20.9.06

Sin vocación. La niña escondida que tiene un secreto.


Qué mal me siento de estar aquí sentada, sin saber porqué o para qué. Sin ganas, llenando un lugar que me siento obligada a llenar. Por mi tiempo, que ha pesar de todo siempre he sido incapaz de valorar, por el miedo a sentirme avergonzada y ¿ante quién? Por mis ganas de seguir compitiendo, de demostrar que soy la mejor, a pesar de que hasta el momento lo he hecho todo mediocremente.
¿Y si estoy haciendo esto por pura inercia? ¿Y si no soy feliz al final del día? ¿Y si pierdo dos años de mi vida? ¿Y si simplemente no estoy hecha para estudiar carrera alguna? ¿Y si defraudo a los que están aún más entusiasmados que yo en lo que puede ser mi futuro? ¿Y si no logro lo que sueño lograr?
Ay… No sé que voy a hacer. No sé si estoy viviendo la vida que quisiera vivir. Tengo tanto miedo de lo que pueda decidir… Tengo miedo de terminar haciendo aquello que siempre condené con mis palabras.
Siento ansiedad en mis dedos, en mi respirar, mi cabeza está confundida como nunca antes. Mi cuerpo trabaja a marchas forzadas. He vivido dos meses de inercia, de un constante estado de depresión. Sin tomar acción por mano propia. Siento que me falta el aire, que me cuesta trabajo despertar por las mañanas, que a veces, de la nada, quisiera tirarme a llorar, una palabra puede mover mi cerebro hasta dejarlo agotando, mermando mi autoestima.
Me siento enferma, necesito cafeína para funcionar, para activarme, para sonreír. Esto y todos los defectos que solía pasar por alto me hacen sentir mentalmente enferma. Loca. ¿Será posible cambiar? Quiero ser mejor.
Veo el pasillo de la Licenciatura, percibo el bullicio de los estudiantes, sonriendo, platicando… Y tengo ganas de vomitar.
¿Acaso no debería estar prestando atención al catedrático? Y en vez de eso estoy escribiendo, y ni siquiera me soy honesta al hacerlo, quiero vomitar mis entrañas para despejar la bruma en mi cabeza.
Me siento tan metida en esto, que me avergüenza confesar ante mi y ante todos, lo que en verdad sueño y lo que en verdad quiero ser. Quizás sea porque no veo cómo lograrlo o si seré capaz de hacerlo… Me senté en la comodidad de mi existencia y hoy que ya no es tan cómodo han aparecido mis dudas , pero aquí sigo, en la poca comodidad que me queda, en mi cobardía para salir al mundo.
Deseo tanto, con todas mis fuerzas, con todo mi corazón tirarme el clavado. ¿Serán mis sueños demasiado nimios o demasiado ambiciosos?
A nadie se lo he confesado y acepté mi situación para escapar de un problema que no fui lo suficientemente valiente para enfrentar…
Estoy muriendo por vivir una vida que no estoy viviendo.
Podría lograr terminar esto, peor entonces lo pienso y lo imagino y me entusiasma mil veces más que esto que estoy haciendo ahora.
Necesito desahogarme con alguien, ser vulnerable, pequeña, real, débil Necesito un abrazo sin prejuicios, sin regaños, sin críticas… Necesito unos oídos, un corazón y unos brazos ajenos. Quisiera desmoronarme.
Sin embargo aquí sigo, haciéndome la fuerte. Y ya ves que no lo soy, en lo absoluto…
Y aquí sigo, viviendo una vida que no es la mía.

3 comentarios:

Alejandro Vega dijo...

Que intenso y profundo.
Podría parecer sencillo, pero es todo un lujo encontrar alguien ante quién podamos abrirnos, ser vulnerables, reales, nosotros mismos.
He andado de forma recurrente por estas rutas y es bastante solitario.
Abrazo

Omar dijo...

({) -- :)

Karl dijo...

Aunque no queramos aunque no nos guste es nuestra vida, cada momento que hacemos o no hacemos, cada pensamiento es nuestra vida, que uno vive aunque uno no quiera, entonces lo mejor es empezar a disfrutar y llevar la vida que pensamos nos va hacer mas feliz, no todo tiene que ser tan extremo, no todo tiene que ser una verdad absoluta, que no todo debe dejarnos la sensacion de que era nuestro destino, date la oportunidad de fallar y sentir, de ser vulnerable, no con los demas si no contigo misma, eres un ser sensible y fuerte a la vez, solo recuerda, todo pasa, lo bueno y lo malo todo pasa.