16.10.06

Memoire

A veces quisiera apuntar todo lo que pienso. Quizás a veces tengo ideas geniales y asuntos pendientes que quedan flotando en le medio de mis neuronas. Tal vez mis dedos no sean tan rápidos como los neurotransmisores en mi cerebro.
A veces quisiera poner en papel todos mis recuerdos, ésos que me hacen sonreír y más aún aquellos que hoy sé me hacen ser y que fueron un parteaguas en mi vida. (La Vie en Rose).
Sí así fuera, los plasmaría todos en cuatro paredes repletas de palabras (¡Benditas palabras!), me temo que no tendría el tiempo para leerlas todas, para recordarlas todas…
Amo el regocijo de recordar los buenos tiempos en familia, amo el regocijo de la felicidad pasada despertado gracias a un olor, una frase, una imagen, una llamada…
Quisiera anotar todo lo que sucede en mis días, utopía por marcar lo que en un futuro consideraré intrascendente.
¿Qué sería de mí sin el regocijo de recordar? ¿Qué sería de mí si en el reencuentro no añoráramos tiempos del pasado, tiempos mejores? Imagino sacarme el chip y enseñarle al mundo entero quién soy y porqué soy así; y quizás yo misma entendería muchas cosas que permanecen escondidas y bloqueadas dentro del fondo de la gaveta.
Y supongo que en estos días me toca comprender que tampoco se puede vivir recordando, ni lo bueno, ni lo malo (Porque también lo malo, aquello que Freud explico mejor que cualquiera, significa también YO, aquello que temo y que duele, aquellos recuerdos con que la vida me equipó, a manera de mecanismo de defensa)… Son tantas las cosas que recordar, que el tiempo no alcanza, simplemente forman parte de uno, te hacen ser.
Vivir recordando simplemente forman parte de mi realización completa, los destellos de felicidad o de fuerza que a veces necesito para continuar el viaje.
Recargo el combustible y recuerdo cuán fácil solía ser esto, tampoco me aflijo porque sigo interesada en vivir un presente divertido, vertiginoso, feliz, en momentos nostálgico, y quizás difícil y doloroso; presente que será un momento después mi pasado y que hoy me emociona en pensar en recordar.

20.9.06

Sin vocación. La niña escondida que tiene un secreto.


Qué mal me siento de estar aquí sentada, sin saber porqué o para qué. Sin ganas, llenando un lugar que me siento obligada a llenar. Por mi tiempo, que ha pesar de todo siempre he sido incapaz de valorar, por el miedo a sentirme avergonzada y ¿ante quién? Por mis ganas de seguir compitiendo, de demostrar que soy la mejor, a pesar de que hasta el momento lo he hecho todo mediocremente.
¿Y si estoy haciendo esto por pura inercia? ¿Y si no soy feliz al final del día? ¿Y si pierdo dos años de mi vida? ¿Y si simplemente no estoy hecha para estudiar carrera alguna? ¿Y si defraudo a los que están aún más entusiasmados que yo en lo que puede ser mi futuro? ¿Y si no logro lo que sueño lograr?
Ay… No sé que voy a hacer. No sé si estoy viviendo la vida que quisiera vivir. Tengo tanto miedo de lo que pueda decidir… Tengo miedo de terminar haciendo aquello que siempre condené con mis palabras.
Siento ansiedad en mis dedos, en mi respirar, mi cabeza está confundida como nunca antes. Mi cuerpo trabaja a marchas forzadas. He vivido dos meses de inercia, de un constante estado de depresión. Sin tomar acción por mano propia. Siento que me falta el aire, que me cuesta trabajo despertar por las mañanas, que a veces, de la nada, quisiera tirarme a llorar, una palabra puede mover mi cerebro hasta dejarlo agotando, mermando mi autoestima.
Me siento enferma, necesito cafeína para funcionar, para activarme, para sonreír. Esto y todos los defectos que solía pasar por alto me hacen sentir mentalmente enferma. Loca. ¿Será posible cambiar? Quiero ser mejor.
Veo el pasillo de la Licenciatura, percibo el bullicio de los estudiantes, sonriendo, platicando… Y tengo ganas de vomitar.
¿Acaso no debería estar prestando atención al catedrático? Y en vez de eso estoy escribiendo, y ni siquiera me soy honesta al hacerlo, quiero vomitar mis entrañas para despejar la bruma en mi cabeza.
Me siento tan metida en esto, que me avergüenza confesar ante mi y ante todos, lo que en verdad sueño y lo que en verdad quiero ser. Quizás sea porque no veo cómo lograrlo o si seré capaz de hacerlo… Me senté en la comodidad de mi existencia y hoy que ya no es tan cómodo han aparecido mis dudas , pero aquí sigo, en la poca comodidad que me queda, en mi cobardía para salir al mundo.
Deseo tanto, con todas mis fuerzas, con todo mi corazón tirarme el clavado. ¿Serán mis sueños demasiado nimios o demasiado ambiciosos?
A nadie se lo he confesado y acepté mi situación para escapar de un problema que no fui lo suficientemente valiente para enfrentar…
Estoy muriendo por vivir una vida que no estoy viviendo.
Podría lograr terminar esto, peor entonces lo pienso y lo imagino y me entusiasma mil veces más que esto que estoy haciendo ahora.
Necesito desahogarme con alguien, ser vulnerable, pequeña, real, débil Necesito un abrazo sin prejuicios, sin regaños, sin críticas… Necesito unos oídos, un corazón y unos brazos ajenos. Quisiera desmoronarme.
Sin embargo aquí sigo, haciéndome la fuerte. Y ya ves que no lo soy, en lo absoluto…
Y aquí sigo, viviendo una vida que no es la mía.

