24.3.11

La persona increíble.

El fin de semana de mucho puente lo pasé sumida en una padrísima depresión auspiciada ni más ni menos que por mi SPM. Ojo, no estuvo tan culera como la de diciembre donde me la pasé en mi cama sin bañarme como 2 días y leyendo Millenium 2 (sí, el de la trilogía) y ni esa estuvo tan culera. Antes las depres me daban mucho más feamente. Ahora podemos decir que estoy aprendiendo a controlarme. No siempre con el éxito deseado, pero le echamos ganitas. 

   Ya había yo dicho que eso del autoconocimiento es un camino largo, tortuoso, doloroso y difícil, pero estoy aprendiendo a vivirlo como debe de ser y así aprender lo más que se pueda de mi misma. Mucha gente ve esto del autoconocimiento como egoísmo, pero es que... ¡Hay que serlo! Si uno no es feliz... ¿Cómo va a dar felicidad? Es imposible y casi casi debería ser una ley de la Física. El punto es... aprender a quererme con mis hormonas, a reírme de ellas, a dejarlas fluir. Ahí vamos. 

   Esto de la soltería me ha sentado muy bien. Ahorita estoy leyendo "La Insoportable levedad del Ser" y de repente subrayo párrafos enteros (una costumbre ya esa de subrayar las cosas que me impactan en mis lecturas, quién sabe, tal vez en unos años que relea no entienda el porqué o lo entienda aún mejor), me siento a leer en lugares donde sé que voy a estar concentrada. Estoy aprendiendo a descubrirme y descubrir esos ratos en que estoy inspirada y casi casi meditando. Cuando me doy cuenta estoy subrayando líneas, acto seguido cierro el libro y me quedo meditando profundamente en lo que acabo de leer. De repente siento el aire en mi cara, tocó el libro con las yemas de mis dedos sintiendo intensamente las texturas del papel, miro mis manos, escucho lo que sucede a mi alrededor y cierro los ojos. Por algunos instantes floto.... para regresar a la lectura. Hay libros que a veces caen en nuestras manos de las maneras más raras, aunque siempre hayas querido leerlos, aunque siempre los hayas tenido en lista de espera. Quizás los intentaste leer meses o años antes y no pudiste con las primeras 2 páginas y de nuevo los tienes entre las manos y esta vez no los dejas ir. Al menos así me pasa a mi. Llevo meses intentando terminar Atlas de Geografía Humana y nomás no puedo. No me frustro tampoco, sé que llegará el día en que lo lea con toda atención... por algo será. Los libros, como muchas otras cosas en la  vida llegan en momentos justos. 

   Y entonces me dio el SPM. Anduve ansiosa, needy, paranoica. Me sentí sola. Lo cual es una pendejada, lo sé. Pero... así me sentí. Es de esos días en que nomás necesitas que te apapachen... ¿Por qué no rentaran novios sólo para los días de SPM? El SPM me da aproximadamente una semana antes de que llegue la menstruación. Los síntomas son claros: retención de líquidos e intolerancia a los comentarios que en any given day me resultarían no sólo intrascendentes sino también graciosos. Estos son días en que puedo ir del enojo al llanto en cuestión de segundos (sí, de segundos... ¬¬). Es horrible porque siento una bipolaridad incontrolable dentro de mi. 

   Días antes ya había yo pensado en la conveniencia y hermosura de mi soltería. No pedir permisos a nadie y sobre todo el hecho de que me estoy disfrutando tanto tanto y amo tanto los momentos conmigo que... no sé si quiero invertir tiempo en alguien más. Me estoy conociendo, estoy llegando a conocer como balancearme, como ser mejor persona, como encontrar mis puntos de creatividad, tratando de ser más disciplinada... estoy adaptándome a la nueva Dana. Porque sí, señores. Ésta que leen ahorita no es la misma que leyeron hace uno o dos años, no. Soy otra. Y desde la infancia que no me reencontraba conmigo. Estaba en la adolescencia cuando el difícil divorcio de mis papás, lo que me convirtió en una muchachilla asustada, problemática, rebelde, borracha, desubicada, traumada y con bajísima autoestima. Entonces nunca tuve el verdadero asentamiento ese que tengo ahorita de enfrentarme con mi adultez cara a cara y de ver a lo que me pasó antes y decir "ya, salí victoriosa". Nunca, sin embargo, fui una chavilla normal... siempre le tiré a la sabiondez, precocidad y una suerte de madurez pedorra. No sé, mis instintos protectores derivados de ser la primera hija y primera nieta y los libros que me leí a escondidas siendo una niña. El caso es que apenas estaba saliendo de mi adolescencia, se me viene el divorcio, dejo la escuela, me enamoro del primer pendejo que se me aparece, viene la relación tormentosa, la asquerosa ruptura, la muerte de mi tío y el cáncer de mi abuelo... Y nunca, en ningún momento me había sentado a pensar en qué pedo conmigo. Así, de frente verme en un espejo, analizarme, decirme mis verdades, resignarme y aprender a quererme así... hasta ahora. 

Hace poco (¡por fin!) lo hice, me odié, me enojé conmigo... y luego racionalicé y aprendí a quererme tal cual. Muchos de mis miedos, mis frustraciones y mis traumas vienen de mi infancia, las cosas que vi y que viví. Ya encarando eso es mucho más fácil darse cuenta de las caguizas de ahora y si bien no se pueden remediar ya, se aprende a vivir con ellas y, oh sí, aprender. Bien sobrevalorado eso de "aprender del pasado", pero no es nomás eso, sino decir "no lo vuelvo a hacer porque ya lo hice y vi lo mierda que fue". Sólo así uno aprende de su persona y se quiere tal cual es. Con las malas decisiones y todo. 

