7.1.13

Egoísta

Ok. 
Entonces. 
Llevo 4 meses en Europa. 
En 1 regreso a México. 
Extraño cabrón a la gente que quiero: mi sobrina, mis hermanas, mis abuelos, mis amigos. 
Extraño la comida. 
Y ya. 
De la comida puedo prescindir. A la gente que quiero la concentro en mis redes sociales. 
Y luego tenemos mi 2012 que me llenó de amor por México. Y luego tenemos que eso me dio la idea de que en este país no hay imposibles, de que si quieres conseguir algo, luchas por obtenerlo. 
Y yo quiero hacer eso. 
Y entonces busco a mis amigas/os y les digo cuánto les extraño. Y ellos me dicen: no regreses a México. La cosa está cada vez peor. La reforma laboral. La inseguridad. La vida. No regreses a México. Y yo les pregunto que por qué. Les pregunto si la cosa ha cambiado tanto desde  que me fui. No me contestan. Les pregunto si está tan grave la cosa, si se puso tan grave en 4 meses. Me sudan las manos y me da miedo. Y pienso en México. Y tengo pesadillas. No una, no dos, no tres sino varias veces. Me descubro sudando en medio de mi cama, perdida, pensando en si estoy en México o no. Y bueno... se me mueve el piso, se me mueve la vida, se me mueven los sueños. 

Lo pienso. Uno. Dos. Tres días. Vengo a Bilbao. Daniel me dice que lo ha pensado y que al principio quería regresar a México. Y que luego se lo ha pensado mejor. Aquí vive todo lo feliz que no vivía en México. Y me dan ganas de vivir así. Y pienso que es posible, que está bien, que quiero ser yo. 

Y me dan ganas de quedarme. 

Luego lo pienso mejor. Entro en conflicto. No quiero sentirme como una cobarde. Quiero hacer las cosas bien. Quiero trabajar de lo que estudié y que tanto trabajo me ha costado. Quiero regresar a México y hacer las cosas bien. Quiero terminar la carrera. Quiero hacer por mi país más de lo que las normas sociales dicen que haga: más allá de un trabajito Godínez de oficina. Quiero hacer más. 

Daniel me dice: es que yo lo pienso, yo quería regresar, yo amo a mi país, pero me acuerdo y me quejaba mucho, mentaba madres... Y entonces, estoy algo borracha y le digo: ok, ya me dijiste los problemas, ahora dime las soluciones. No, pero es que es muy difícil, la educación, la seguridad, el costo de la vida, porque aunque ganes bien tienes que invertir y pagar todo eso... No, Daniel. Pero dime SOLUCIONES. Y no me las sabe decir. O sí, pero sin la misma fuerza con la que expresa sus quejas. Y entonces le digo: yo creo que es cosa que que los ciudadanos nos pongamos de acuerdo, que dejemos de ser egoístas, que trabajemos por nuestra casa, nuestra calle, nuestra colonia, nuestra ciudad... Y él sólo asiente. Tengo razón. 

La cosa es que dejemos de ser egoístas. Yo lo entendí a los 24 años y nunca es tarde. Ya no quiero ser egoísta. Ya no voy a ser egoísta. 

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