12.9.06

Ajua Vaquera


Juro que yo no quería, fui obligada y hoy solo lo veo como un enemigo... Que tonta al creer que alguna vez me acompaño y me apoyo. Negarlo es lo mismo que no aceptarlo? Entonces, soy alcoholica y hoy ya bebo muy moderadamente, pero este día, lo unico bueno que obtuve, fue esta foto... Afortunadamente mi visión en el espejo me hizo darme cuenta de lo mal que me veía así, alcoholizada. Los malestares fisicos me hicieron prometer que sería la ultima vez, pero la verdad es que lo comprendí solo hasta la cruda moral, que gracias a Dios hizo acto de presencia la día siguiente. Soy mejor persona sin alcohol en mi sangre. Emborrachandome solo soy feliz momentaneamente... Y yo busco una felicidad de por vida, auque hoy me cueste tanto encontrarla...
Allí estamos Eva y yo, todavía sobrias...

20.7.06

Ensayo Libre

Si cada día se viviera algo distinto,
algo diferente, algo inimaginable,
si no vivieramos sobre un espejo rutinario,
sobre un cristal que se refleja de la sombra de otro,
si las plantas nacieran al revés,
si las raices miraran al cielo...
Y si pasaramos entre las nubes,
y alcanzáramos las estrellas,
si tocaramos el viento;
y si viéramos un suspiro.
Si el andar en la oscuridad fuese la luz,
y si en vez de morir soñáramos...
Si el mar se escondiera bajo la arena,
y pudieramos tocar al amor,
describir un color:
Creo que entonces podríamos volar...
Y si volaramos,
sé que pensaríamos como sería caminar...

