27.9.10

Querida Señorita Cosmo:

Qué lástima me dan las chicas como tú. Sí, ya sabes, ésas que se leen todos los tests tipo "100 razones por las que no te llamó" y "10 métodos infalibles para lograr que te llamen" o "36 trucos para volverlo loco en la cama y comiendo de tu mano para siempre" o "Cómo lograr disuadirlo de que te dé anillo sin que se dé cuenta". Irrisorios y sí, infalibles para que te dejen. Pero no nos engañemos. Tampoco es que eso haya salido de las revistas. Nuestra necesidad de explicarnos los actos masculinos no sólo viene de allí. ¡Bah! Como si entre nosotras no nos ayudáramos a hacernos las chaquetas mentales esas en las que el güey no es que no nos quiera, es que "no se ha dado cuenta" o "tiene miedo" (hilarante, ya sé).

   No es de hoy, ni de ayer. Es que si te molestaba de chiquita, te jalaba el pelo y te correteaba; "le gustas". Y ahora, si no te llama ni te busca; "tiene miedo porque le gustas demasiado" o "seguro está muy ocupado" (entre otras ideas más chaqueteras mentales). Quién sabe de donde sacamos esa idea de que mientras peor nos traten y más indiferentes sean, más nos quieren. 

   No crea querido lector, que yo no hago lo mismo (dejaré de ser vieja). Lo cierto es que cuando me hallo a mi misma dentro de estas cavilaciones me doy una cachetada y me doy cuenta que la ansiedad y la incertidumbre están del nabo. Si tengo ganas de llamarle al hombre en cuestión o de hablarle sucio o de decirle que lo amo o de decirle que ya fue; lo hago. No entiendo eso de estar campechaneandoles las cosas o peor aún de echarles las indirectas para que ellos las agarren directas. Sus cerebros no funcionan así, ¿Cuándo hemos de entenderlo? Lo mejor es ser claras y directas: "yo soy así y las cosas me gustan de esta manera, no hay más". ¿Qué tontita cree eso de que si haces las cosas que dicen los tests te va a querer y desear más el hombre en cuestión? Bueno, sí. Mi pregunta sobra, conozco a varias. 

   Además... qué hueva ser chica test cosmo. Neta que no se puede ser más cliché de mujer que aplicando los tests de esas revistas. Lo mejor, lo que más funciona (te lo jurito) es ser tu misma. Y quizás muchas veces las cosas no salgan como tú quieres, pero es que la compatibilidad no funciona de esa manera. El que te quiera (ay sí, ya va mi cliché barato) ha de quererte tal y cual tú eres. Pa' cada roto un descocido. Así que no os preocupeis. Algo llegará.

      La verdad es que la mente masculina funciona de una manera mucho más sencilla. Los hombres son mucho más honestos consigo mismos y no gastan energías pensando en "hubieras" y mucho menos en los significados de cada uno de nuestros actos femeninos. Ellos siguen más fácilmente sus instintos animales y la verdad es que de esa manera se complican menos la vida.

   Mientras tanto, te doy una fórmula infalible para la ansiedad, el aferramiento, la necedad y las chaquetas mentales: STOP RIGHT NOW! No vas a conseguir respuestas a las preguntas que te haces en tu cabeza si no haces las preguntas a la persona indicada (en este caso, él). Habrá ciertos especímenes que no se dignarán siquiera a devolverte la llamada, a contestar a tus SMS o  tus tweets o  en el MSN o en el FB chat o a tus comments en su wall o... en fin, que si sospechas que no te pela (sí, aunque sólo te llame pa tener sexo) entonces es que es hora de que dejes de hacerte chaquetas mentales. No te quiere y no le interesas (y no, si sólo te llama para sexo es que te quiere únicamente para eso. Sí, aunque sea lindo en medio del acto sexual). Si entonces has decidido dejar de hacerte chaquetas mentales respecto a los actos masculinos y sus incontables significados: ¡Felicidades! ya estás un paso más allá. Ahora, move on. El que sigue, next. No te aferres y no dejes de intentarlo. ¡Quién sabe! Tal vez ese güey que no supo ver lo que hay en ti, te hizo un favor y el mero bueno está esperando por ahí.