Me di cuenta que todos esos años fui el Roble. Y me rompí. Hoy soy bambú... y fluyo con el aire. Me dejó llevar. Es más fácil, más ligero que oponer resistencia. 

Y entonces ¡ZAZ! Me hallé chilloteando por mi soledad. Menuda vieja. Y me dije "pero Dana, ¿No que quieres estar sola?" Bueno, más bien era mi ego herido. ¿Conoce usted la teoría de las velas, querido lector? Sí, esa donde tienes varias velitas prendidas como símbolo de algo parecido al ego y a la necesidad humana de sentirse querido. Uno tiene las velitas para que le den afecto, cariño, oídos, sexo... lo que sea que uno busque. Pues nada... que me ardió saber que una cochina vela se me extinguía. Y dije: ¡pero joder! ¿Cómo que la vela se me extingue si es mi vela la más prendidita, la que más me gusta? ¡¿Y cómo que se me apaga por prender otra vela en otro lado que no soy yo?! Pues sí. Mi ego. Hablaría cosas de la vela y la vela que acaba de prender, pero la mera verdad sería pura ardidez y no, estoy hablando de mi. Pos total que dije: "ni madres. Nomás pasa que la vela se apagó en un momento hormonal de tu mes y te estás poniendo peorcito que de costumbre. Toma las riendas, no hagas pendejadas (como antaño) y regálate algo". Me regalé tiempo con un gran amigo, me regalé un tinte de cabello nuevo, me regalé unas chick flicks con chingos de girl power (recomiendo ampliamente He's Not Than Into You, de mis favs forevah), me regalé chilladera por las pendejadas que vi al sumergirme en las Chick Flicks (limpiaba mis lagrimales nomás), me regalé una micheladita bien rica, me regalé tantito sol y pasto, me regalé una comida con mi abuelo con su respectiva plática (aaaah cómo me nutren esas pláticas donde mi abuelo es de mis mejores amigos), me regalé ratos con mi familia. Y al final, regresé a la civilización el lunes en la noche sintiéndome completamente fuera de lugar. Salí de mi punto ese de confort en el que andaba regalándome cosas. Vino en martes, entre raro y estable. Vi a alguien que no hace más que ponerme en la buena vibra... y entonces me pasó algo MARAVILLOSO. 

   Pasé la tarde con una persona INCREÍBLE. Fuimos a tomar café. Nos sentamos a leer en completa paz. Nos sonreíamos. Y reíamos. Después fuimos al cine (la persona y yo nunca habíamos ido al cine solas). Vimos The King's Speech. La disfrutamos montones. En algún punto de la película IT HIT ME (¡ay, como amo esta frase!). Toqué el corazón de ámbar regalo de mi abuela que casi siempre traigo en el  cuello. La persona increíble y yo hicimos una conexión perfecta y única. Me dijo directamente: "Ámate, ya viste lo bien que lo pasas sola, vales muchísimo. Te estás preparando, eso es todo. Por eso no te has enamorado... Te estás preparando para cuando llegue la persona indicada entonces sí irte de nalgas, por eso no te has ido. El ego vale pa' pura madre. Aprende de tus pendejadas. Aprende a quererte con ellas. Aprende a no cometer ese tipo de pendejadas, sino nuevas pendejadas para que vuelvas a aprender de ellas. Vales tanto. Eres una mujer única. Pero necesitas encontrar alguien que te complemente, que cubra tus necesidades. No puede ser cualquiera. Por eso no te has sentido arrobada, ni en las nubes, ni enamorada. Pero cuando lo conozcas es que vas a saber que estás preparada con sólo verlo a los ojos". ¡Aaaaah, ya sé que esto suena súper chaqueterísimo y barato! Pero eso me dijo la persona increíble y yo se la creí todita. Sin reparos. Toqué el corazón de ambar que está justo a la altura de mi corazón y pensé en todo lo que he cambiado, en la manera en que mi vida es una cosa hermosa... si al menos en mis épocas de llantos incontenibles y tan dolorosos que quemaban el pecho alguien me hubiera dicho que iba a ser tan feliz, no le hubiera creído, pero al menos hubiera sentido esperanza. Esperanza fue lo que sentí cuando Alexis, una mujer que vi sólo una vez en la vida me dijo "tú lo vas a sentir en cuanto lo mires a los ojos" (sí, ya sé que también suena a banalidad barata del Novedades, pero así fue). Así pasan las cosas. IT JUST HITS YOU. Un día de la nada todas las cosas toman forma, los rompezabezas se unen, entiendes perfecto el porqué de los acontecimientos... La Persona Increíble y yo salimos del cine dando brinquitos, nos tomamos de la mano, nos dimos cuenta de lo chingonas que son nuestras vidas, de lo padre que es quererse como nos queremos, cantamos y bailamos en la calle, le sonreímos a los desconocidos, dejamos de tener miedo, nos dimos cuenta que acá nomás se viene a aprender y que de la velita apagada y mi ego aplastadito también se aprende, pa' la otra ya sé qué pedo con las velas y cómo está la cosa. ¡Está bien! ¡Estamos experimentando! ¡Conociendo y conociéndome! La persona increíble me llevó a casa de la mano, me dijo cuanto me amaba (¡Todo el amor! ¡Sin escatimar!) y me dejó en la puerta. Yo sonreía mucho. 

Lo más increíble de La Persona Increíble es que La Persona Increíble es nada más y nada menos que yo. ¡Gracias por la tarde maravillosa! ¡Me estoy enamorando muy cabrón! 

Nota mental: Yo sí creo que antes de cualquier amor de pareja está el amor propio. De allí parten todas todas TODAS nuestras relaciones en la vida. Y el amor, recuerden, implica MUCHAS cosas como aceptarnos con lo bueno y lo malo.  

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