11.7.06

Imagining Ourselves

Por eso en realidad nunca me han gustado los libros que hacen los hombres, me gustan más los de las mujeres... De hombres solo esos que son demasiado románticos e imaginativos. Sería como negar mi condición de mujer y eso es algo que no me permito a mi misma. Estoy más que orgullosa de ser lo que soy. Por eso nunca entendí a Poe y odio leer a Marx y sus brillantes teorías... Me aburren. Amo a García Márquez, a Isabel allende, a Angeles Mastretta, porque me hicieron soñar hasta arrancarme las lágrimas. Por eso leo la Cosmo y puedo leer también la Men’s Health, ninguna se esfuerza en distinguirme como mujer, sino que ambas celebran mi condición de Ser Humano y el ideal de buscar el mejor sexo sin dirigirse impertinentemente a discriminar la promiscuidad masculina o femenina porque ya existe gente que sabe que es parte de nuestra naturaleza.
Aunque a veces sigo sin entender porque hacer tanta tonta distinción. Que si por nacionalidades, que si por edades, que si por cultura, que si por educación, que si por estatus social, que si por la carrera que estudiamos, que si por ideología, que si por el equipo al que le vas o el deporte que practicas, por el idioma que hablamos, por el dinero que tenemos, por nuestras preferencias sexuales, que si por sexo... Supongo que es una particular manera de declararnos únicos e irrepetibles. Así es que soy mujer, tengo 19, soy mexicana, estudio porque mi curiosidad es infinita y me siento orgullosa de todo lo que soy, y lo defiendo, pero he dejado de distinguirlo, para empezar a celebrar y a aprender de tanta diversidad, porque finalmente somos todos seres humanos, pero nos batallamos tanto por nuestra particularidad que olvidamos nuestra unidad.
¿Machismo y feminismo? Nunca me he esforzado siquiera por entenderlos, vivo con la firme idea de que cualquier extremo es malo. Y esos son extremos. Pero vamos chicas! Hemos sido nosotras las que lo hemos permitido tanto tiempo, nosotras hemos sembrado tales semillitas. Para mi esas dos cosas son casi lo mismo. Qué si una es puta, que si la otra es una sumisa, que si aquella viste mal y la otra terrible, que si ésa es fea y la otra horrible... En general lucho por deshacerme de los odios que solo me quitan el tiempo y cuando veo las estadísticas de cuanto es el tiempo que vivimos despiertos, me entero de que es poquísimo y me doy cuenta que no puedo pasar tanto tiempo odiando o criticando gente. Así que en mi condición irrefutable de mujer también me he dado cuenta de las envidias que nosotras mismas nos hemos prodigado y que han sido los especiales causantes de muchos siglos de desigualdades.
En mi búsqueda espiritual sé que uno siempre obtiene lo que quiere, que merece lo que ha querido. Pienso que la regla es aplicable no solo a mi como individuo, sino también a las sociedades. Tenemos a los gobernantes que merecemos tener. Y así, como mujeres, tenemos lo que hemos merecido tener.
La pena con la que nuestras abuelas y bisabuelas crecieron fueron las causantes de una vida estancada y desigual. Así fueron educadas por sus madres y sus abuelas respectivamente. Y entonces existió una generación de mujeres que educaron a sus hijos de otra manera y de repente ya no era tanta la pena para sacar las ideas que revoloteaban en sus mentes. Bum! Maravilla darse cuenta que muchos de esas ideas guardadas en sus cabezas coincidían. Seguro antes ya había habido alguna valiente que hablara, pero no fue escuchada, muchas otras mujeres educadas de manera diferente no coincidían y aquellas que se dieron cuenta de que no estaban solas prefirieron callar. Everything happens for a reason.
Yo no tuve que luchar como muchas otras antes que yo, para mí las cosas se dieron de manera más tangible. Sin embargo los hay quienes aun viven proveyendo desigualdades y quienes son victimas de ellas. Me he dejado de preocupar por tratar de cambiar de opinión a las mentes cerradas, aceptando tan lamentable condición y preguntándome la razón de su no aceptación hacia la mía. Pero con la única certeza que tal conocimiento llegara a ellos(as) algún día, porque somos muchos y muchas los que sabemos que aquí todos tenemos madre, o hermana, o hija. Hoy solo me preocupo por aquellas que han crecido solo con el conocimiento de ser las menos, las sumisas, las golpeadas, las sin derechos; pero con la duda hinchandose en sus cabezas, preguntándose porque una vagina las disminuye.
No me deprimo, ni me desaliento, no cuestiono mi poder, vivo con ferocidad, luchando ya no por mí, sino por las demás. A veces, he de aceptar, entra en mi cabeza alguna idea con la que mi abuela hubiera podido corregirme como “lo mal que me veo siendo mujer”, resulta inevitable, y al instante yo misma me corrijo. Quiero criar hijos capaces ver como un igual a las mujeres que los rodeen conscientes de sus fortalezas y sus debilidades, intentando crear con aquellas una unión que compense sus propios defectos. Quiero criar hijas sabedoras de sus grandes virtudes y fortalezas para ayudar a los hombres en aquello en lo que son menos capaces que una.. No hay algo malo o algo bueno tan solo por tu condición de mujer o de hombre, o si eres mexicano, o si hablas inglés, o si terminaste la secundaria, o si eres rico, o si eres gay, o si le vas al América. Existen solo los grados de nuestro error de a cuerdo a lo que desconocemos, pero que no nos eximen de los hechos. Porque lo malo es malo y lo bueno es bueno y punto, no hay más. Y los hechos son los hechos. Es un hecho que soy ser humano y es un hecho que soy mujer. Los limites no existen.
¿Lo ves allí? Se llama futuro, Mujer, y esta considerablemente abierto para nosotras, nosotras abrimos la puerta que antes nos cerramos. Podemos vivir sin saber el porque de la puerta cerrada, pero debemos preguntarnos para que cerrarla. Vivimos situaciones muy similares o quizás muy diferentes, pero ya no se trata sólo de compartirlas, sino de abrir la puerta, cada una a su manera.
Mis amigos de la universidad se rieron de mi, cuando en mi complejo de carcelera puse un mensaje con marcador permanente en cada espejo de la casa que comparto con otras 3 amigas “Eres hermosa, inteligente, y linda, hoy es tu día”. Francamente las burlas no me importaron porque cada vez que me miro en los espejos de mi casa leo el mismo positivo mensaje. Supongo que esa es una pequeña parte en mi manera de abrir mi puerta, otra es escribir esto. Cada una a su manera.