P.D. Y mientras tanto, quizás pudieras dejar de tener tantos complejos en la cabeza, informarte un poco en cuestión de sexología y ser un poquito más como ellos: desapegarte y disfrutar como loca de tu cuerpo (nomás digo). Si no es el bueno, pos úsalo. Jijiji. Y si eso no es lo tuyo, también está bien; acá no hay reglas.

14.9.10

La semilla Bicentenaria

   Este fin de semana viajé a cierto destino paradisíaco del Caribe mexicano. No espantarse, este post no es de mi viaje completamente superficial. Es (como el título lo indica) del tan hablado Bicentenario.
   Mientras iba en el avión me tocó leer una revista de la compañía aérea con la que viajé y se hablaba mucho de los destinos de la ruta Bicentenario, de las obras que se inaugurarán esta semana con ese motivo, artículos hablando de los héroes de una manera más "humana". Quedé maravillada, la verdad. Hay también muchísimos programas en Televisión que hablan del tema y recrean esa época en la historia de México. O documentales o cápsulas. El otro día me llegó por correo un libro que distribuye el gobierno de manera gratuita. Información hay muchísima. En todos lados. Eso es innegable; mediaticamente se está haciendo un gran trabajo. Eso pensé mientras viajaba en el avión. Pero no dejaba de pensar en que no hay gran cosa que festejar y que se está gastando muchísimo dinero. Pensé también en que qué miedo salir a festejar con la cosa tan fea. El mexicano es fiestero de siempre, pero ¿Festejaremos masivamente ese día sabiendo que los zetas, los narcos y el gobierno están también allá afuera? Miedo. Sí, nos gusta el desmadre y la fiesta. Quizás porque precisamente nos gusta olvidarnos de todo.
   El viernes por la noche, me encontré cantando canciones de Mariachi en medio de un antro lleno de extranjeros. No pude más que reírme y disfrutar. Qué orgullo el mariachi. Qué orgullo cantar esas canciones. Qué orgullo que el mariachi sea exclusivo de un país como éste. Me henchí de orgullo y esa es la verdad. No pude sentirme más feliz de ser mexicana. Amo este país casi en la misma medida en que me amo a mi misma.
   Mi punto es: mediaticamente estamos hasta el copete del Bicentenario. Hay tantísima infomación, tanto orgullo desmedido de los nacionalistas.
  A lo mejor es que sí hay cosas que festejar. La esperanza es lo último que se pierde y yo sueño con el día en que este país sea el país que siempre he soñado dejar para los hijos que aún no tengo. Sueño con el día en que pueda decirle a esos mismos hijos: "Yo, tu madre, hice todo lo que estuvo en mi mano para hacer de éste, el país en el que ahora estás parado". Sólo me da por sembrar semillitas a mi alrededor. Eso es lo que yo hago todos los días por México, porque la verdad es que no existen soluciones mágicas e inmediatas. No las hay. Porque es imposible hacer el trabajo que no se hizo en años en un sólo día. Sólo nos queda sembrar semillitas. Hay que festejar que hay personas como tú, o como yo, interesadas en sembrar.
   Y a decir verdad, así veo en Bicentenario. Es una semillita. Mi única queja es esa; la semillita no se debe sembrar una vez cada 200 años. No. La semillita sebería sembrarse cada año. ¡Y que va! Debería sembrarse todos los días. Todos y cada uno de nuestros días. Ojalá que sembraramos esa semilla y tanta infomación vista desde tantos puntos siempre. Cuando era niña hubiera deseado que me informaran como han informado ahora sobre esa parte tan importante de nuestra historia. ¡Ufff! Si hubiera más amor en el mundo. Amor por todo lo que uno hace, por el amor al lugar donde se nace, amor a las personas... Esta semilla que es el Bicentenario es eso: amor por esta tierra que desafortunadamente a veces no nos enseñan a amar. Esta semilla mediática podría parecer una mentira, pero información hay mucha. Demasiada. Y con tanta información, lo mejor que puede suceder es que uno decida qué versión de la historia es la que quiere uno creer. Yo me quedo con aquella en la que por los motivos que hayan sido y hayan sucedido como hayan sucedido las cosas: mi país es este: resultado de guerras, ambiciones, errores, saqueos, patriotismo, ganas, etcétera. Mi país es este y no hay más. Asumo su pasado y miro a su futuro sembrando mi semilla. Lo tengo claro.

