24.11.09

LA comunicación de la Realidad y la Realidad de la Comunicación

¿De qué hace publicidad el político, el sacerdote y el jefe de Juan Pérez?
Juan Pérez tiene 55 años, pero trabaja desde los 15. Tiene 4 hijos, de los cuales 3 no estudian ni estudiarán nunca. Sue esposa lava ajeno. Nunca ha conocido lo que es el IMSS, el infonavit, no vacaciones, no aguinaldo. Ha recibido promesas constantes de una realidad mejor por parte de su jefe, del padrecito de su iglesia y del próximo presidente municipal casi toda su vida. No sabe bien a bien cómo funciona eso del aguinaldo o de las prestaciones; su hijo el más grande le ha explicado, pero como él apenas llegó a 2do. de primaria no entiende muy bien de números y apenas si sabe escribir.
Su jefe le dice que nomás pase la crisis le va a dar prestaciones y tal vez uno que otro bono por antigüedad.
El padrecito le dice que hay que dar limosna e ir a misa todos los domingos, porque si no, Dios no te oye.
El presidente municipal, justo antes de ser presidente prometió mejores oportunidades, agua pa todos y calles rebonitas ( incluyendo las suyas, que están allá en el Ejido, dónde no se paran ni las moscas, y mucho menos hay electricidá y la'gua). Su hijo le dice sin aspavientos que es un pendejo, que por no acabar cómo él, mejor se va a ir al Gabacho, porque el sí ya no le cree nada a naiden. Juan, por su parte, sigue esperando a ver si Dios lo oye, si al jefe le va mejor y que siquiera le manden la'gua pa'llá al cerro... No vaya a ser que en ésta sí le cumplan y que por fin llegue el mentado "desarrollo", "dinero", "calidá de vida", "mejor trabajo" y por supuesto "una realidá mejor"...
Lo que Juan Pérez no sabe es que se va a quedar esperando porque la realidad existe, sí. Pero sólo en su cabeza. Y que el padrecito, su jefe, y por supuesto el presidente municipal no hacen más que plantarle en la cabeza la realidad que Juan (y otros tantos millones) quiere creer.
Él no sabe que las palabras no sólo sirven para entenderse, sino también para mantenerlo en las sombras y finalmente, para que vea lo que quieren que vea.
Para el político, el jefe y el sacerdote la verdad es lo que menos importa. Las intenciones son la guía.
Juan, cómo muchos otros mexicanos ni siquiera ha determinado muchas de las palabras que escucha todos los días. Sólo sabe que se escuchan bonitas, rimbombantes y que muy seguramente auguran algo bueno.
He ahí la importancia de saber que si bien el lenguaje permite la comunicación, también guía a la ambigüedad. La gente con cualquier tipo de poder sabe esto y busca mantener las cosas así: mientras menos educación, más poder (y por consiguiente, dinero). La realidad entra en los medios, en las bocas y cerebros de los que sí conocen esta premisa y la escupen en una cosa que se ve muy bonita por fuera, pero que, simplemente, está hueca. Estar informado, no garantiza nada.
"Lo peor de eesta crisis ha pasado" "hemos sorteado el obstáculo con exito" "La crisis está aquí debido a factores externos" "manejamos la influenza a tiempo" bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla...
Sueño con el día en que todos los Juan Pérez de este país aprendan y entiendan todo lo que está detrás de esta premisa y actuemos, todos juntos por una realidad (real) mejor. Porque yo, cómo muchos hijos de Juan Pérez ya no vemos futuro en este país. Lamentablemente los Juan Pérez son mayoría en este país. Y unos cuantos no podemos contra todos.
Necesitamos una verdadera revolución de conocimeinto, porque si no, Juan Pérez se quedará esperando.

12.11.09

Empezar desde CERO

Quiero aclarar que yo soy completamente apartidista. Como muchos de ustedes. Quizás algún tiempo creyeron en alguien o votaron por alguien pensando que era "el menos pior". Así lo hacemos todos cada que hay elecciones.
He leído y escuchado quejas hasta el cansancio. Y me pregunto: ¿Cuándo pararán? ¿Cuándo serán algo mejor que quejas?
No se cuándo cambio mi forma de pensar, ni siquiera sé cuando se formó o porqué. Sólo sé que, si bien ya sabía de la pasión desmedida que sentía por mi país, un día simplemente me di cuenta que tenía que hacer algo.
Mi pasión y mi amor por mi país es algo que jamás he puesto en duda. El hablar de él y el imaginarme algo tan cabrón como pa mejorarlo es algo que puede llevarme de la euforia a las lágrimas muy fácilmente. A veces, sin embargo, lo olvido. Me absorbo yo también en las quejas, en el pesimismo, el conformismo, la huevonada, y el activismo de sillón. Tengo algunos meses en Twitter y fue entonces cuando redescubrí mi pasión. O más bien, me hizo sentir viva. Quiero morirme así como me leen. Amando profundamente a mi país.