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4.7.06

Juro por Dios que no es el SPM (not that time of the month)

Lloro tirada en el suelo del baño. Tuve ganas de hablar con alguien pero la verdad es que no tengo idea de con quien podría hablar. No me siento sola, es solo que… Tal vez no sabría que decir porque me engaño aun a mi misma todo el tiempo.
Tengo miedo. De vivir, de escribir, de arriesgar, de sufrir, de llorar, de sentir, de ser… Y ya no quiero tener miedo.
Por un momento escribo pensando que será ésa persona quien lo leerá. Ése sin saber que deseo que me lea.
Recuerdo cuando soñé dos noches consecutivas con el antiguo él. Me sentí orgullosa de haberle rechazado un beso, aunque fuera en mis sueños. Desperté feliz porque eso me significó un paso ya superado (en mi subconsciente me supongo yo).
Y ahora, ahora pienso en alguien más que probablemente ni siquiera me recuerda…
¿Acaso no merezco algo mejor? ¿Por qué encontrarte cada vez que deseaba con todo mi corazón hacerlo? ¿Por qué todos los pequeños detalles? Y hoy, aunque lo deseé con todas mis fuerzas nada pasa; no te veo, no te sueño, no te tengo. Antes y ahora, cuando lo invisible podía volverse tangible, cuando de verdad lo acaricié y lo acaricio, corro y corrí; tan rápido y tan lejos como se pudiera. Porque tengo miedo. Tengo miedo de enamorarme y sufrir. Tengo miedo porque sé que podría enamorarme de ti. Vivir con esa certeza se ha vuelto una carga.
No es solo miedo a lo maravilloso que pudiera sucederme. Es miedo a todo. Aun a lo que sé que no me haría feliz, aun a lo que no me emocionaría, pero que desconozco totalmente. Mis conjeturas me colman.
Sólo vivo lo que se me da sin luchar por ello, falta de aspiraciones, infeliz, conforme.
Ya no quiero y ya no puedo.
Pero no hallo la forma.
¿Por qué solo pienso y no actúo? ¿Por qué sacudo a los demás para reaccionar y no lo hago yo misma? ¿Por qué disfruto tanto sacar a la gente de su sopor y no busco (¿encuentro?) esa satisfacción para mi misma?
¿Por qué siento TODO el tiempo que algo me falta?
A veces se siente como algo tan pequeño y hay momentos como éste en que el agujero en mi alma, mi mente y mi cuerpo es tan inmenso que me abruma hasta el punto en que siento que me ahoga, me absorbe. Y no puedo respirar.
Tal vez los porqués no son necesarios, pero soy aún incapaz de conocer las respuestas a mis para qué.
No sé que pasa. La opresión en mi pecho se hace cada vez más fuerte.

