20.10.12

Esto y ya.

Hoy vivo en Brno, República Checa. Llevo ya 5 semanas aquí y me faltan poco menos de 5 meses para regresar a México.

Han habido momentos donde he deseado quedarme, sobre todo cuando veo las noticias en México.

Mi amigo Paco vivió en Polonia por 2 años. ¿Por qué regresaste a México? Le preguntaba yo, con un aire de "qué pendejo eres", porque en mi lógica era muy estúpido regresar a un país tan poca cosa comparado con un país europeo. Muchos años de mi vida creí que yo terminaría viviendo en Europa. Paco me decía (también con un tono de "qué pendeja estás") que México es México y que México no tiene nada que pedirle a un país Europeo. Después me contaba su historia de él y las bicis (porque es una historia que me ha contado varias veces porque era demasiado cabeza dura para entender su preferencia de México sobre Europa) y sus ganas de regresar a México a hacer de él un mejor país. La historia me parecía muy bonita, pero incomprensible.

Semanas antes de venir Brenda me preguntaba "¿No estás emocionada?" Y yo le decía: la verdad que no. "Ash, me caes mal.", me replicaba ella. Yo también me caía un poco mal. Incluso en los momentos más hermosos de los últimos meses, donde descubrí una de mis grandes y frustradas pasiones (el activismo social) no me permitía emocionarme. No sé si me contenía o si es que lo racionalizaba. Sin embargo, cuando lo meditaba, en el carro o con unas chelas encima o con música bonita de fondo, me decía a mí misma lo afortunada que era. Lo soy. Cada una de las cosas que me he propuesto, de alguna u otra manera, terminan sucediendo. Soy afortunada. No creo en dios, por lo que me doy todo el crédito mediante trabajo, esfuerzo y una serie de circunstancias que yo he puesto en mi camino, algunas parecen casualidades y otras han sido completamente decisiones mías.

Mientras subía al vuelo que me traería a donde hoy estoy, sólo podía pensar en que estoy muy loca. En que esto que hice fue algo que me ha sacado completamente de mi zona de confort y hoy me percato de que están pasando tantas cosas a las que no estaba acostumbrada o que no me gustan y me irritan, que sólo puede significar que aprenderé mucho de esto.

Soy de las más grandes en el grupo de los erasmus. Tengo 25. Ya estoy algo vieja para esto que ellos viven hoy. Para algunos es la primera vez que viven solos y que dejan su país de origen. Yo vivo sola desde los 17. Han habido períodos de mi vida donde no he tenido ni pa' comer. A veces me ha ido bien, otras veces pésimo. Pero al final, soy una buena persona y sí, he aprendido mucho, sobre todo de las cosas malas. Total que a veces estos chamaquitos me desesperan, me dan ganas de cachetearlos, de hacerles un pinche reality check... pero ¿yo qué? La vida siempre se encarga de eso y a los 20 yo era igual o más pendeja.

Mi tolerancia ha llegado a puntos límites e históricos. No pensé después de tooodooo lo que me pasó en el 132 me volvería a sentir así de irritada. Pero allá aguantaba más vara porque estaban mis amigos a la vuelta de la esquina o de una llamada, porque estaba en mi casa, con mis cosas y mis libros, porque bastaba ir a llenar de besos a mi sobrina y mirar su cortita vida toda maravillada para llenarme de energías. Acá no tengo eso. :'( Acá estoy totalmente fuera de mi zona de confort. No están mis amigos, ni mi casa, ni mi cocina, ni mi comida, ni mi familia, ni mi sobrina, ni mis hermanas, ni mis abuelos, ni mi coche, ni mi sol que dura más horas al día, no está mi trabajo, ni mi rutina diaria, no está mi 132 que me mantenía ocupada y la sensación de hacer algo que mejoraría mi país, no están mis planes a futuro para hacer cosas padres en México (que nacieron a partir del 132), no está Carola, ni Brenda, ni la Mini, ni Raúl, ni Irving ni los tacos a media noche, ni la Rata Roja para godinear los viernes.

Están los erasmus, tener que generar nuevas amistades y cariños a partir de la nada, están menos horas de sol, están las clases chingonas, está una cultura que estoy aprendiendo y que no se parece en nada a la mía, están las cosas que me irritan de las personas como el racismo y la xonofobia y que me hacen percatarme de la clase de persona que no quiero ser y de la clase de personas que no quiero tener en mi vida, están un montón de chavitos que se la viven en la peda y que a primera vista parecen no tener ninguna similitud conmigo, está descubrir un montón de cosas de mí que me cagan y que nomás ando proyectando en las cosas que me cagan de los demás, está una comida que no me gusta y que a veces tengo que comer porque ya es hora de comer y no porque se me antoje, está mi incompatibilidad con los antros y la gente que a éstos acude, está darme cuenta que en México era una huevonzaza que no caminaba y se la vivía en el coche y que regresando necesito comprar una bici, está darme cuenta que dormía poco y trabajaba mucho pero me gustaba vivir ocupada porque así no tenía que meditar nadita, están los planes on hold, está sentirme orgullosa de que ahora me gustan los hombres buenos, está mi soledad a la que no le tengo una pizca de miedo,  está el tiempo muerto que después de muchos meses de no existir tengo que aprender a administrar en leer y en mí... Está encariñarme con lo que tengo hoy aquí y que parece difícil, pero que es un camino que ya estoy recorriendo porque he encontrado gente entrañable y maravillosa como la Márgara o como Aubrey. Está esto y ya. Tengo que aprender que está esto y ya.

A las pocas semanas de llegar a República Checa entendí completamente lo que Paco me decía hace tiempo y que en su momento no supe entender. Me parece que me iré de Europa, dejaré un pedacito de mí en Praga y en Brno, dejaré grandes amigos, lloraré en el aeropuerto el 18 de febrero de 2013. Me parece que regresaré a Europa en algún tiempo a estudiar la maestría y a vivir un rato... Pero ya entendí lo que decía mi amigo Paco: México es México. Cuando uno vive en un país completamente distinto aprende a ver al propio en su justa dimensión. En Praga conocí a un mexicano que me dijo: "no creo regresar a México. Aquí pago impuestos, tengo una hipoteca, tengo amigos. Es difícil estar lejos de la familia y la comida, pero ya me acostumbré. Aquí pago impuestos y a diferencia de México tengo la certeza de que mediante esto tengo acceso a educación pública de primera, seguridad, transporte, servicios. En México tendría que trabajar lo mismo o más que aquí, pagar impuestos, pagar más por educación, transporte, servicios privados y sin ninguna garantía de que sean de primera". Asentí. "¿Es verdad que México ahorita es muy peligroso?" me preguntan gente de todos lados. No les puedo mentir. Les digo que sí. Aún con todo esto yo pienso regresar a México, porque creo que cuando vives en un país como éste aprendes a ver qué es lo que falta en México y te das cuenta de todo lo que hay que hacer por él. Yo quiero ser alguien que haga algo por él porque creo que me hará muy feliz ayudar.  Eso estará el próximo año.

Esto es lo que está hoy. Y ya.