7.10.10

Señorita: lo que usted necesita es un novio.

Lo que quiso decir la doctora es que yo necesito sexo. Pero no quiso verse muy directa.

   Mi lucha contra es estrés lleva ya varios años gestándose. El año pasado yo insistía en estar enferma de algo. Examenes y más examenes y nada. Pero mi subida de peso, mi presión altísima, los interminables dolores de cabeza, las manías locas (como el que me molestara en sobremanera que mi piel tocara la textura de la alfombra), las peleas horribles con el ex con el que vivía, el colesterol y los triglicéridos y todo me indicaban que yo estaba enferma de algo. Hubo veces que me dije a mi misma que a lo mejor era que estaba loca por esas cosas tan enfermas que cruzaban por mi cabeza. Eso de la alfombra me molestaba horrible al punto de causarme conflictos con mi ex (hoy sé que eran sólo manifestación de algo más profundo). Después de semanas sin saber qué era lo que tenía y de insistir en una enfermedad casi casi terminal (la hipocrondría, el mal familiar por excelencia y digno de otro post) el doctor me dijo (viéndome con cara de 'no me chingue señorita hipocondríaca'): "Señorita, lo que usted tiene es un Síndrome Metabólico causado por estrés" acto seguido me dio unos libritos para de ese momento en adelante vivir mi vida de manera distinta y dejar de hacerle al drama. La verdad no leí los libros, ¿Pa' que me hago la que sí?

   Hice algo mejor y sin darme cuenta. O quizás sí. Llevaba meses acordándome de mi primer amor. Me sentía morir cada vez que me hablaba de su novia. Y volteaba a mi alrededor y nomás no me sentía a gusto con el güey con el que estaba pasando mi vida. Ya no lo amaba y eso era claro. Al contrario, no lo entendía, ni el a mi y si mi estrés era causado muchas veces por esa situación, la verdad es que también se agravaba cada vez que lo veía. Hubo días que el solo hecho de ver su cara me ponía de malas, llegué a odiarlo. No toleraba amanecer con él todos los días. No tenía ganas de ver su cara después de mis días pesadísimos. La certeza de no amarlo llego poco a poco. Y él también se fue alejando de mi. En su momento quise creer que la que había dado todo por terminado era yo, pero no fue así. Él también, consciente o inconscientemente me dejó sola y yo me di cuenta que efectivamente, sola sí podía. Ese era el paso que me faltaba tomar y le agradezco infinitamente que se haya alejado, porque si no yo probablemente seguiría en el círculo vicioso ese de creer que sin él no podría sobrevivir porque estar a su lado era "cómodo". Un día que salí con amigos y él no estaba, it hit me: era tan feliz sin él, mucho más que con él. Y desde ahí fue que tomé mi decisión. Él intentó convencerme por semanas enteras de volver, mi familia creyó que regresaríamos, él se arrepintió de algunas cosas que hizo... Pero no había vuelta atrás. Yo tomé esa decisión completamente segura. Y pa' atrás, ni pa' agarrar vuelo.

   Después de la difícil ruptura me mudé con un roomie gay que lo único que hacía era hacerme reír. Mucho. Y cuando me ponía loca sólo optaba por ignorarme y encerrarse en su cuarto. Nuestros enojos siempre duraron 5 minutos. Nos adoramos. La primera noche que pasé en esa casa dormí en el piso, rodeada de cajas y con los ojos hinchados de tanto llorar. ¿La verdad? tenía meses sin dormir tan bien. De ahí, empezó mi adiós al estrés. Me reía todo el tiempo. Pero entonces llegó la amiga depresión. Y no podía leer, ni concentrarme, ni nada. Tuve que dejar la universidad. Y me mudé de regreso con mi familia. Mi abuelo murió, me enamoré y me rompieron el corazón (once again).

   Llevaba meses bien, la verdad. justo me acababa de ir a la playa, pero la semana pasada definitivamente ya no pude más. Sucede cuando se te juntan las cosas. Trabajo, familia, decisiones, mis tremendas ganas de regresar a la universidad, planes, problemas y pa' acabarla de chingar, el SPM. Eso del Síndrome Premenstrual suena mega cliché (Angie dixit), pero es que es la verdad. Lamento mucho tener que informarles, que mis hormonas siempre me pasan a chingar. Dos semanas de migraña, sin poder dormir, llanto ocasional, problemas laborales, una abuela enferma y la sensación de soledad cabrona me llevaron el sábado al doctor. Decisión que pospuse porque tenía miedo de la presión alta (otra vez). El saldo: encías hinchadas de tanto chocarlas por estrés, cansancio extremo y dolor de cabeza. La doctora me dijo: "no tienes  porque estresarte tanto, vamos, tienes 23 años. Tómate esto (diclofenaco y complejo B) por dos semanas, intenta lo naturista, haz ejercicio. Ah, y..." Y entonces me vio con cara de pena. Ya supe lo que venía: "a ti lo que te hace falta es..." no se atrevía a decirlo con todas sus letras. "A ti lo que te hace falta es un novio."

   No doctora, a mi lo que me hace falta es sexo. Los novios y la enamorancia son muuuucho más complicados. Y ahorita no estoy para que además de estresada, ande como pollito lastimado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay mujer, por eso nada como el sexo recreativo, es tan sano divertido y sin presiones.

Ande busquele con quien, por ahi hay un podcast buenisimo, busca en www.radiomenteabierta.com el programa se llama entre sabanas.

Saludos

Dámaso Pérez dijo...

uff

a mí me pasó algo parecido, cuando creí que iba a morirme a mis 25 (3n ese entonces) de un infarto

Total que tras una amplia valoración médica, el cardiólogo me dijo:

-joven, usted sí tiene algo, se llama Neurósis cardiaca. haga ejercicio, coma y duerma bien, y de preferencia cambie la carrera que estudia (me recomendó alguna ingenieria.. ja)

y sí se me quitó un poquito mi hipocondria que ya no aguantaba, porque ya no podía distinguir si algo en verdad me dolía o sólo pensaba que me dolía.. ja