Para muchos el problema está en el gobierno. Pero no es tan así. Somos corresponsables. Los dejamos hacer y deshacer. Los dejamos atorarnos con esos impuestos ridículos, destrozar el presupuesto, hacer sus shows siempre que se pueda, ganar lo que se les viene en gana. Y es muy fácil decir que pinche gobierno, pinches medios que están de su lado, pinches ricos que no pagan impuestos, pinche país de marchas y huevones que mantenemos con nuestros impuestos y... Podría seguir. Pinche país de la mierda. Pero un país está hecho por toda su gente. Para mí, el problema principal es la cosmovisión del mexicano. Y se necesitará algo sumamente fuerte, fortísimo para cambiar eso. Es lo más difícil de cambiar en un país. Lo más. La gente no cambia nomás porque sí. No, cambia porque le pasa algo tan cabrón, que aprende de ello. Por eso para mí la única solución es REVOLUCIÓN. Llámenme loca. Pero les trataré de explicar porque después de darle muchas vueltas, es para mi la única solución posible y viable.

Mucha gente dice que basta con ser un buen mexicano, que es un granito de arena y de a poco se pueden lograr grandes cosas. Y yo digo que nací y crecí en crisis. Y antes de que yo naciera ya había crisis. Esa frasecita la vengo escuchando desde que tengo memoria y es más que obvio que no ha funcionado. Hay quien dice que la educación es la solución. Cuando? ¿de aquí a 50 años, o más? Y... ¿cómo? TODO lo que vemos, escuchamos, leemos y hasta lo que nos enseñan en la escuela es producto de las decisiones del gobierno, que además da cantidades estúpidas del presupuesto a educación, ciencia y tecnología. Conviene tenernos pendejos, ignorantes, apáticos. Hace muchos años que en la escuela no te enseñan cómo amar a tu país. Cómo luchar por tus derechos. Cómo hacerte valer. No conocemos nuestras leyes, no nos ayudamos entre nosotros, no buscamos un fin común. Porque estamos cansados, hartos. Porque así nos educaron. No sabemos vivir de otra manera.
Y que triste.
Lo vemos todo estáticamente, con una normalidad que es una farsa. Vemos con toda la normalidad que se roben el dinero, que ganen esos saliarios, que se peleen en el senado, que los pobres se hagan más pobres y los ricos más ricos. Vemos con toda la normalidad dar una mordida o pasarnos un alto. Vemos con toda la normalidad a las muertas de Juarez. Y con toda la normalidad las marchas. Las muertes por el narco. Vemos con toda la normalidad el que pisoteen nuestros derechos más básicos y que nos cobren cada vez más. Vemos con toda la normalidad trabajar como negros todos los días de 9 a 9 ganando una mierda. Al fin y al cabo, esto simplemente es México. Así funcionan las cosas aquí... ¿Cuándo empezamos a verlo todo con esa normalidad? ¿Con ese conformismo? ¿Cuándo? Y NO. NO es normal. NO ESTÁ BIEN. NO NO NO. Me rehuso a creerlo.
¿Que vamos a hacer? ¿Qué? Quiero dejar de tener ganas de irme de mi propio país. Quiero sentirme a gusto en el. Quiero tener ganas de tener hijos. Quiero quedarme aquí. Quiero hacer algo por mi país. No quiero quedarme pensando en lo que pudo haber sido y no fue.
Tenemos que empezar de cero. Arrancarlo todo de raíz. Qué fuerte. Pero estamos tan en el hoyo, vivimos de una forma tan extrema, que sólo podemos aplicar medidas extremas.
Y estoy segura que el fin se acerca. Qué viene pronto. Un país se basa en su clase media. Y no se han dado cuenta que a la que le están dando es precisamente a la clase media. Y ya está harta. Sólo falta que esté inspirada. Es ahí donde entramos nosotros. Porque lo que queremos es inspirar gente. Llegar a donde nadie a llegado, darle voz a los que no la tienen. Este movimiento lo moverá la clase media. Y la clase media somos nosotros. Ni más ni menos. Y tenemos un plan. Y obviamente no nos lanzaremos a las armas mañana o pasado mañana. Ni siquiera sabemos que tipo de revolución nos espera. Tenemos que desarrollar un plan de aquí a un año, quizás más. Movernos, inspirar, motivar, movilizar, crear, idear... La única solución, sin duda es empezar de cero. Aplastar toda la mierda. Arrancar todo de tajo.
Pero vamos paso a paso. Poco a poco. Tranquilos. Seguros. Con estrategias claras. tenemos que ser muy inteligentes y muy precisos. Anticiparnos y prepararnos a lo que se viene.
Será como cualquier trabajo. Un trabajo que traerá muchas remuneraciones, pero jamás en dinero. Un trabajo donde tendremos que invertir nuestro tiempo, nuestras ideas, nuestro esfuerzo y mucho mucho amor. Porque es lo mínimo que se merece si no este país, los hijos mexicanos que vendrán después que nosotros.


Ah! Y necesitamos mercadologos, abogados, doctores, comunicologos, rocktars, hippies, nacos, fresas, ingenieros, administradores, catedráticos, profesores, periodistas, maestros... En fin. La etiqueta que gustes ponerte, eres bienvenido. Lo único que requerimos es que quieras luchar por tu país