente, sola sí podía. Ese era el paso que me faltaba tomar y le agradezco infinitamente que se haya alejado, porque si no yo probablemente seguiría en el círculo vicioso ese de creer que sin él no podría sobrevivir porque estar a su lado era "cómodo". Un día que salí con amigos y él no estaba, it hit me: era tan feliz sin él, mucho más que con él. Y desde ahí fue que tomé mi decisión. Él intentó convencerme por semanas enteras de volver, mi familia creyó que regresaríamos, él se arrepintió de algunas cosas que hizo... Pero no había vuelta atrás. Yo tomé esa decisión completamente segura. Y pa' atrás, ni pa' agarrar vuelo.

   Después de la difícil ruptura me mudé con un roomie gay que lo único que hacía era hacerme reír. Mucho. Y cuando me ponía loca sólo optaba por ignorarme y encerrarse en su cuarto. Nuestros enojos siempre duraron 5 minutos. Nos adoramos. La primera noche que pasé en esa casa dormí en el piso, rodeada de cajas y con los ojos hinchados de tanto llorar. ¿La verdad? tenía meses sin dormir tan bien. De ahí, empezó mi adiós al estrés. Me reía todo el tiempo. Pero entonces llegó la amiga depresión. Y no podía leer, ni concentrarme, ni nada. Tuve que dejar la universidad. Y me mudé de regreso con mi familia. Mi abuelo murió, me enamoré y me rompieron el corazón (once again).

   Llevaba meses bien, la verdad. justo me acababa de ir a la playa, pero la semana pasada definitivamente ya no pude más. Sucede cuando se te juntan las cosas. Trabajo, familia, decisiones, mis tremendas ganas de regresar a la universidad, planes, problemas y pa' acabarla de chingar, el SPM. Eso del Síndrome Premenstrual suena mega cliché (Angie dixit), pero es que es la verdad. Lamento mucho tener que informarles, que mis hormonas siempre me pasan a chingar. Dos semanas de migraña, sin poder dormir, llanto ocasional, problemas laborales, una abuela enferma y la sensación de soledad cabrona me llevaron el sábado al doctor. Decisión que pospuse porque tenía miedo de la presión alta (otra vez). El saldo: encías hinchadas de tanto chocarlas por estrés, cansancio extremo y dolor de cabeza. La doctora me dijo: "no tienes  porque estresarte tanto, vamos, tienes 23 años. Tómate esto (diclofenaco y complejo B) por dos semanas, intenta lo naturista, haz ejercicio. Ah, y..." Y entonces me vio con cara de pena. Ya supe lo que venía: "a ti lo que te hace falta es..." no se atrevía a decirlo con todas sus letras. "A ti lo que te hace falta es un novio."

   No doctora, a mi lo que me hace falta es sexo. Los novios y la enamorancia son muuuucho más complicados. Y ahorita no estoy para que además de estresada, ande como pollito lastimado.

3.10.10

Confesiones y miedos culeros

Te voy a contar la verdad: nosotras somos como huérfanas. De ahí mi fascinación por las relaciones familiares ajenas. Las miro entre curiosa, envidiosa e impresionada. Hoy que veníamos de regreso mi hermana me dijo entre lágrimas que ahora con lo de su embarazo no sabía como es que a mis papás les preocupábamos tan poco nosotras. No saben cómo vivimos, o cómo hacemos para pagar la renta, o donde andamos, si estamos bien, si comimos, si llegamos a dormir. Vaya, no saben nada de nosotras y no se preocupan gran cosa por enterarse. Hoy me preguntaron (en tono de reclamo) por qué no abrazaba a mi hermana cuando la veía, por qué no nos besábamos y tocábamos. La verdad es que no somos así. Les contesté que nunca nadie nos enseño a tocarnos o a querernos, nuestro amor es frío. Nos amamos, sí, lo sabemos, pero nunca nos abrazamos o nos besamos o nos tocamos. Nuestro contacto físico es nulo. Pero ¿Cómo nos iban a enseñar a hacer esas cosas si nunca nos abrazaban ni nos besaban, ni nada? ¿Y ahora? ahora menos. 

   Es muy raro sentirse completamente ajena a tu familia. Estar allí sentada, en medio de todo eso y no sentir la confianza para absolutamente nada. Porque no te nace, porque no se puede, porque no hay de donde. Yo los adoro, ¿Cómo no los voy a querer? Pero es que hay tantas cosas y tantos años que inevitablemente nos separaron. Hoy me doy cuenta que no los tuve cuando más los necesité y es que ellos tampoco quisieron estar y uno termina acostumbrándose a absolutamente todo. También a las ausencias. 

   Me dieron ganas de llorar, pero me las aguanté. El 10 de mayo yo no lo entiendo, no sé de qué va la celebración aquella. Mi mamá me hizo tanto daño siempre, desde chiquita. Son bien poquitos los recuerdos lindos que tengo de ella. Y cuando empezó a trabajar se hizo muy ausente para mi. A los 17 dejé de recibir cualquier apoyo de ella (que antes era sólo económico). Mi mamá nunca fue mi amiga ni nada de esas cosas que yo no entiendo. Hoy es una completa desconocida. Aprendí que no tiene ningún caso tratar de entender sus actos, al contrario, sólo me lastima más. Mi única explicación coherente es que se casó muy chica y que no sabía cómo ser mamá. Luego el castillo que construyó junto con el otro escuincle pendejo que era mi papá se le cayó pronto y las cosas nomás salieron peor. De ahí puras cagadas y medio salimos pagando las consecuencias nosotras las hijas. 

   Y eso es de las cosas que más miedo me dan. Tomar una mala decisión en cuanto al hombre de mi vida se refiere; despertar un día y darme cuenta que me equivoqué, con hijos, casa e historia detrás. También tengo miedo a ser una mala madre. Y tengo miedo a que mis hijos algún día sientan la nulidad que yo siento por la mía.
  
   Y ahí va otra confesión: me avergüenza esto. Porque nadie entiende la complejidad (o nulidad) de mis relaciones familiares. Nadie entiende que somos como huérfanas aunque tenemos padres. ¿Por qué avergonzarme? Debería avergonzarle a ellos que hace muchos años no se preocupan NADA por sus hijas. Pero, siempre termina avergonzándome a mi. Porque... Porque todos mis exes vienen de esas familias bien, unidas. Y mi situación me avergüenza. Y termino sintiéndome sola y como un pajarito herido tirado en medio de la calle. Y no quiero que sientan lástima por mi y la terminan sintiendo. ¿Y si ningún hombre de familia bien me quiere porque yo estoy "dañadita"? Vamos, que mi vida puede ir directo a Mujer Casos de la Vida Real. 

   Seguro que todos estos miedos seguirán persiguiéndome, que iré más horas a terapia, que seguiré derramando lágrimas cuando más sola me sienta, que seguiré fascinándome con las vidas familiares de otras personas... pero supongo que así me tocó vivir y ni pedo. 

   No pretendo terminar este post siendo positivita, porque la cosa no es tan fácil. Cargo con estas cruces desde hace años y no creo que se vayan tan fácil los fantasmas que no cesan en perseguirme, sólo espero, deseo y sueño con que algún día yo sea capaz de entender un poco más estas cosas que hoy simplemente no puedo. 

   Y si tú que lees esto tienes una familia de esas de álbum fotográfico: qué pinche envidia. Enjoy.