22.8.15

Contigo

He soñado contigo. Varias veces. En todos mis sueños te encuentro de frente. Yo estoy bien, estoy chingon. En todos y cada uno de mis sueños estoy bien. Te miro a los ojos y me miras a mí. Sabes lo que perdiste y yo se lo que gané. Sé que dejarte fue la mejor decisión de mi vida, que a nadie he amado como a ti pero que estoy bien. Qué tú fuiste un paso decisivo para que yo estuviera donde estoy. Me miras. Lloras. Estás enfermo. Me pides que te perdone. Englobas las razones por las que yo debería hacerlo. A ninguna cedo. Aunque los ojos se me llenan de lagrimas pensando en ti, en cuánto daño hiciste, en las mentiras que dijiste, que... No puedo mas que sentir lastima por ti. Eres un pobre enfermo. 

Me pides perdón. No te perdono, pero no porque no quiera perdonarte. Estoy bien, estoy con alguien maravilloso, alguien completo y alguien total: un sueño. 

 

No te perdono porque ya no me interesa perdonarte. Estoy bien. Contigo o sin ti. Estoy bien. Eres un estorbo mas que otra cosa. 

11.8.15

Gracias, casita.

No sabes lo difícil que fue dejar Ajacuba (Reforma 1)Lo difícil que fue regresar a México y saberme sin ese hogar. Sin las albercas y sin el agua y sin el pasto y sin los toboganes y sin la casa de heidi y sin la tienda y sin los miriñás y sin el tejaban y sin los sopes y sin mis abuelos... 

Quizá podría contarte que no puedo pasar por la casa de tlahue (Reforma 30) (y nunca lo he hecho) porque me duele. Quizá algún día encuentre las palabras para describir lo que esa casa significó en mi vida: que era enorme y tenía tantos detalles de madera. Que en su cocina aprendí a ver cómo cocinaba mi abuela y yo misma aprendí el sazón que llevo conmigo a donde quiera que voy. Quizá deba contar del barandal de madera que nos transportaba del piso de arriba al de abajo en un tris. O de la virgen que mi abuelo tenía en la escalera y que religiosamente visitaba antes de subir a dormir. Del lavadero, del patio, del cuarto de lancha, de a enorme cocina, del garaje, de las vajillas italianas, de la cama queen size, de los pisos fríos. 

O la pocilga. O la casa de Pachuca donde viví con Eva, Samantha, Marcela, Paola  (Efrén Rebolledor) y donde hacíamos las borracheras más impresionantes. O donde viví con Raúl (Mezquititlan), refugio después de mi vida con Tobías (y una de las direcciones que ya no recuerdo).

Vinarska también y mi dormitorio sobre el sótano: mi apropiación de la casa y mi colocar de libros para sentirme a gusto. Los olores de mi cocina siempre lo tienen que inundar todo. 



Y llegamos a una de las casas que me hizo mas feli porque significaba un sueño: el de vivir en el centro y en un departamento justo como ése. En cuanto lo vi, sabia que era ése y no otro. Y fue mío. 2 años de mi vida pasé en Matamoros. Al final lo hice mío y lo viví con toda la intensidad con la que se puede vivir el hogar propio. 

Hoy ya no es. Ya no se pudo pero estuvo cercano a la perfección. Quizá algún día regresé a hacerlo mío por completo. 

Gracias casa. Me diste tantas cosas. Contigo crecí y fui muy muy feliz. Ojalá que quienes te ocupen después sepan de cuànta felicidad puedes albergar en tus paredes. 


Hoy hay un San Miguel y después quién sabe. 

Gracias, casa.