21.6.06

A Ana L:

Carta a Ana L.:
Qué raro es saber de ti así. Después de toda una vida juntas... Sigo extrañando las cosas que en el pasado me hicieran tan feliz y que hoy son simplemente imposibles.
Voy caminando, inventándome la gente y los momentos que me hacen feliz, a sabiendas de que algún día mi camino y el de mis inventos que parecen tan posibles pero que ahora son tan irreales se separarán y en un momento estaré sentada, apartada del bullicio de la fiesta, viendo el celular y pensando en todo lo que ha pasado, lo que gané y nostalgicamente, en lo que perdí... ¿Habré acaso ganado más de lo que perdí?
Sigues allí, ¿no? Y tal vez no sea suficiente...
Lloré con lo reciente de nuestros caminos duramente separados, y en un larguisímo y doloroso proceso me perdoné por lastimarme tanto cuando no soy quien para solucionarte. He ido recogiendo pedazo por pedazo las partes de mi corazón que estupidamente rompí. He lidiado con mi dolor a mi manera y he dejado que los que han sufrido a mi lado y tanto o más que yo lidien con el suyo. Y ya no lloro. Hasta hoy. Sin necesidad de inundarme de sal los ojos, te lloro. Porque lloré en silencio tanto tiempo. Tal vez sea que te he perdonando y sin embargo, todavía no puedo estar contigo.
Todo lo malo todavía no se va, todavía los buenos recuerdos no opacan a aquello que me hace desconocerte y temerte; porque ya no quiero que me sigas lastimando. Conozco lo improbable de ello. Siendo quien eres en mi vida. Imposible. Tan imposible como evitar la muerte.
Mientras más lo pienso, más me sorprendo. El amor que te tengo es el más impresionante que existe. El más puro, el más real, el que más perdona, el que más renace de las cenizas, el que más protege, el que más se necesita... Tan pequeñito en su principio, en una celulita, viviendo con la incertidumbre de su primerisímo origen, porque ni mi razonamiento ni mis recuerdos son suficientes o capaces de explicarlo; en mi primer recuerdo ya te amaba con mi corazón, mi mente y mi alma, sin saber el porqué, porque son demasiados los porqués... No hay suficiente vida para numerarlos. Es inextinguible.
Estaré pacientemente extrañando los momentos que inventamos juntas; hasta recoger el pedazo de mi corazón que un día arranqué por decepción.
Y está noche, alejada de mis amigos y la felicidad que con ellos he creado en los últimos tiempos, alejada de la música, el baile y los brindis, pero leyendote y sintiendome cerca de ti... Esta noche me quedaré con el recuerdo de una niña muy pequeña que veía el televisor, a la que le hablaste una tarde, y que acudió a ti para encontrarte metida en la cama leyendo un libro chiquitito; le pediste que se acercara y, siendo tu tan fría como siempre fuiste, le diste un beso en la mejilla y dijiste simplemente "Te quiero mucho". La niña quedó confusa. y te preguntó el porqué de tan extraño gesto. Tu solamente la miraste con una cara tan apacible y sabia, sin contestar... Pero la niña no necesito que contestaras ya nada, no imaginó ni pensó ni supo nada. Simplemente fue feliz.
Es increíble los momentos mágicos y felices que cada uno guarda en la eternidad de su mente, tan diferentes uno del otro, pero que se guardan en la memoria para la posteridad, esos momentos que abren una brecha en tu corazón, que nunca olvidarás, que prenden una luz en el alma, que te hacen seguir viviendo y a los que nos remontamos en los segundos decisivos de nuestras vidas... Aunque el titular de nuestro recuerdo no lo sepa jamás...
Guardaré ese beso en mi mejilla, donde aun lo siento tibio, por siempre.