3.9.10

Intensity

Siempre pensé que ser intensa representaba algo de lo que yo tenía que avergonzarme. Como si siempre fuera TOO MUCH para los demás. El Chino me lo decía: "Dana, cálmate, eres demasiado intensa" y a mi me daba por sonrojarme, enojarme, frustrarme y decirme a mi misma que sí, que tenía que bajarle de intensidad a quien soy, lo que hago y cómo lo hago. Sí, me avergonzaba un poco. Y más porque ya iba encarrerada a decir algo y a hacerlo con toda la intensidad  y alguien (mi mamá, mis hermanas, mi papá, mis amigos... alguien) siempre me paraba. En seco. Emocionada y todo. 

   Una vez también, conocí a alguien que me decía: "No me digas 'intenso'. Me molesta que lo hagas. Porque NO soy intenso". He de decir que sí lo era; era un tipo demasiado intenso. Maybe just like me. Casi me enamoro de esa persona, pero afortunadamente (both for him and me) en una de sus intensidades me mandó a la chingada (en esta parte río, más bien me carcajeo y si llegaras a leer esto: sí, eres bastante intensito). 

   Recuerdo perfecto la vez que un ex me fue a perseguir a la central de autobuses de cierto lugar con unas rosas en la mano. Yo ya estaba en el autobús y entonces me marcó para decirme: "¿Lo intentamos?". Fue un momento de comedia romántica gringa (o al menos así me sentí, sólo me faltó la música de fondo). También está la vez que me largué a perseguir a otro ex hasta su ciudad en un último intento por recuperarlo con un detallazo amoroso de lo más cursi. Jajajá. Tenemos por otro lado la vez que me fui con 300 euros en la bolsa a Barcelona. Y una vez con 50 pesos a USA. O la vez que dejé la carrera para irme a cuidar a mi abuela enferma y aprendí a trabajar por primera vez. O la más reciente, la de dejarlo todo estar con mi abuelo en sus últimos días (maldito cáncer). O la vez que después de haber visto a un wey por 15 minutos terminé besuqueándolo (y más) porque me sentí total y completamente enamorada (de nuevo mis escenas baratas de comedia romántica hollywoodense).

   Y quiero aclarar que yo para expresar amor verbalmente soy muy mala. Pero también tenemos como muestra este blog. En donde con mis dedos quiero expresar todo el amor que no sé expresar con mis palabras. Creo que lo intento y a veces lo logro. Quiero expresar todas las cosas que traigo adentro. Y a veces me da por gritar, reír y llorar. Sí, como loca. Total y completamente loca. A veces me da por escribirlo en este blog. Y a veces me da por repartir 'te quieros' sinceros y reales. 

   Empecé el post diciendo que solía avergonzarme ser así como soy. Quizás era inseguridad, quizás era mi adolescencia. O ambas. Pero hoy me veo  mi misma como una mujer muy completa. Me falta mucho camino por recorrer y muchas cosas que aprender. Quiero ser una chingona, u know? Pero me amo tal cual soy. Soy una viejota, aunque suene pedante y estúpido. Y quiero ser aún mejor persona y cumplir muchas metas. Quién sabe en qué punto se gestó este cambio de sentirme conforme en la piel que porto hoy día. Pero lo he estado pensando; en los últimos días, semanas y meses amo ser quien soy. 

   Ser intensa no está mal. Al contrario. Las mejores escenas de películas, los clímax en los libros, las mejores descripciones, la mejor comida, las mejores obras de arte, los momentos más inspiradores, la música más chingona... son creados, inspirados, vividos y descritos por gente intensa. Como yo. Y no me da pena decirlo. 

   Así que si te da la gana pararme en seco, déjame decirte que ME VALE MADRES. En este punto de mi vida, ya me vale madres. Soy intensa. ¿Y qué? Los momentos intensos son los que le hacen a uno la vida. Believe it or not.