8.6.06

Los limones de Debajo del Arbol

Sentada en mi clase de Derecho Romano me acordé de ti regando tus plantas. Vino a mí la imagen de ti con tu sombrero de paja, acariciando al perro pastor alemán que siempre consideré psicópata y que sin embargo tu siempre supiste calmar; con la manguera verde en la otra mano, bastón al lado, usando tu outfit guayabera-pantalón-caqui que mi mamá y mi abuela solían decir que te hacían ver enclenque, sentado sobre una piedra a la sombra de un árbol. Una de las últimas veces que te vi estabas exactamente así, creo que fue junto al árbol de los membrillos… Me pusiste a recoger limones. Dura tarea. Siempre odie recoger los limones de la tierra, ya sea por el sofocante calor o por el esfuerzo de agazaparme debajo del árbol intentando no atorarme el pelo en cualquiera de las molestas ramitas que me impedían el paso hasta el limón más alejado a mi mano y tu ordenándome con tu gruesa voz y a disgusto mío- encontrar hasta el ultimo limón tirado sobre la tierra… No me pedías cortarlos del árbol, no señor, tenían que ser los más maduros y quizás los menos bonitos. Siempre quise cortarlos del árbol y siempre terminé tirada en el suelo: ¿Acaso alguna vez pude desafiarte? Puedo recordar muy bien el satisfactorio sentimiento (desde que tengo memoria) de cargar con cualquiera de los frutos de tu esmerado jardín sobre la falda de mi vestido. Eso siempre fue lo mejor de recoger los frutos del debajo del árbol. Los nísperos, las mandarinitos, las ciruelas, las granadas, las horribles naranjas agrias (que siempre tuvimos la esperanza de cosechar dulces) y mis favoritas; tus limas. Hasta el día que me muera no probaré cítricos tan sublimes como los de la Quinta TETÉpanguito. Qué genial. Que tu eterno amor por una mujer y tu amor por un lugar se resuman en una sola palabra. Ése día conociste a mi amiga y me sentí la más orgullosa de decir que eras mío. Comimos, reímos, hablamos. Lindo día fue ese. Sin planearlo. Sin buscarlo. Simplemente encontrándolo y tomándolo con ambas manos para nunca dejarlo ir… Como si fuera único, último, mágico… y en días como hoy escribir sobre ello. Y es que, después de todo, y aún en mi clase de romano, no sólo me acordé de ti, sino que te extrañé con una nostalgia impertinente. No son sólo los limones debajo del árbol… Es tu carcajada sarcástica, son tus dientes viejitos y amarillentos; tu inminente, poco y aún precioso cabello blanco; tus frágiles piernas apoyadas sobre el bastón que siempre vi como las piernas más fuertes del mundo; tu manera de hablar conmigo, que desde los 5 años me hacía sentir como un adulto; tu otrora desesperante pero exquisita manera de hacerme las cosquillas con el “Serrín, aserrán, los maderos de San Juan” mecida sobre tu regazo; tu jardín repleto de arboles, con los caminitos para las bicicletas, y la alberca que nunca hemos usado y las fallidas jaulas de los conejos y la calma con el sonido ocasional de los pájaros, y las banquitas esparcidas a lo largo de todo el terreno y la cancha del basketball, y los columpios y la resbaladilla y la bajada de piedra que me hizo la cicatriz en la rodilla y el verdísimo pasto, los pirules con los grandes columpios y el pino grande que mi abuela solía disfrazar de árbol de navidad en diciembre y ambas mesas de adobe, tan distantes la una de la otra, donde hacíamos las carnes asadas entre risas y gritos, y el jardín interior donde planté los frijolillos rojos que siempre creí hicieron brotar al pasto, y tu estudio escondido con ventana de barco; es el Huele de Noche que perfumaba sutilmente las habitaciones mientras tu contabas uno de esos cuentos inventados al instante (Minute-made); es la maravillosa experiencia de escuchar cualquiera de tus anécdotas; es tu incomparable derroche de inteligencia; es tu inmenso y loco amor hacia una sola mujer ; fueron tus ojos verdes que siempre envidié… Y ya ves que no son solo los limones de debajo del árbol. Y los ojos se me llenan de agua salada al darme cuenta: siempre lo dije, siempre lo supe, siempre lo aprecié y hoy parece existir sólo en el aire… Que no te conozco tanto como quisiera conocerte, porque una de las experiencias inagotables en mi vida siempre fue esa: conocerte todos los días y en todos los sentidos. Y de repente mi vida cambió y lamento no tenerte a mi lado, aunque solo sea para verte las pecas de la cara. De repente tu imagen es tan nítida en mi cabeza. Y así, como esa frase “de repente”, la vida cambia, tu recuerdo aparece y la vida puede terminarse. Tiempo relativo, tiempo inexistente, tiempo que se agota y finalmente, tiempo sin ti, consecuencia de nuestras circunstancias. Tiempo que quisiera aprovechar, pero que me siento incapaz de crear. Lo único que sé con certeza es que es tiempo que quiero dejar de extrañar. Quiero volver a recoger los limones de debajo del árbol para poder cargarlos sobre la falda de mi vestido.